El técnico asturiano, desde siempre uno de los principales seguidores de la Roja, ha tomado las riendas de la selección hace pocas semanas y se presenta al público y a la prensa como un revolucionario. De una manera parecida a la que lo vio llegar al Barcelona, Lucho se ve como el autor de un cambio necesario. La llegada del ex técnico blaugrana es sin duda una maniobra contundente por parte del presidente de la Federación Luis Rubiales, alguien que ha intentado tomar el mando con firmeza tras sustituir a Ángel María Villar, como bien se ha notado cuando se ha visto obligado a cesar a Julen Lopetegui antes del comienzo del mundial tras la confirmación del fichaje de este último para el Real Madrid.
Lo que sin duda traerá Luis Enrique será es un viento nuevo a una selección que necesita un cambio de actitud tras el reciente terremoto en el que se ha visto involucrada durante el último mundial. Por esta razón se necesitaba a un entrenador con carácter, ganas de trabajar y dedicación. Estamos hablando, de hecho, de alguien que no dejó nunca de ser un deportista, incluso durante los años en los que no fue técnico. Su manera de cuidarse y su atención para la táctica y el desarrollo de varias maneras de juego que fueran más allá del toque y del dominio del balón fueron importantes para poder cambiar el Barça, que gracias a su pequeña revolución vertical consiguió ganar su último triplete en el año 2014-15.
Con su llegada se ha buscado entonces un cambio importante en la tónica de la Roja, una selección que tendrá que renovarse forzosamente tras la decepción mundialista y tras el adiós de algunos pesos pesados, entre los cuales destacan Gerard Piqué y Andrés Iniesta. A sus 48 años, Luis Enrique se perfila entonces como el más indicado y el más maduro para poder tomar las riendas de una selección con la que ya disputó tres mundiales del 1994 al 2002 y para la que siempre demostró mucho cariño.
Como técnico su palmarés se infló mucho durante la etapa blaugrana en la que llegó a ganar 9 títulos en tres temporadas. Estamos hablando de 2 ligas, 3 copas del Rey, una supercopa de España, una supercopa de Europa, un mundial de clubes y una Champions League. Es decir que su currículum lo avala como un líder contundente para un vestuario que hará hincapié en figuras como Sergio Ramos y David De Gea pero que a la vez necesitará nuevas incorporaciones para poder volver a desplegar buen fútbol y cuajar buenos resultados. Y con Lucho en el banco, las sorpresas en la primera convocatoria serán varias.