Juan López Los productores de lúpulo impulsan una red de secaderos, operados por biomasa, cuyo pago por reducción de emisiones revertirá en los socios de la Sociedad Agrícola Transformadora Lúpulos de León, la mayor cooperativa del sector en España y que ha participado junto a la empresa Calor Erbi para poner en funcionamiento un sistema que abandone los equipos que usan gasóil y propano, poco eficientes, por otros que supriman el contacto directo de los humos con las flores de la planta y que respeten las mejores condiciones, tanto del lúpulo como del medioambiente.
Se trata de un proyecto, desarrollado por Calor Erbi, que ha sido galardonado por el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente como una de las iniciativas ‘Clima 2017’, de forma que las emisiones certificadas que se consigan evitar de toneladas de CO2 serán abonadas durante cuatro años a la cooperativa, radicada en la comarca alta del Órbigo, para fomentar el uso de energías renovables, tal y como explicó a Ical el director técnico de ingeniería de Calor Erbi, Óscar Cela, quien estimó en un beneficio de 7,9 euros por cada tonelada de CO2 que se deja de emitir el que recibirán los socios. “Es más eficiente, menos gasto y hemos conseguido un proyecto para que la biomasa que nos compren repercuta directamente en el productor”, espetó.
El sector se encuentra en un momento de cambio de tendencia al respecto para lograr métodos “más eficientes y tratar mejor el producto”, porque los compradores, que habitualmente son alemanes, “así lo exigen”. A juicio de Cela, el lúpulo no está dirigido solo a León, donde se cultiva actualmente casi el cien por cien de la superficie nacional, ya que con estos cambios se motiva que otros agricultores crean en él también en otras provincias de la Comunidad. En la actualidad, Calor Erbi ya cuenta con un equipo en funcionamiento en Nistal de la Vega, cerca de Astorga, gracias a la participación individual de un agricultor.
Larga labor de investigación
Después de una larga labor de investigación se obtuvieron las condiciones ideales para el secado de lúpulo, que tienen un rango de error muy estrecho, por lo que la máquina se diseño con un control muy preciso, según matizó Cela. Los equipos generadores se fabricaron para adaptarlos a todos los secaderos si bien, la eficiencia energética “está muy influenciada por la forma del aparato”. En todo caso, con el mismo generador “se podría cambiar la zona de secado en el futuro para los secaderos menos eficientes”, de forma que los agricultores “puedan afrontar las inversiones escalonadamente”.
El responsable de la empresa añadió que la máquina se diseñó con un control único, que gobierna el quemador.
Las pruebas realizadas la campaña anterior, a pesar del mal año agrícola a causa de las heladas y la sequía en la zona, fueron “muy satisfactorias” y se cumplieron todos los objetivos fijados previamente. “La obtención del proyecto Clima ha sido el premio ideal para incentivar la mejora de instalaciones tan ineficientes como las que nos hemos encontrado y colocar a nuestros agricultores a la vanguardia de la producción de calidad y sostenible”, sostuvo Cela.
El proyecto, además, ha sido presentado junto con la Fundación Cartif como plan estratégico para empresas en materia I+D (Selub 2017) y fue aprobado con una de las mejores puntuaciones de los proyectos ADE.
Durante la investigación, los técnicos realizaron un número importante de visitas a productores, en las que se observó una gran diversidad de formas de secado, todas “muy poco” eficientes energéticamente, con condiciones que “varían notablemente”, sin un conocimiento “profundo” del secado “óptimo” para obtener la mayor calidad de lúpulo; y en los que los gases estaban en contacto con la materia comestible, “lo que da lugar a una menor calidad en el producto seco”.