De todas las obras que se ocultan en el monte Teleno de factura Romana, hay una , que se esconde entre los robles .
Una , que yace en el olvido, entre millones de acumulaciones de murias Romanas , donde un día , formaron parte de la historia de un pueblo… Molinaferrera.
Fueron los años 70, los que convirtieron a este pueblo, en uno de los lugares más prósperos. La traída de agua desde el depósito, facilitó la nueva red y canalización hacia las casas, del mismo modo y no tardando mucho tiempo, sus habitantes, comenzaron a abandonar sus casas para instalarse en la ciudad .
Pero aquella prosperidad, entre otras, no alcanzó para sostener sus necesidades, el éxodo imparable, manaba por aquellos grifos, sin piedad.
Pero hubo algo extraordinario, que aún hoy ,se conserva a duras penas en medio del monte.
La construcción de una piscina de enormes dimensiones, constituía una obra tan extravagante como fantástica, los niños y mayores de Molinaferrera ,miraban exhaustos aquel estanque descomunal, como una obra inerte, en medio de la más salvaje naturaleza.
Su aspecto cementado y su escalinata parecieron abrir el reino del mar, mientras Neptuno, ausente , gobierna en silencio sus gélidas aguas.
Y aquellas aguas, fueron reconducidas desde el río , con canales igualmente cementados en perfecta sintonía con el nivel que les procuran las parcelas lindantes .
El llenado de aquella inmensa piscina tardaba días, tantos, que parecía imposible llenar aquel mar .
Los que fuimos niños de aquel flotador y dueños de la más bonita infancia, recordamos el océano a nuestros pies .
El agua Del Río Cabrito, baño parte de nuestros sueños, en aquel paraje inolvidable.
Aún los robles y el recóndito lugar , aguardan en silencio, silbando cuando hay viento, los griteríos de aquellos pequeños buceando en la mar .
Isasy Cadierno