La lluvia impidió este sábado la revisión de las cohortes de legionarios por parte del emperador. No obstante, este viernes a su llegada a la ciudad, César Augusto reconoció a los romanos y romanas menores de edad. Recibió durante más de una hora a los jóvenes que se acercaron para conocer al César y les entregó dos monedas de oro (de chocolate astorgano) por su compromiso con el futuro de Roma. Además, les hizo entrega de un diploma en el que él, Cayo Julio César Octaviano Augusto “agradece a su poseedor la valentía y lealtad hacia el pueblo romano con el deseo de que en años venideros pase a engrosar como legionario las tropas de este gran Imperio que ha conquistado más de medio mundo”, firmado a XXVI de VII de XXXIX.
En el cercano Templo de Juno, los más pequeños aprendieron lanzamiento de pilum, arma básica del legionario romano. La punta del pilum ha de ser pequeña y de forma piramidal. Al impactar perfora con facilidad un escudo de madera; al ser la vara metálica más delgada que la punta se deslizaba por el agujero hecho por la punta con facilidad.
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