Mal empezamos

Mal empezamos señora ministra de Transición Energética. Teresa Ribera se ha despachado a gusto en sus primeras jornadas de miembro, uy miembra, de Gobierno para dejar bien por sentado que ella no ve ningún futuro, ni cuenta con ningún espacio en el mix energético para el carbón nacional. Y tan pichi.

Obviamente, desde las tierras en las que el periodista de provincias escribe, que son tierras de tradición y cultura minera en extinción, ha sonado como una bofetada, una solemne bomba atómica a todos los buenos augurios que con el anterior poseedor de la cartera de Energía, Álvaro Nadal, nos había despertado tras el horror y la cacería desatada por Soria, Dios lo tenga en su mente. Creíamos que no podía existir nadie que generase tanta repulsa y el tratamiento de non grato como el canario, y mira tú por dónde, resulta que la nueva ministra se ha superado a ella misma y al listón de rabia que dejó Soria.

Desde la Junta de Castilla y León, más en concreto la titular de Economía y Hacienda, ya se ha apresurado a pedir una reunión en Madrid y a aclarar que la Junta apuesta por el carbón regional en ese supuesto lote de energías que muevan a esta nación. Por pequeño que sea, casi residual, pero que se ha demostrado que el mineral negro hace a veces aún falta en determinadas condiciones del mercado y la producción de luz.

Alguien del PSOE, mejor dicho, del PSCL le ha debido decir que «nos dejas a los pies de los caballos» a la tal Teresa Ribera, por lo que en sus últimas declaraciones públicas ya ha moderado su mensaje dejando abierta una posibilidad y con acuerdo de por medio con la Unión Europea. Algo es algo, aunque sea más bien nada. Mientras tanto miles de ciudadanos vuelven a vivir la zozobra del fin de su especie: la minera.

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