En la cumbre del pueblo de Foncebadón , se alzan y revolotean los silenciosos árcanos , danzando como animas perpetuas por entre los árboles y el aire.
En lo alto se halla clavada una cruz , sobre montones de piedra , y sobre el suelo de ellas , el Monte Irago .
Retrocedo siglos atrás , en tiempos en los que los altos montes , representaban lugares con energías poderosas y mágicas para los hombres , donde se manifestaban los Dioses .
El monte IRASCOR , como así se llamaba , significa enojarse -encolerizarse .
Esta cólera y enfado se expresaba por medio de los Dioses descargando rayos y tormentas de nieve sobre los pobladores, amenazando y azotando en su conciencia.
Este lugar , contemplado desde un orden indígena, pone de manifiesto sus creencias ,por tratarse de un enclave con amplia capacidad visual y elevado, apto para conceder la tierra y ofrendas ,a sus Deidades, un espacio impenetrable.
Pero después vino Roma , la Roma Imperial con su conciencia y profunda religión. Cerca de Foncebadón, en la vertiente norte del Puerto , apareció una lápida Romana dedicada al Dios Mercurio,( protector de los caminantes y caminos ) y aquel lugar del Monte Irago también sirvió como lugar de ofrendas para los Romanos.
Desde entonces, a estos hitos o (montones de piedra )se les conoce como : Montes de Mercurio.
Pero fue la conciencia, la que más adelante , sustituyó esas creencias por otras , sirviendo el Monte Irago , de refugio donde la percepción espiritual también doblegó a los hombres .
Los lugares con mayor significado religioso, como el monte Irago , fueron sacralizados con iglesias , ermitas o monasterios , con el cristianismo , borrando las huellas indígenas y cultos paganos.
Esta nueva conciencia trajo grandes movimientos humanos , a través de la peregrinación, el hombre se inclina ante la cruz que Corona ya en la cumbre .
Y siglos después, y también a través de la conciencia, el hombre siguió arrodillándose por distintas creencias.
Fueron los segadores gallegos en sus viajes hacia Castilla , que con su superstición, abordaban la conciencia de los segadores primerizos que pasaban por el monte Irago, debían pararse ante la cruz depositando una piedra al montón , para librarse de maldiciones .
Y a través de ellos , quizá creyentes de culturas muy antiguas , o por su superstición, o simplemente por contribuir a la conservación del montón de piedras que marcaría su camino ,conocemos la costumbre de tirar esa piedra al pasar por la cruz y que en edades más modernas , los peregrinos, siguen contribuyendo al gesto depositando allí su talismán.
Pero el otro enigma del monte Irago aparece un tramo más adelante, en el camino antiguo que se dirige al despoblado de las Tejedas y Folgoso( también despoblado).
Otro gran cúmulo de piedras , no lejos del paraje conocido como Cerro Corbos, emerge ante nuestros ojos.
Desde el alto del cúmulo de piedras se avista a lo lejos el despoblado de Folgoso .
El nombre de Folgoso también alude al fulgor de los relámpagos, fulgo y fulgeo es relampaguear ,y fulgora ,se asocia con la Diosa de los relámpagos.
En esta cadena Montaña que separa el Bierzo de Maragatería, duermen los Dioses , dejando señales indescifrables de los tímidos siglos , que se acuestan junto al mentor , el monte Irago.
Isasy Cadierno
Qué pasada! Me encanta el artículo.