Marcando el término del “pueblín” (y2)

El replanteo sobre el terreno o sobre planos modernos de los antiguos deslindes anejos, exige una compleja labor de topografía.

 

Los dezmarios o términos de las parroquias a lo largo del siglo XIX se fueron transformando en lo que actualmente son los términos anejos dentro de un espacio mayor como es el término municipal. Esta transformación fue acompañada de una progresiva pérdida de importancia a efectos prácticos del término anejo (pedanía).Esa pérdida de importancia motivó el paulatino olvido de la traza de los términos de las pedanías. Así lo vimos en el la parte primera de este artículo.

He tratado de localizar planos o al menos croquis realizados en el siglo XIX de términos anejos o al menos de montes de algunos pueblos (pedanías) bercianos; pero nada he logrado; por lo que me temo que en muchos casos no hay mas remedio que acudir a los trabajos del Instituto Geográfico y Estadístico (hoy Instituto Geográfico Nacional). Estos se iniciaron a mitad del siglo XIX; pero cuando se trabajó en El Bierzo (al menos en la zona que yo conozco);era ya bien entrado el siglo XX.

En estos mapas realizados en los años 20 del pasado siglo XX, figuran representados tanto los términos municipales como los términos anejos, esto es los de las pedanías (juntas vecinales). Se publicaron a escala 1:50.000 (aunque hay mapas previos y en principio no para publicar que están a escala doble es decir 1:25.000).En un plano a escala 1:50.000 una distancia de 100 metros en el terreno se reduce sobre el mapa a sólo 2 milímetros; por lo que pensar en trazar sobre el terreno este deslinde para saber que fincas están dentro o fuera del término anejo es una tarea poco menos que imposible.

A medida que han ido pasando los años han ido apareciendo planos cada vez mas detallados y últimamente ortofotos en las que se alcanza fácilmente una precisión de +/-un metro; por lo que no es descabellado suponer que sobre las mismas se verían en muchos casos aquellos viejos mojones que servían para delimitar los términos de los pueblos,…..si estos se hubiesen conservado y se mantuviesen bien visibles y no rodeados de maleza. Pero al mismo tiempo se ha ido produciendo un desinterés cada vez mas acusado de los vecinos de las pedanías por el conocimiento del término anejo. Por otra parte si en las primeras publicaciones del Mapa Topográfico de España, figuraba la traza de los términos anejos, en las sucesivas no.

Cuando en los años 50 del pasado siglo se elaboró el Catastro Fotográfico Parcelario; basado en fotografías aéreas de los años 1956-57 (Vuelo Americano);tampoco se dibujó la traza de los términos anejos, aunque en algunos planos que a finales del siglo pasado realizo (escala 1:10.000) el ICONA si se señalizaba.

Así las cosas, yo personalmente dada mi vinculación con la topografía y la administración local; me dedique a estudiar con calma todo este asunto. Hace años que me di cuenta de que si se pretende dibujar en planos modernos y bien ampliados (escala de pequeño denominador) el término de las pedanía; hay que partir de los trabajos del Instituto Geográfico y Estadístico (IGN),de los años 20. Me temo que en los planos del ICONA lo que se hizo fue ampliar sin mas aquellos y punto.

Los trabajos del IGN, sin embargo no son tan precisos a la hora de trazar el deslinde de pedanías como lo son con el término municipal. En el caso del deslinde anejo (pedanías), no se levantó (al menos en ciertos casos) acta de deslinde y sólo existen los cuadernos de campo (datos numéricos) y el plano levantado a escala 1:25.000 en el que se reflejan los diferentes recorridos topográficos. A la vista  de estos resulta evidente que el trazado del deslinde pedáneo no se dibujó de un mojón al siguiente en línea recta, ni tampoco siguiendo una traza señalizada por un accidente del relieve (arroyo, línea de cumbres, resalte del terreno,…). Este detalle junto a la ausencia de actas de deslinde inducen a pensar que ya en los años 20 aludidos se habían perdido parte de los mojones y que la traza de los deslindes pedáneos se hizo “a grandes rasgos” ,aunque eso si apoyándose en los mojones que aún se reconocían como tales tras casi un siglo de desinterés por el tema. En todo caso es el mejor instrumento que se conserva para intentar dibujar en planos actuales el antiguo deslinde de las pedanías tal y como aún se conocía a principios del siglo XX. Por ello ahora hablaré de como pasar la información del IGN de los años 20 a los planos y ortofotos mas modernos y mas ampliados detallados; lo que supone entrar de lleno en una análisis matemático (y complejo) del tema.

La opción mas sencilla es ampliar los planos de los años 20 y punto. Si se hace sobre papel transparente esa información se puede pasar con facilidad a planos mas modernos y de escala menor (mas ampliados); basta tomar como referencia detalles comunes en ambos. Este método sin embargo implica que errores diminutos y despreciables en los planos de los años 20, se incrementarán al pasar la información hasta límites inadmisibles. Pueden servir eso si para “salir del paso” y máxime si tenemos en cuenta que en muchos casos la traza del deslinde tampoco requiere una gran precisión pues se utiliza para labores tales como determinar el contorno de un coto de caza o de un monte de cierta magnitud (mas de 100 Has. por ejemplo).

Más correcto es sin embargo partir del listado de coordenadas, que represente la traza del término tal y como se definió finalmente en los años 20 y a partir de ellas operar como proceda. Hubo un tiempo en que yo consideré que era este el camino que resolvía sin mas el problema. Sin embargo no es tan sencillo. Aun cuando se consiguiese un listado de coordenadas definitivas y bien ajustadas y corregidas que definiese el trazado del deslinde tal y como se reflejó en los trabajos de los año 20, hay varios escollos que sortear. El mas importante es corregir los inevitables errores que se produjeron en los trabajos topográficos de aquella época y que teóricamente al menos pasan desapercibidos sobre planos a escala 1:50.000, pero no en planos mas ampliados. Aquí entramos en un terreno escabroso y que sólo con unos ciertos conocimientos de topografía podremos intentar sortear con éxito.

Para no hacer un texto excesivamente técnico debo pasar por alto algunas explicaciones por ello señalo sin mas que sobre un plano a escala 1:50.000; un error de +/- 10 metros es tolerable pues pasa inadvertido, lo que supone que las coordenadas de un puno cualquiera reflejado en el mapa, tienen una indeterminación tal que ese punto puede estar en el terreno desplazado 10 m. en cualquier dirección. Esto supone un círculo de incertidumbre de 20 m. de diámetro. Como sobre las modernas ortofotos se alanza fácilmente una precisión de +/- 1 metro; nuestro punto será en realidad un círculo de 2 cm.de diámetro, si la escala es 1:1000. Además hay razones para suponer que el levantamiento topográfico de los años 20 por lo general (peores medios);tuvo siempre mas errores que los que se conseguirían haciendo actualmente idéntico trabajo.

Es preciso por tanto compensar los errores de los años 20 para lo cual se precisa realizar un nuevo levantamiento topográfico actual, pero eso si apoyado en las mismas referencias que en los años 20. Una gran parte de esas referencias han desaparecido con el paso del tiempo y por ello el apoyo hay que buscarlo sólo en el reducido número de las que hayan subsistido (cruces de caminos, algunos mojones u otros,….).Como ese listado no es fácil de conseguir (por lo que yo se);es preciso deducirlo midiendo sobre los planos 1:25.000 de los años 20 y de modo que los errores se minimicen (ampliándolos previamente de modo conveniente).

El actual trabajo de campo se puede sustituir por medidas realizadas sobre ortofotos del SIGPAC por ejemplo y al final siempre tenemos que acometer la labor de corregir los errores de los años 20 mediante la comparación de los trabajos de entonces con los actuales.

Personalmente he trabajado en esa línea y he visto que si se pretende replantear antiguos deslindes (los trazados en los años 20); para ser representados en planos modernos a escala 1:10.000 ya se ponen de manifiesto de modo muy evidente esos errores aludidos que hay que corregir. Los errores llegan a ser de 3 cm. por metro. En unos casos por exceso y en otros por defecto. La labor de corregirlos es compleja.

Ya he dicho que no pretendo hacer un artículo excesivamente técnico y por ello no me “enrollo” mas en este punto pero creo que debo formular y contestar una pregunta que sin duda es la que mas importa a los lectores: tras todos, los ajustes, correcciones, contrates y revisiones, ¿es posible trazar un deslinde que ofrezca la misma precisión que ese trazado ofrecía hace siglos?. Pues creo que rotundamente no. Máxime si tenemos en cuenta de que hace siglos (y aún hoy día) las fincas eran diminutas parcelas de menos de 1.000 m2 en muchos casos y que lo que se pretendía era determinar su posición respecto a la traza, sobre el terreno del deslinde.

Estoy trabajando en un texto mucho mas técnico que este en el que pienso abordar la cuestión con mas datos matemáticos; pero ahora termino diciendo que pese a las limitaciones aludidas si es de mucho interés conocer la traza de los deslindes de las pedanías. Como los vecinos de un pueblo tienen fincas en término de los colindantes a efectos del aprovechamiento cinegético o de pastos por ejemplo; una solución pude ser trazar en mapas actuales los antiguos y olvidados deslindes de las pedanías. Por otra parte y aunque sea sólo como simple conocimiento sobre la historia de una población, también es interesante que la información que aún no se haya perdidos sobre los términos anejos se conserve.

En esta línea y por aquello de la obligación moral a la que aludí en el artículo primero he realizado algún trabajo en mi pueblo para determinar en coordenadas actuales y del modo mas riguroso posible la posición de algunos de los poquísimos mojones que aún se conservan. Pienso hacer algún trabajo mas en esta línea que espero publicar o al menos facilitar  a quien le puedan interesar trabajos topográficos de esta índole.

IGN

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Bembibre, 11 de diciembre de 2.015

Rogelio Meléndez Tercero

 

 

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