Luis Alberto de Cuenca: “Lo más grande del cine es que nos activa unos resortes de manera muy íntima”

El escritor, Premio de Honor 2016 del Certamen Nacional de Cortometrajes, participó de un coloquio en el que el séptimo arte fue el gran protagonista de la jornada
María Emilia Villanueva, Luis Alberto de Cuenca, Arsenio García, Luis Miguel Suárez y Andrés Martínez en instantes previos a la apertura de la Mesa Redonda. La música estuvo a cargo de Tarántula de serpientes. / CCU

Este sábado se celebró una mesa redonda para compartir las experiencias sobre el cine con el premiado de honor, Luis Alberto de Cuenca. El escritor recibirá durante la Gala de Clausura del XIX Certamen Nacional de Cortometrajes ‘Ciudad de Astorga el galardón por su trayectoria profesional como difusor del séptimo arte. El dúo Tarántula y las serpientes amenizaron la llegada de los asistentes al Claustro del Seminario.

“Estoy agradecido y emocionado por recibir este premio de honor. Gracias, gracias y gracias. Ahora llevaré aún más a Astorga en mi corazón”, fueron las palabras que el poeta dedicó a la ciudad. Junto a él en la Mesa Redonda se econtraban Luis Miguel Suárez Martínez, Andrés Martínez Oria, María Emilia Villanueva y Arsenio García Fuertes, quienes compartieron más a fondo la figura del autor.

“Luis Alberto de Cuenca defiende que el cine es la épica del siglo XX, igual que Homero fue el bardo de la época antigua, también actualmente el heredero es el cine, junto con los tebeos. El cine se alimenta de mitología, el mito del siglo XX, la mayor máquina de hacer mitos de nuestro siglo, las estrellas de Hollywood se sitúan en el mismo nivel que los héroes de las epopeyas de antaño. Los gángster son para el siglo XX lo mismo que los héroes de Homero para el mundo micénico”, resumió Suárez al hablar de la opinión que el celuloide le merece al escritor.

Estuvieron también presentes los directores de los Festivales de Cine de Medina del Campo y de Gijón. El alcalde de Astorga, Arsenio García, agradeció y recordó que “tener el Certamen de Cine es un regalo que vamos a seguir implicándonos para poder continuar con él por muchos años”.

El cine “de verdad”

Durante la Mesa Redonda, Andrés Martínez, interrogó a Luis Alberto de Cuenca por la expresión que utilizó en su libro “Etcétera”, escrito en los años 80′, en la que habla sobre el “cine de verdad”. El escritor respondió: “para mí el cine de verdad es esa máquina de sueños que se fabricó en los Estados Unidos de América con la colaboración de grandes directores. El lenguaje del cine es el que marcaron grandes autores dentro de la cinematografía universal. Me gusta que me cuenten una historia, y que me la cuenten de la manera más atractiva posible”.

La opinión que la película “2001: Una odisea en el espacio” de Stanley Kubrick le merece al escritor provocó sentimientos encontrados entre los asistentes a la mesa redonda, como él mismo apuntó. “Para mí, ‘2001’ es una película muy interesante pero soporífera. Mientras que me parece genial la saga original de La Guerra de las Galaxias, así como la última entrega de la serie, me parecen de las aportaciones más importantes de la cinematografía como engendradora de mitos que ha habido en los últimos años”.

“Lo más grande del cine es que nos activa unos resortes de manera tan íntima, nos sentimos identificados por detalles tan mínimos que pueden hacer coincidir a dos personas, y separar sus opiniones en la siguiente película. El cine favorece el diálogo. Deberíamos recuperar la oscuridad del cine, cuando se abrían los cortinajes y comenzaba la ilusión”, explicó Luis Alberto de Cuenca.

Durante la posguerra sucedió algo similar con las películas que se proyectaban en las salas, que ayudaban a evadir los momentos por los que estaban pasando las personas. “Voy a robar una anécdota de Garci para explicar cómo el cine invadía de forma íntima a las personas durante esos años: Estaba Garci viendo una película en la que había una ensalada de tiros formidable, y delante de él había dos chicos de unos 17-18 años. De repente, uno de ellos le dice a su amigo ‘cúbreme que voy a mear’, porque realmente la acción que estaba ocurriendo en la pantalla, los espectadores se sentían realmente metidos en la acción”.

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