Tradición ganadera

Maragatos y pastores regresan al centro de Madrid para la fiesta de la Trashumancia

El centro de la capital se llenó este domingo de música y los rebaños de ovejas y cabras retintas procedentes de los puertos leoneses
Los maragatos también participaron de esta tradición que recorre el centro de la capital. / madrid.es

El centro de Madrid mostró este domingo un aspecto muy diferente al habitual, música tradicional leonesa y cientos de rebaños de ovejas y cabras circularon este domingo con motivo de la fiesta de la Trashumancia antes de continuar hacia las cañadas extremeñas a pasar el invierno. La Maragatería también estuvo presente al son de la flauta, el tamboril y las castañuelas que llenaron de tradición el centro de la capital.

Los pastores entregaron a la alcaldesa un pago de 50 maravedís al millar, como estipula la Concordia de 1418 entre los Hombres Buenos de la Mesta y los Procuradores del Concejo de la Villa. Este acto simbólico comenzó en 1994 para reivindicar la trashumancia como una forma de ganadería extensiva y sostenible, estrechamente vinculada a valores culturales, ecosistemas y paisajes característicos de la Península Ibérica.

La alcaldesa, Manuela Carmena, ha dado la bienvenida a los pastores, acompañados por los mayorales, rabadanes y ganaderos. Junto a ellos han estado presentes, entre otros, la primera teniente de alcalde, Marta Higueras; el tercer teniente de alcalde, Mauricio Valiente, y la delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, además de representantes de la Comunidad de Madrid y del Ministerio de Agricultura, así como de los pastores y ganaderos.

Por segundo año consecutivo, el escenario fue la plaza de Cibeles. Por allí han pasado los rebaños compuestos por más de 1.300 ovejas merinas y 60 cabras retintas propiedad del Concejo de la Mesta. Es la segunda vez en que los rebaños cierran el recorrido andando ya que hasta el pasado año el retorno se hacía en camiones. Desde sus inicios la fiesta ha estado plagada de simbolismo con el fin de dar a conocer la importancia histórica, cultural, social y ecológica de los pastores españoles y sus ganados, así como de las vías pecuarias. De ahí que el recorrido siga fielmente el rito de la trashumancia.

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