Más de 29.000 árboles se plantarán en 45 hectáreas de riberas afectadas por el incendio de Quintana del Castillo en 2015. Ésta es una de las medidas que recoge el proyecto ‘Hidrotecnias’ para el control de las cenizas y pérdida de suelo, en cauces que vierten directamente al embalse de Villameca, en terrenos afectados por el incendio del 13 de julio de 2015 en el municipio de Quintana del Castillo, según recoge en su edición de hoy el Boletín Oficial del Estado (BOE).
La Secretaría de Estado de Medio Ambiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente formula el informe de impacto ambiental del proyecto, que consistiría en la construcción de hidrotecnias para el control de la erosión, denominadas albarradas. Según la resolución se construirían diques transversales de pequeño tamaño, con una altura de entre 1,2 y 2,5 metros, y de unos diez metros de anchura máxima. Construidos con fustes procedentes del apeo de la vegetación quemada y fijados al terreno con estabas de madera clavadas y unidos entre sí con alambre de acero galvanizado, estarán ubicadas en vaguadas y torrenteras, para retener acarreos y cenizas y aminorar la erosión del lecho de los cauces, favoreciendo el crecimiento de la vegetación.
Se instalarán 86 albarradas en el interior del perímetro del incendio y otras diez fuera del límite del perímetro, en cauces aguas abajo de los arroyos afectados. Estas actuaciones se llevan a cabo fundamentalmente sobre el dominio público hidráulico. También se procederá a la retirada de vegetación quemada en los cauces y riberas, algo que consistirá en el apeo y retirada de la madera quemada que siga en pie, de la ribera de los cauces afectados por el incendio, que será utilizada en la construcción de las albarradas, o bien será apilada a una distancia no superior a 50 metros para quedar a disposición de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). En total se actuará en 45 hectáreas en torno a la ribera de los arroyos.
Igualmente se acometerán plantaciones de especies de ribera con las que se pretenden, por un lado, comenzar cuanto antes la retención de suelo por el sistema radicular de las plantas, y por otro paisajístico reponiendo lo antes posible una masa arbolada de frondosas, allí donde existía antes del incendio.
Se realizarán plantaciones mediante ahoyado mecanizado, con una densidad media de 750 pies por hectárea, con especies propias de ribera en contenedor, en un total 29.409 plantones intercalados de entre 1,5 y tres metros. Previamente a la plantación de especies de ribera se llevará a cabo la preparación del terreno mediante ahoyado mecanizado con retroexcavadora de ruedas, que facilitará la instalación de los plantones en las zonas más húmedas o a nivel freático. Para la protección de parte de la plantación frente a posibles daños provocados por la fauna, se colocarán 600 mallas protectoras de 1,1 metros de altura distribuidas por toda la zona de actuación.
Según el promotor, la ejecución de los trabajos se deberá realizar entre los meses de agosto y diciembre del año en curso para proteger a la fauna en sus momentos sensibles, como la cría, reproducción o invernada. Las instalaciones auxiliares se localizarán en uno de los cruces más amplios que tiene la pista que comunica el tajo con la localidad de Palaciosmil, ya que esa ubicación no supone ningún obstáculo para el tránsito de vehículos y maquinaria tanto de la obra como de emergencias.
Más de 2.600 hectáreas calcinadas
El 13 de julio de 2015 se produjo, en las inmediaciones del embalse de Villameca, un incendio que calcinó más de 2.600 hectáreas, de las que unas 233 eran propiedad de la CHD, ubicadas en las cuencas de arroyos Rodirón, Tabonal, Pajarinos, Villamor, Parada, río de Palaciosmil y resto de arroyos que vierten directamente al norte del embalse de Villameca. Como consecuencia del fuego se originaron pérdidas de suelo, arrastres de ceniza, lixiviados que, dadas las pendientes medias de la zona, del orden del 16 por ciento, llegaron al embalse de Villameca provocando la eutrofización de sus aguas.
Las masas forestales propiedad de la CHD arrasadas por el fuego eran coníferas. Una vez quemadas, fueron focos de atracción para insectos xilófagos, expandiéndose después a masas sanas adyacentes. Para evitar estos impactos, el promotor propone el control del arrastre de cenizas a los cauces, la retirada de vegetación quemada, así como la plantación de especies forestales propias del entorno.