Vanesa Silván Luis López Álvarez (La Barosa, 1930) es Premio Castilla y León de las Letras ex aequo, junto a Arcadio Pardo. Un reconocimiento a un escritor con el corazón dividido entre el Bierzo y Valladolid, a donde se trasladó con su familia cuando sólo era un niño y donde aprendió a amar a Castilla y lo que es esta Comunidad Autónoma. Lo demuestra su obra central ‘Los Comuneros’, un romance para reivindicar la figura de este movimiento, y ‘Castiella’, su poema “más ambicioso”, que espera acabar en un año, después de mucho tiempo dedicado a él. Con sus casi 86 años, sigue siendo un hombre inquieto, con numerosos proyectos, gran conversador y con una buena memoria, que mantiene frescos los recuerdos de una intensa vida que le ha llevado hasta Francia, el Congo y decenas de países como agregado de Información de la Unesco.
‘Los Comuneros’ es tal vez su obra más reconocida y le vincula estrechamente con la historia de Castilla y León, que ahora le reconoce con este premio. ¿Qué supuso para usted escribir ‘Los Comuneros’?
Yo escribí ‘Los Comuneros’ con un sentimiento grande de servicio y de reconstitución histórica de algo que me parecía que se estaba ocultando. Había una voluntad de menospreciar esa historia porque podía molestar en muchos aspectos. Molestaba a la derecha tradicional y conservadora porque se consideraba a los comuneros como grandes revolucionarios. Molestaba a los movimientos incipientes de separatismos dentro de España y que les interesaba decir que sólo existe Cataluña o Andalucia o Galicia y el resto son poca cosa. Había un voluntad expresa o tácita de desconocimiento y de ignorancia.
¿Y sigue existiendo en parte ese desconocimiento?
Evidentemente eso había cambiado mucho durante la I República, que es cuando se reivindica la historia de los Comuneros de verdad. Fue una cosa breve en el tiempo, pero dejó su huella y su nostalgia. Desde entonces surgen cosas que, si no tenían una importancia decisiva, eran significativas y simbólicas. Cuando se cambia la bandera, porque decían que era una bandera estrictamente monárquica, y se añade la franja morada, precisamente en recuerdo de los Comuneros. Hay ahí un punto de inflexión y aparecen algunos libros en pro o en contra de estas figuras.
¿Eso fue lo que le alentó entonces?
Durante el franquismo, un joven escritor que era muy conocido, Sánchez Mazas, escribió todo un libro para desprestigiar al movimiento comunero. Tanto es así que, cuando yo empecé a escribir el romance de Los Comuneros, una de las cosas que me decía a mi mismo era: “Yo os voy a reivindicar. Han falseado vuestra historia y se han dicho muchas cosas para desprestigiar vuestra memoria”. Ese sentimiento de reivindicar también surge en mi cuando veo que se ha publicado, allá por los años 30, una biografía de María de Pacheco. La leo y la contrasto con la realidad histórica y me siento escandalizado por todas las mentiras. Yo voy a restaurar la verdad. Ese libro decía que era una mujer inculta y era la más culta que había en el reino porque era sobrina del Marqués de Santillana, que fue el encargado de su educación y tenía la mayor biblioteca que había en España. Él protege a su sobrina y hace que vaya a estudiar un tiempo en Italia y Aragón. Era sumamente culta, mucho más que su propio marido. Y bueno, me sedujo siempre el romance porque se presta a ser una expresión sencilla y también de cosas profundas que sea comprensible para todo el mundo. La tentación era grande, no solo de escribir ‘Los Comuneros’ sino de escribir también un romance.
Mucho se ha hablado de Castilla y León como una Comunidad Autónoma artificial, sin una identidad propia. ¿Puede haber contribuido su libro a generar esa identidad, ese sentimiento de pertenencia?
En muchas personas lo ha generado, pero venimos mal encaminados de atrás. La República española tal y como se constituyó y después en el postfranquismo, no sólo acentuaba la destrucción de Castilla y de toda España porque se hace una Constitución sin constituyente. Cada uno avanzó lo que eran sus egoísmos del momento y eso lo estamos pagando hoy. Uno de los problemas que tiene España es que hay 17 autonomías, 17 gobiernos, 17 parlamentos y 17 cuerpos de funcionarios. Las personas que más meditaron sobre esto entre las dos guerras, como es el caso de Madariaga, dijeron que lo que procedía, dadas las diferencias culturales y físicas, instalar un régimen federal con siete estados o así, no de 17. Y un sistema en el que cada uno de los estados estuviese comprometido con los demás.
Con su experiencia en la Unesco, ayudando a los más diversos países en el establecimiento de políticas culturales, ¿cómo ve a España en ese ámbito?
El sector cultural es un sector que puede tener un apoyo oficial o no tenerlo, en España se necesita menos ese apoyo oficial porque hay muchas instituciones que están asumiendo sus políticas propias. Me refiero a ayuntamientos, diputaciones u otras organizaciones que están asumiendo parte de este gasto. No es preocupación del Gobierno y debería de serlo porque, al fin y al cabo, lo más importante para una país debería ser elevar su nivel de cultura. No es lo que más habría que reprochar a nuestros gobernantes, que no se ocupen demasiado, las cosas se van desarrollando y encajando. Lo malo también es que a veces se hace un gasto, si no totalmente inútil, de alguna manera insuficientemente útil. Eso de complacer tentaciones partidistas de una comunidad, una provincia o una ciudad, que se gasta el dinero en cosas que no deberían ser tan primordiales.
¿La hubiera gustado recibir este Premio Castilla y León de las Letras antes?
Había urgido espontáneamente una campaña hace unos años y hubo como 2.000 firmas de gente con el carné de identidad por delante, es decir, que con bastante compromiso. En fín, ha habido que esperar un poco más (ríe).
¿Y en que nuevos proyectos está ahora?
La Fundación Luis López Álvarez me esta ocupando mucho, pero tengo tres libros que se suceden. Una nueva edición de ‘Los Comuneros’ que voy a firmar en Villalar, donde también voy a firmar mis memorias y, por último, un libro de ensayo literario ‘La vibración del verbo’, que también sale para Villalar. Después de eso tengo dos propósitos más urgentes. Uno relacionado con mi experiencia en el conflicto del Congo y el libro que escribí ‘Africa frustrada’, un libro que estoy terminando en francés y que viene a contar lo sucedido en este país después de la muerte Mudumba y esa época terrible que se titulará ‘De Patricio Lumumba a Laurent Kabila’. Además, hace tiempo que pensé en escribir un poema muy ambicioso que titulo provisionalmente titulo ‘Castiella’ y que está muy avanzado. Tengo que acabarlo en un años y esta escrito en todo tipo de versos, con una parte tradicional y otras experimental. Está otro proyecto en marcha con María Salgado, protagonista del resurgir del floklore de Castilla. Ella me pidió que hiciese una especie de muestrario de pequeños romances para hacer un disco.
Nacido en La Barosa, en la comarca del Bierzo, y trasladado a Valladolid siendo un niño, puede decir que tiene dos ‘patrias chicas’…
Ambos lugares son importantes para mi. Cuando por ahí por el mundo me preguntan de donde soy, siempre digo España, y cuando me preguntan de qué lugar concretamente, digo Valladolid, porque es más conocido. Pero ambos para mi tienen mucha importancia, mi patria está entre los dos, entre el Bierzo y Castilla, sobre todo la zona de Tierra de Campos. Esas son mis casas, donde me siento agusto.
”al fin y al cabo, lo más importante para una país debería ser elevar su nivel de cultura”
No se preocupe, aqui de momento lo llevamos a rajatabla
Salvame deluxe, GH, GH vip, supervivientes, adan y eva, master chef, pesadilla en la cocina, quiero ser monja, hermano mayor, gypsy kings, pekin express, discovery max, los dibujos del boeing para las futuras generaciones…
Viento en popa Sr. López, viento en popa!!!