El pasado jueves 4 de febrero se celebró el Día Internacional de Lucha contra el cáncer, una enfermedad que supone la segunda causa de mortalidad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. En 1953 nació en España la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) para ayudar a los enfermos y luchar contra la enfermedad. Algo más de una década después, en 1966, se constituyó en Astorga la junta local de la AECC, una asociación que persigue los mismos objetivos que la entidad nacional.
El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo y según los datos del Observatorio de la AECC, León es la provincia con mayor número de casos diagnosticados de las nueve que conforman la comunidad autónoma. Los últimos datos publicados, que datan de 2018, apuntan un total de 3.525 nuevos casos en la provincia. No se tiene conocimiento de los casos específicos de Astorga pues el Centro de Salud y Especialidades no cuenta con departamento de oncología y todo se gestiona desde León.
Nacimiento de la junta local astorgana
El 6 de diciembre de 1966 se fundó en Astorga la junta local de la Asociación Española Contra el Cáncer. “La fundó el entonces alcalde Gerardo García Crespo, médico odontólogo, junto con José Baus Alcalde y siendo tesorero Fausto Benito González, que era el dueño de la farmacia al lado del Casino. Hay una larguísima lista de vocales a la que pertenecían todos los miembros del cuerpo sanitario de la época. Había muchos médicos privados en Astorga que formaban parte de ella”, informa la actual presidenta de la Junta Local, María Carracedo, quien forma parte de la asociación desde hace 25 años.
De entre las primeras vocales femeninas de la junta local de la AECC, “que eran unas cuantas, todavía viven tres personas: Adelia González Alonso, esposa del médico Manuel Otero Carro, que tenía una clínica privada en la calle Manuel Gullón; María Socorro Fernández de la Fuente, la madre de María Socorro Fernández y la esposa de Miguel Fernández un oculista muy famoso que había en Astorga, que sucedió a Gerardo Carcía Crespo cuando dejó la presidencia de la asociación y luego la pasó a su mujer, nuestra querida Cori; también de esa primera junta local, vive Carmen Plau Ureña, madre de Alfonso el médico que tiene una clínica en la calle Santiago. Son las tres supervivientes de aquella primera junta local que se formó en 1966. Es un tesoro que tengo y que ha ido pasando de manos a manos”, recuerda Carracedo.
Como todos los inicios, aquella primera junta local no era lo que hoy conocemos de la Asociación, apenas se hacían algunas cuestaciones y con los años ha ido evolucionando hasta la actual junta que organiza encuentros con científicos y médicos. “La junta local quedó en manos de Socorro que se la pasó a María Luisa Tato y, cuando lo dejó, la junta provincial de León contactó con Maite Vega Chico que le sucedió hasta hace doce años que pasó a mis manos”, recuerda María Carracedo.
El primer contacto de María con la AECC fue como voluntaria en una de las cuestaciones organizadas en Astorga, pero no fue hasta años después, con la toma de posesión de Maite Vega como presidenta, que se involucró más. “Hace 25 años la junta local había caído un poco en el olvido y León contactó con Maite pues era una persona muy involucrada con la ciudad. Empezamos Maite y yo, junto con el tesorero José Luis Rodríguez, quien ya falleció de cáncer y otras cuatro personas. Empezamos de la nada y ese primer año hicimos la cuestación del mes de agosto y la organizamos como pudimos”, recuerda María con una sonrisa.
La junta local en la actualidad
En los últimos 25 años la asociación ha crecido mucho, “arrancamos con esa cuestación, luego hicimos venta de lotería, sobre todo el sorteo de abril específico para recaudar fondos para la AECC y posteriormente conseguimos que vinieran médicos para estar cerca de la gente y que tuvieran más información, se hicieron charlas muy interesantes, mesas redondas, con algún médico, con el psicólogo José Antonio. Realizamos periódicamente los cursos de deshabituación tabáquica, aunque en este año de pandemia no se ha podido hacer nada, pero sí que tenemos diversos talleres, como los de danzaterapia, en los que todos los asistentes coinciden que es muy bonito porque supone la convivencia de las personas que asistían. Todo ha quedado parado con la pandemia, claro. Lo notamos este 4 de febrero, cuando salíamos a la calle para dar visibilidad y nos acompañaban los miembros del Club de Atletismo, del Club de Natación… Ahora no podeos acercarnos, pero seguiremos adelante”, señala Carracedo.
En la actualidad, la junta local de Astorga la conforman trece personas “maravillosas, varios son pacientes de cáncer, y muy involucradas con todas las actividades”, recuerda la presidenta. A lo largo de los últimos doce años María ha vivido los altibajos de pertenecer a una asociación que lucha contra el cáncer, “la experiencia ha sido maravillosa, la consideración de pacientes y familias es fantástica, cuando puedes acercarte a una persona y la encaminas para que lo lleven lo mejor posible, las palabras de agradecimiento y de cariño, el saber que puedes hacer algo por lo demás no tiene precio. Aunque en algún momento ha habido sinsabores, tengo una satisfacción muy grande. A nivel personal he perdido familia con el cáncer, mi padre, mis hermanos, mi sobrino; en esos momento la asociación me ayudó mucho, recibí muchas palabras de cariño y sientes que te apoya la junta provincial y tienes que salir y poner buena cara”.
Iniciativas astorganas
Hace algunos años, el Ralca63 contactó con la junta local de Astorga de la Asociación Española Contra el Cáncer para proponer una carrera en memoria de la cabo María del Carmen Valtuille, pero no fue la primera experiencia de la junta local con el deporte. “Algunos años antes de que el cuartel se pusiera en contacto con nosotros, un Año Santo Jacobeo, habíamos organizado una marcha hasta Rabanal del Camino. Recuerdo que la hicimos con mucho mied -ríe- porque pensamos que íbamos a ser los miembros de la junta y nuestras familias. Sin embargo, hubo una muy buena respuesta, participaron unas 280 personas caminando, no me lo podía creer, llevábamos dos coches de apoyo de la Guardia Civil y luego hicimos una paella impresionante en el hogar del Jubilado, participó Sartaina, y fue una convivencia muy bonita”.
Así que cuando el cuartel lo propuso, dado que en aquel entonces la junta local contaba con poca gente para organizarlo, accedieron a dejar en manos del Ralca63 la organización. “Sin embargo, una carrera me parecía poco, porque solo daba oportunidad de participar y colaborar a aquellas personas que quisieran correr, así que les propusimos organizar dos eventos simultáneos, la carrera y un recorrido para andarines. El cuartel aceptó y lo estudiaron para que no hubiera problema con las salidas y las llegadas. Desde entonces somos co-organizadores de la carrera”. Una carrera que no pudo celebrarse el pasado 2020 y que tampoco podrá ver la luz este 2021 debido a la pandemia, pero que cuenta con gran participación de andarinos y corredores de Astorga y las comarcas.
La labor de la junta local
Aunque el Centro de Salud y Especialidades de Astorga no cuenta con un departamento de Oncología, la junta local de la AECC presta su apoyo a todas las personas a quienes se ha detectado un cáncer. “Llegan a nosotros una vez les han confirmado el diagnóstico y nosotros ponemos en marcha el engranaje para que se sientan apoyados tanto aquí en Astorga, como cuando tienen que acudir al Hospital de León. Allí hay un despacho de la AECC y llamo a Bárbara, su coordinadora, para darle los datos de ingreso del paciente y ellos ya están pendientes para acercarse a los familiares y enfermos y ayudarles día a día en lo que puedan. Son personas muy preparadas que acompañan después de la operación, en las frecuentes visitas que los enfermos tienen que hacer al hospital”, explica María Carracedo.
Ella se ha preparado con cursillos de voluntariado para atender las necesidades de los pacientes a su regreso a Astorga. “Les muestro mi cariño y comprensión y les derivo con el psicólogo, José Antonio, que se pone en contacto con ellos y les va ayudando. Es duro, porque son muchas personas, muchos casos e ir a hablar con los familiares se hace duro, especialmente con los casos más delicados. Hace años, llegó hasta mí el caso de una mujer joven con tres hijos a su cargo y un problema en el hogar con su pareja. Esa chica, que ya murió, necesitaba ayuda psicológica y ayuda económica. Para estos casos tenemos, desde hace seis años, una trabajadora social en León. Para los casos que no solo hay complicaciones por la enfermedad en sí, que ayuda a gestionar las ayudas, los papeleos y que se coordina con la trabajadora social de Astorga cuando los casos son complicados para dar la mejor solución posible”, explica.
La detección precoz para salvar vidas
No solo las personas, sino que la lucha contra el cáncer ha cambiado mucho en los últimos años. “Han crecido las necesidades de la asociación, claro, pero ahora se detectan muchísimos más casos de cáncer. En nuestra zona es alarmante el número de casos de cáncer de colon, de cáncer de mama, de vejiga -que no de próstata-. Es porque han mejorado los sistemas para la detección precoz y es muy importante hacer uso de ellos. En 2019 se detectaron en la provincia 363 casos de cáncer de pulmón, 509 de cáncer de colon, 408 de próstata y 386 de cáncer de mama, son cifras alarmantes”, explica Carracedo.
Recuerda que hace años la AECC desde Madrid ponía un autobús medicalizado, equipado con un mamógrafo y se apostaba delante de los centros de salud como el de Astorga para facilitar la detección de nuevos cánceres de mama cada dos años. “Posteriormente la Asociación consiguió que estos exámenes entraran dentro del régimen sanitario y se pasó a hacer en los centros de salud para todas las mujeres. Es un avance, como el que conseguimos en Castilla y León para implantar el cribado para la detección precoz de cáncer de colon. Es una prueba muy sencilla, para nada invasiva, y tiene mucha precisión. Se envía a todos los domicilios a partir de los 55 años y mucha gente lo tira a la basura, pero los especialistas detectan bastantes tumores, que si son localizados a tiempo, no suponen ninguna peligrosidad para el futuro de la persona porque se detectan cuando el tumor está en un estado de pólipo”.
Tanto María desde la junta local de Astorga, como los expertos piden a las personas que sean conscientes de las herramientas de detección precoz para localizar y comenzar a tiempo la lucha contra el cáncer.
El futuro está en la investigación
La junta local de Astorga cuenta entre sus filas con la investigadora y farmacéutica Marisa Alonso Núñez, quien forma parte, como vocal, de la asociación astorgana desde 2012. “Estuve muchos años dedicada a la investigación, en un centro de investigación contra el cáncer y ha habido casos en mi familia por lo que estaba concienciada y ya era socia de la AECC. Cuando volví a Astorga quise tener un papel más activo y colaborar en todo lo que pudiera”, cuenta la científica.
Una de las cosas que más llaman la atención de la junta local de Astorga es que cuando organizan una cuestación, como la tradicional de verano, la del 4 de febrero o la del 19 de octubre, se encargan de recordar que la recaudación va íntegra para la investigación, una línea que mantiene la AECC nacional desde hace décadas. “La investigación es muy importante porque la base del cáncer es que no es solo una enfermedad, hay tantos cánceres como personas lo tienen. Hay que llegar a lo más profundo de cada uno de los tipos de cáncer para conseguir diagnosticar a tiempo y tratarlos de forma efectiva en cada una de las personas. Hay cánceres con mayores tasas de curación que otros, porque todavía se deconoce mucho sobre ello. Es importante poner nuestro granito de arena para apoyar la investigación, y es lo que hacemos desde la junta local de Astorga. Al final, es un trabajo de colaboración a nivel mundial, por parte de la ciencia y por todas las personas que formamos parte, puesto que nunca sabes si te va a tocar o a alguien cercano a ti”.
Resalta la investigadora que es especialmente importante en estos momentos cuando una pandemia mundial ha llegado a retrasar ensayos clínicos y nuevos avances en la lucha contra el cáncer.
La COVID-19 también pasa factura al cáncer
La Asociación Española Contra el Cáncer llevó a cabo, en la primera ola de contagios de 2020, un estudio sobre el impacto de la pandemia en los pacientes de cáncer. “El estudio muestra que una de cada cinco personas no ha sido diagnostiacada o se le ha diagnosticado tarde el cáncer, al haberse retrasado las consultas y haber tenido que organizar los recursos sanitarios para atender a los pacientes de coronavirus, ha habido un 20% de los pacientes sin diagnosticar, y es mucho”, explica la científica Marisa Alonso Núñez.
A los ya diagnosticados se les ha intentado mantener la atención hospitalaria, “pero donde se ha notado mucho es en los ensayos clínicos con medicamentos. Ha habido un 30% menos de reclutamiento de pacientes, es muy alto, son personas que podrían haber probado nuevos medicaentos y que no lo han hecho debido a la pandemia”, explica Alonso. Además, han bajado los tratamientos de quimioterapia y radioterapia en “más o menos un 10 por ciento”. De igual manera, el tratamiento de los pacientes de cáncer no es solo sanitario, entran en juego muchos factores como el estado psicológico de los pacientes. “Uno no lleva bien el vivir estas enfermedades solo y hemos tenido un confinamiento que ha afectado en gran medida a los pacientes. Se ha visto en ellos crecer un sentimiento de estar solos, sin poder disfrutar de un abrazo, un beso, un cariño, los pequeños detalles les hacen vivir un día mejor. Los pacientes con cáncer han vivido mucho más la incertidumbre en una enfermedad de la que no se conoce mucho y que no saben si les va a afectar más o menos que a otras personas. El estudio del Observatorio del Cáncer dice que el 40% de los pacientes se han sentido solos”, expresa la científica.