Monedero y compañía, ¡ya está bien de altanería!

Por José Manuel Otero Lastres, catedrático de Derecho Mercantil

Poco a poco están saliendo a la luz conductas de Monedero y otros dirigentes de Podemos, como Íñigo Errejón, que están manchando su incipiente hoja política. Pues bien, lo primero que conviene subrayar es que no son conductas de estos días, sino actos que llevaron a cabo hace bastante tiempo. Lo cual, lejos de disculpar su conducta, la agrava porque esos sujetos siendo ya corruptos se presentaron ante los demás como si fueran honrados.

Pero la fama tiene estas cosas: te hace interesante para los ciudadanos y éstos acaban teniendo apetencia de ti, de tu pasado y de tu futuro. Sobre todo cuando te presentas para entregarte al servicio de los demás como un ser impoluto y con una hoja de servicios inmaculada.

Por los datos que se van haciendo públicos, da la impresión de que el señor Monedero ha venido recibiendo, singularmente de Venezuela, una cantidad importante de dinero, parte de la cual mantuvo en sus cuentas personales desde antes incluso de la puesta en marcha del movimiento asambleario de Podemos, hoy nuevo partido político.

Adviértase, pues, que no se trata de que “de repente” el señor Monedero se haya convertido en un corrupto, sino que desde hace muchos años –e incumpliendo flagrantemente sus obligaciones universitarias- vino compatibilizando, al menos salarialmente, sus emolumentos académicos, sin autorización alguna, con pagos de países extranjeros por supuestos trabajos de asesoramiento. Dicho más claramente: el señor Monedero es un incumplidor desde hace mucho tiempo, y si ahora empiezan a salir a la luz algunas de sus fechorías no es porque las acabe de cometer, sino porque empieza a ser un personaje con notoriedad política.

Nadie –ni siquiera sus más dilectos partidarios- puede discutir que esos salvadores de la Patria saltaron a la arena política con una arrogancia y una altanería que supuestamente les confería el acceder a ésta totalmente limpios, con una pureza absoluta. Desde esta postura, basada en un engaño manifiesto como se ve ahora, se permiten la osadía de tachar a los demás de “casta” corrupta.

Es cierto que por los episodios que están saliendo a la luz de Monedero y de Íñigo Errejón, de momento, no se puede decir ahora que todos los de Podemos son corruptos. Pero también lo es que por idéntica razón tampoco podía decirse antes lo mismo de todos los políticos de los demás partidos, ni llamarles a todos ellos “casta”.

Pero viendo lo que estamos viendo, sí que se les puede decir a Monedero y compañía que ¡ya está bien de altanería! Ustedes no son mejores, y hasta estoy dispuesto a admitir que tampoco peores, que los otros políticos. Así que dejen ya su arrogancia y empiecen a pensar que tal vez son como los demás. Desde luego, con las pocas oportunidades que han tenido, ya han incumplido bastante sus obligaciones.

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