Las diferentes formas de jugar enriquecen el cerebro, el cuerpo y la vida del niño de manera muy importante. Más que una simple oportunidad para divertirse es una cosa seria en lo que respecta a la salud y el desarrollo de los niños.
Además de fomentar la salud y el desarrollo de estos, el juego les ayuda a fomentar relaciones seguras, estables y provechosas que protegen contra el estrés tóxico y además genera la resiliencia socioemocional.
La alegría mutua y la interacción cara a cara que ocurren durante el juego pueden ayudar al cuerpo a manejar el estrés.
Con el tiempo, el juego permite al niño desarrollar su imaginación, explorar su medio ambiente, expresar su visión del mundo, desarrollar su creatividad y desarrollar habilidades socioemocionales entre pares y adultos.
Por eso desde la Concejalía de Medio Ambiente, se han propuesto ir renovando en la medida de lo posible las instalaciones de los diferentes parques de nuestra ciudad.
El primero en el que se han renovado alguno de los juegos es el jardín infantil de la Sinagoga. Se ha puesto un balancín, una cesta columpio y como sabemos que son muchas las personas mayores que van con sus nietos y nietas, también hemos puesto en dos bancos diferentes unas pedaletas para que las personas mayores mientras ven jugar a los más peques puedan ejercitar sus piernas.