Cuando se cumple un año desde su histórica victoria electoral y superada la frustración por unos “pactos obscenos” de reparto de instituciones por PP-Cs, Luis Tudanca aparca la crítica y se centra en lo que les une, en la lealtad a la Junta y en la negociación para llegar cuanto antes a un gran pacto de comunidad. El líder socialista recalca que no está sobre la mesa la presentación de una moción de censura, sino que sus esfuerzos se centran en buscar soluciones para los que peor lo están pasando. “No voy a utilizar nunca esta pandemia para desestabilizar el Gobierno de mi tierra”, sentencia. En una entrevista a Ical, contrapone la respuesta del Gobierno de Pedro Sánchez y las “cantidades mareantes” de fondos a percibir por la Comunidad mientras no ha llegado “ni un euro de ayudas de la Junta a los bolsillos de los ciudadanos”.
Hace un año, el PSOE obtuvo un triunfo histórico en Castilla y León después de 32 años, pero no han podido gobernar. ¿Qué queda hoy? ¿Qué le diría a los que vieron truncada su esperanza de cambio?
Que no nos rendimos. Entiendo que hay una gran mayoría en Castilla y León de gente decepcionada porque ese cambio no se produjera. Y, honestamente, creo que hemos dado alguna lección sobre responsabilidad, lealtad y compromiso con Castilla y León.
¿Fueron ustedes ingenuos?
Prefiero y siempre preferiré pecar de ingenuo que de soberbio o pecar de ingenuo que de traidor. No se trata de ingenuidad, se trata de una manera de entender la vida y la política. Para mi es esencial el valor de la palabra dada. No estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por llegar al poder.
¿A qué se refiere con qué no estaba dispuesto a hacer cualquier cosa?
Vimos como PP y Ciudadanos traicionaban su palabra, su programa electoral, su compromiso y mercadeaban con las instituciones. Ese reparto obsceno de ayuntamientos, de diputaciones. La gente no olvida que hay ayuntamientos y diputaciones gobernados por un partido que sacó uno o dos representantes. Les valía todo. Yo nunca jamás entraré en esa manera de hacer política, ni jugaré con los votos de la gente. A eso me refiero.
¿Qué resumen haría de este primer año de gobierno de coalición? ¿Y de la oposición socialista?
El resumen podría ser la traición a una esperanza histórica. No esperaba otra cosa que lo que han hecho, seguir con un proyecto agotado. No ha habido un cambio sustancial. Es la misma política del PP de los últimos 35 años, que nos ha llevado a los peores datos de despoblación, con enormes desequilibrios y los jóvenes que se marchan. Más de lo mismo, nada ha cambiado. Han cambiado las mayorías y los socios de gobierno, y creo que a peor. Me parece que los ciudadanos se han visto afectados en su día a día por el mal funcionamiento del Gobierno de Castilla y León.
La legislatura comenzó con su rechazo a acuerdos con la Junta, ¿se ha llevado por delante el coronavirus su estrategia, la ideologia e incluso acusaciones tan fuertes como aquella del pacto de la rapiña?
El pacto de la rapiña ya se consumó y haciendo mucho daño a la Comunidad. No rechazamos los pactos, sino renunciar a nuestros principios. La pasada legislatura firmamos cuatro grandes acuerdos de comunidad con el señor Herrera. Si esta legislatura no es posible, habrá que preguntarse por qué. Lo único que ha cambiado son los socios de gobierno, no el portavoz de la oposición. Me parece que la ideología está más vigente que nunca. Una de las grandes batallas que se está dando en esta pandemia es salir de manera diferente a la anterior crisis, que no la paguen los mismos de siempre. He defendido que tenemos que dar ejemplo, que la política no puede ser ruido, ruptura, tiene que ser diálogo entre diferentes. Creo que esta tierra puede ser un ejemplo para España en medio de tanto ruido. Pero los grandes acuerdos se deben más probablemente a quien está en la oposición que a quien está en el Gobierno. Por eso, los grandes acuerdos en este país solo han sido posibles cuando el PSOE está en la oposición. Lo estamos viendo con la actitud repugnante del señor Casado y también de la extrema derecha con Pedro Sánchez y su Gobierno.
¿Cómo valora la gestión de la pandemia por parte del Gobierno de la Comunidad?
Se han cometido errores por parte de todos. Prefiero centrarme más en las propuestas que en los errores. En la colaboración leal que en la desestabilización de los gobiernos e instituciones. La Junta ha cometido errores, pero habrá que analizarlos y exigir las responsabilidades cuando toque. Hoy prefiero centrar mis esfuerzos en forjar un gran acuerdo para la reconstrucción de nuestra tierra. No voy a utilizar nunca esta pandemia para desestabilizar el Gobierno de mi tierra. No es el que yo quería, pero es el que tenemos y al que hay que ayudar porque así estaremos ayudando a Castilla y León.
¿Qué hubieran hecho ustedes distinto de estar en este momento en la Junta de Castilla y León?
No solo respecto de la crisis. Nuestro programa y modelo de Comunidad era diferente. Me parece que necesitamos ambición y hacer reformas estructurales. Algunas de las cosas de esta crisis vienen de políticas adoptadas en el pasado. Durante la pandemia, hemos puesto encima de la mesa todo lo que hubiéramos hecho. El primer plan era de 3.000 millones públicos para proteger a los trabajadores, los servicios sociales públicos y a los ayuntamientos. Hemos echado de menos que mientras el Gobierno estaba poniendo todo de su parte con recursos y fondos extraordinarios e inéditos en la historia de España, la Junta se limitaba a pedir. Castilla y León tiene que ejercer de manera decidida, autónoma y ambiciosa sus competencias.
Acaban de sentar las bases para la reconstrucción social y económica de Castilla y León. El vicepresidente Igea ha dicho que se puede hablar de todo sin renunciar a nada. ¿Tiene su partido alguna línea roja para sellar el pacto?
Los acuerdos suponen avances y renuncias. Es su virtud y dificultad, que seamos capaces de encontrarnos en un punto medio. No puede suponer, ni supondrá, que PP y Cs renuncien a su capacidad de gobernar y nosotros a la de oposición. Me gustaría que fuéramos ambiciosos en el horizonte que nos planteamos. Claro que tenemos líneas rojas. Un histórico dirigente de mi partido decía que el PSOE era el más proclive a llegar a acuerdos con todos porque era el que tenía más claro qué líneas no se podían traspasar. Me parece que en este momento es vital que demos un ejemplo de pacto y de acuerdo.
¿Qué líneas no se pueden transpasar para ustedes? ¿Este plan de 3.000 millones adicionales, será una línea de la negociación, tendrá cabida en el pacto?
Confío que sí. Vamos a avanzar, prefiero quedarme en lo que nos une, más que en lo que nos separa. Quiero dedicar mis esfuerzos a pactar lo máximo posible y ser lo más ambicioso posible que en buscar las diferencias. Estamos dispuestos a hablar de todo, veremos hasta dónde somos capaces de llegar.
El sistema sanitario ha sufrido pero ha aguantado y evitado el colapso de la emergencia del COVID-19, aunque se han visto sus debilidades. ¿Cuál es su propuesta para fortalecer el Sacyl? ¿Cree que la reforma planteada por la Junta e iniciada con el Plan Aliste se debe retirar o ver cuáles se pueden mantener y ser positivos?
He dicho que el sistema sanitario ha aguantado mejor que el residencial por el mayor peso de lo público, pivotado en sus profesionales. Me parece que es una reflexión que hay que hacer. Siempre hemos estado dispuestos a hablar del sistema sanitario. Eramos muy conscientes de que había que hacer una gran reforma de la Atención Primaria, sobre todo en el medio rural. No hemos cambiado de opinión, creemos que el Plan Aliste no resolvía los problemas de la sanidad rural. Pero nos gustaría y vamos a hacer lo que esté en nuestras manos para sentarnos con todos y hacer la gran reforma que necesita nuestro sistema de salud. Vamos a esperar que se confirme, pero pueden llegar 600 millones del plan no reembolsable del Gobierno. Es la misma cifra que ha recortado el PP durante los últimos diez años.
Además de buscar un nuevo modelo para las residencias de mayores, ¿ven necesario que se abra una comisión de investigación en las Cortes a la luz de lo que se conoce sobre la atención a los ancianos infectados por el virus?
Queremos transparencia, que se sepa todo lo que ha pasado. Que haya un grupo de trabajo que revise y haga las propuestas para el cambio del modelo residencial con la participación de todos. Pero vamos a esperar. Hoy no nos planteamos una comisión de investigación. Veremos si en el futuro. Pero no queremos convertir esto en un terreno de batalla. Vamos a garantizar la transparencia en lo que ha ocurrido, si vemos que no lo logramos, nos lo plantearemos más adelante.
En relación a la posición de la Junta sobre la gestión de la pandemia y el plan de desescalada ha afirmado que comparten la posición de prudencia, ¿temen que haya efecto contagio de la posición del PP nacional y llegue a la Comunidad?
Nos ha preocupado el cambio repentino e inexplicado del fin de semana del señor Mañueco, que se reúne con Pablo Casado y ya no apoya la prórroga del estado de alarma y se cambia de criterio para la desescalada. Eso no ayuda, genera intranquilidad y confusión en los ciudadanos y en los sectores económicos. Vamos a respaldar las decisiones siempre que se basen en la prudencia, en anteponer la salud de los ciudadanos y en los criterios de los expertos. El drama es que nuestra Comunidad está siendo de las últimas en avanzar porque somos de las peores.
¿El PSOE apoya que en la desescalada se mantenga la zona básica de salud como unidad frente a la provincia?
Yo he dicho que no vamos a hacer tertulias públicas acerca de los criterios de la desescalada, porque añade confusión. Quiero que haya un criterio cierto, consensuado y basados en criterios sanitarios. No digo que me valga cualquiera, pero lo que no podemos hacer es cambiar de criterio. Para lograr avanzar debemos mejorar la situación epidemiológica y la situación sanitaria. Eso es lo importante, más allá del criterio geográfico que se utilice.
¿Le ha generado alguna duda las palabras del presidente de la Junta sobre su lealtad con el Gobierno de España?
Es verdad que fue mucho más prudente y respetuoso las primeras semanas que estas últimas. Pero, en fin, en comparación con la actitud del señor Casado y del Partido Popular a nivel nacional esto es un oasis en el desierto.
Si el pacto finalmente se cierra, ¿se ceñiría al momento actual de reactivación o estaría abierto a toda la legislatura y también a los futuros Presupuestos de la Comunidad?
Paso a paso y vamos a ver hasta donde llegamos. Hay dos planos, lo urgente y el medio plazo. Hay cosas que debemos ser capaces de hacer ya, de forma inmediata, porque son urgencias sociales y económicas; tenemos que poner en marcha ya medidas para algunos colectivos, para el sistema sanitario, para el sistema residencial, de forma inmediata. Habrá cosas de más recorrido, que van a requerir no solo un debate más profundo de los grupos políticos, sino también de la participación de otros sectores, del Diálogo Social, de las organizaciones sociales, las cámaras de comercio y otros sectores, pero hay cosas que hay que poner en marcha ya. Desde luego, ojalá, y quiero y pretendo que lleguemos a un acuerdo rápido.
Entonces, ¿no descartarían llegar a un acuerdo en materia de presupuestos?
No me lo planteo, primero porque no sé la importancia, la trascendencia o el volumen de los acuerdos de comunidad a los que seamos capaces de llegar y, segundo, porque no se si el Gobierno quiere elaborar unos nuevos presupuestos, no lo ha dicho.
¿La crisis sanitaria puede dejar en segundo plano otros problemas como la despoblación y los desequilibrios?
No pueden, ni deben quedar aparcados. Probablemente una de las cosas que debamos hacer es revisar algunas cosas del pacto industrial que alcanzamos en la pasada legislatura, para afrontar la nueva situación. Por tanto, hay cosas que atender y mi obsesión, la obsesión del Partido Socialista de Castilla y León es precisamente revertir la situación de sangría demográfica y los desequilibrios territoriales, sin los que esta comunidad autónoma no va a poder afrontar de forma adecuada el futuro. Nosotros no vamos a perder esa perspectiva nunca.
En esta crisis, el PSCyL ha ofrecido lealtad, ¿cree que es compatible con animar a Igea a sumarse a una moción de censura como en el último pleno de las Cortes.
No está ni en un segundo de mis pensamientos. Me parecería irresponsable que en un momento en el que está muriendo la gente; en el que nuestros profesionales sanitarios están jugándose la salud y la vida por protegernos; en el que hay tanta gente pasándolo mal porque no sabe que va a ser de su futuro personal, familiar, laboral, y en el que están cerrando empresas, negocios, autónomos, estar pensando en desestabilizar y cambiar un gobierno. De verdad, no he pensado en ello ni un segundo desde que empezó esta crisis. No es mi prioridad, mi prioridad es ayudar a que las cosas aquí vayan mejor. Yo no quiero que hoy haya un gobierno débil en Castilla y León, yo quiero que haya un gobierno fuerte y que funcione, porque eso será bueno para nuestra gente. Hombre a mí me hace mucha gracia este ciego enamoramiento que ahora pretenden anunciar públicamente una y otra vez Mañueco e Igea. Probablemente, el problema es ese, que el amor es ciego y ahora que están enamorados no ven los defectos que sí se veían hace un año. Yo sigo viéndoselos.
La moción de censura es un instrumento contemplado en el Estatuto y usted dice que no trabajan ahora en ello: ¿Es una posibilidad para el PSOE?
No es algo que ahora esté encima de la mesa. ¿Alguien entendería que el PSOE que estuviera pensando en cómo cargarse al Gobierno cuando estamos gestionando una emergencia sanitaria, económica y social de estas características? Nosotros estamos trabajando para que haya un consenso político, institucional, social y económico en nuestra Comunidad. No digo que no sea un mecanismo legal, estatutario, constitucional, democrático, lo es, pero honestamente digo que hoy no tiene sentido.
¿Si no hubiera acuerdo de Comunidad, cambiaría de opinión en este sentido?
Es que hoy no me lo planteo, oiga pregúntemelo dentro de unas semanas o unos meses. La política, la situación ahora va tan rápido, que esto es dramático; pero no, hoy por hoy no tengo la más mínima intención, mas allá de ejercer nuestra responsabilidad como grupo parlamentario en las Cortes.
Su relación con Igea se vio muy deteriorada con el pacto de legislatura. La pandemia permite reconstruir esa relación o las buenas palabras de los últimos días son coyunturales. Le pregunto en directo: ¿puede volver a confiar en Igea?
Yo en quien confío es en la gente de esta tierra y por ellos trabajo. No me dejo llevar por las relaciones personales a la hora de tomar decisiones políticas. Mi ética, mi comportamiento y mi forma de conducirme no depende de la del señor Igea o de la del señor Mañueco. Creo que todos estamos poniendo de nuestra parte para entendernos. Estamos hablando más que nunca, eso se lo debemos a la gente que lo está pasando tan mal.
Los alcaldes de Valladolid y de Soria han sido más beligerante con la estrategia de la Junta. ¿Le han rechinado algunas de sus apreciaciones?
No, en absoluto, y además es compatible. La lealtad o viene acompañada de sinceridad o no vale para nada. Los alcaldes han sido los primeros en poner en marcha medidas para los más débiles y actuar, en colaboración con la Junta, como los de Burgos, Miranda de Ebro o Valladolid. Eso son los alcaldes que yo quiero.
El acuerdo de Castilla y León es un ejemplo para los políticos españoles. ¿Por qué en Castilla y León ha sido posible este clima? ¿También habrá tenido algo que ver la Junta?
Nosotros no queremos ni dar lecciones, ni ser ejemplo nacional o mundial, aunque esto pueda servir y abrir una rendija para otros territorios. La semana pasada cuando acordamos las bases del acuerdo me llamaron varios presidentes de otras comunidades autónomas y gente de toda España, no solo pidiendo información, también con alegría y con una sensación de respiro, por que en sus comunidades no estaban recibiendo una actitud propositiva. Me parece que hay una actitud irresponsable del PP en muchas comunidades, contaminada por la estrategia enloquecida de Pablo Casado, pero aquí evidentemente si somos capaces de llegar a un acuerdo será voluntad y mérito de todos. Estoy tratando desde mi responsabilidad de ponerlo fácil y estoy encontrando la receptividad de todos los demás. Dos no se pelean si uno no quiere, pero tampoco dos no acuerdan si uno se empeña en lo contrario.
¿Le preocupa que la necesidad de negociar cada medida abra una brecha entre los socios que deje en debilidad al Gobierno en un momento tan delicado?
Tenemos un parlamento muy fragmentado en el que el Gobierno tiene que buscar acuerdos diferentes. No hubiera sido necesario negociar prácticamente nada para la prórroga del estado de alarma si el señor Casado no hubiera votado en contra y esto no significa ganar o perder una votación. Si el PP estuviera haciendo lo que nosotros hicimos en el pasado en la oposición o lo que estamos haciendo en Castilla y León no sería necesaria tanta aritmética parlamentaria.
¿Y el acuerdo con EHBildu, le gusta o le incomoda?
Es un debate sobre algo que llevábamos en el programa electoral y en el acuerdo para conformar gobierno, que era la derogación de la reforma laboral y creo que añade una confusión innecesaria. Pero en Castilla y León hemos visto como PP y Ciudadanos unían sus votos para hacer senador a (Javier) Maroto que pactaba todos los días con Bildu para mantenerse como alcalde de Vitoria. Que no nos den lecciones, porque les he escuchado introducir otra vez el discurso de ETA, después de que Idoia Mendia recibiera ataques en su domicilio. Ya basta de enfrentamientos, de polarización, de crispación en la calle.
En esta pandemia también han cambiado los socios del Gobierno. ¿Están más cómodos con el nuevo rumbo de Cs?
Reconozco que significa para mí una dosis de alivio. Me puedo alegrar por que siempre he considerado que el sitio de Cs era ese, ser un partido capaz de acordar a derecha e izquierda y de ocupar ese espacio, que había dilapidado por los hechos. Con este Cs nuevo de (Inés) Arrimadas posiblemente la situación hubiera sido otra desde hace un año en Castilla y León, pero los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía. Ese momento pasó.
Finalmente, ¿es buena su relación e interlocución con el delegado del Gobierno en la Comunidad?
Sí, por supuesto, con él hablo mucho desde el inicio de la crisis para coordinar y trasladar también nuestras sugerencias y posiciones y para debatir sobre algunas decisiones que había que tomar. Esa interlocución la está teniendo la Delegación del Gobierno con todos los sectores y con todas las instituciones de la Comunidad. Estamos trabajando todos juntos, eso es lo que le debemos la gente.