Su labor es altruista y, en ocasiones, poco conocida y valorada pero el oficio de macero es una tracción muy antigua que simboliza el poder de la autoridad. La profesión de macero hace referencia a funcionarios que encabezan las comitivas municipales aunque, antiguamente, antecedían los desfiles reales y poco a poco a otras instituciones.
En Astorga, la Corporación Municipal cuenta con dos maceros, Pedro y Victorino, dos guardianes que llevan más de 20 años custodiando a los alcaldes y concejales del Ayuntamiento de la ciudad.
“El oficio de macero era abrir calles en la época de los reyes, es el custodio de la bandera, y acompañan ahora a las corporaciones pero antes a los reyes, que era cuando los maceros daban el ‘bastonazo’ cuando había una recepción, así avisaban al rey de que tenía una recepción. Ahora es más un protocolo”, explica el macero Pedro.
“Los maceros, después de la guerra, pasaron a ser alguaciles del Ayuntamiento pero ahora, como no hay alguaciles, somos civiles los que desempeñamos este oficio”, alega.
Pedro asegura que esta labor es vocacional, ya que no reciben un sueldo por ello solo una propina, y en su caso la oportunidad de ejercer como guardián le llegó por casualidad: “Quería hacerme una fotografía vestido de macero y como no tenían en ese momento maceros me preguntaron en el Ayuntamiento si me gustaría ejercer y les dije que ahora mismo y desde entonces ahí quedé”.
Nuevo uniforme de macero
Este año, los maceros de Astorga están contentos ya que tras muchos años usando el mismo uniforme, el pasado domingo en las Fiestas de Santa Marta, acompañando a la Corporación, estrenaron uno nuevo: “Estamos muy contentos porque después de muchos años pidiéndolo y necesitándolo, esta Corporación ha accedido a cambiarlos y renovarlos, haciéndolo más acorde a la actualidad”.
Pedro señala que el traje fue confeccionado en un taller sevillano y, a diferencia del anterior, es de capilla y no de capa: “Es de terciopelo, lleva bordado el escudo de la ciudad, y cuenta con cuello y mangas de encaje, además de la tradicional gorra. Nos gusta mucho y agradecemos a la Corporación actual que nos lo haya cambiado”.
Pedro y Victorino piensan seguir en su oficio “hasta que el cuerpo aguante”, ya que en sus planes próximos no tienen en mente dejarlo, como explica Pedro: “Seguiremos aquí lo que podamos. En mi caso estoy jubilado y me gusta lo que hago sino no estaría ahí, esto es vocacional y te tiene que gustar y a mí personalmente me encanta”.