Los “Días Internacionales” como salvaguarda de nuestros derechos

Por Mercedes Rojo

 

                El último trimestre del año acumula entre sus días la mayor parte  de las numerosas fechas que la ONU destina a conmemorar determinadas circunstancias referidas a la realidad humana.  Comienza con la dedicación, el uno de octubre, a “las personas de edad” y, a partir de ahí, diversas situaciones son tenidas en cuenta durante estos tres meses. Días Internacionales en ocasiones, Mundiales en otras, van a procurar llamar la atención sobre grupos concretos de personas o sobre algunos aspectos, muchos de ellos relacionados bien con su salud bien con sus derechos. Lo más probable es que no sirvan para mucho, pero si se consigue llamar la atención sobre los colectivos y situaciones a los que se refieren, durante un día, tal vez unas horas o incluso unos instantes, y que de ello se obtenga al menos una reflexión por parte de la población que adquiere conciencia de ellos, tal vez se esté dando un paso importante hacia la posibilidad de cambiar hábitos, actitudes y circunstancias que ayuden a cambiar los problemas que rodean a tales aspectos. Aunque siempre que no olvidemos que los días son solo eso, una llamada de atención que es necesario prolongar en el tiempo para que las deficitarias situaciones que denuncian dejen de serlo de una vez por todas.

No voy a referirme a toda la lista de “días específicos” porque, en solo tres meses, se acumulan nada menos que treinta y cuatro. Sí  voy a detenerme en aquellos que, para mí, pueden estar más relacionados con nuestros espacios, con nuestro día a día y también con las personas con las que a diario nos relacionamos.  Pero antes quiero hacer algunas consideraciones sobre los motivos que han llevado a la ONU a instaurar tales fechas dentro de nuestro calendario. Surgen estas conmemoraciones con la aparición del estado de bienestar que poco a poco se va instalando en muchos países del planeta, los más desarrollados. Cubiertas las necesidades básicas, se van estableciendo, como resultado de las reivindicaciones de determinados grupos sociales, declaraciones de derechos que tratan de salvaguardar el acceso a unos mínimos que protejan, por encima de todo,  la dignidad de las personas, más allá de su realidad social, de edad, de sexo y género, laboral, de salud, etc. Muchas de esas reivindicaciones fueron surgiendo en torno a pequeños grupos, normalmente afectados por una determinada situación precaria, y extendiéndose  posteriormente a todo un país, primero,  y después al colectivo de países a través de la ONU. El objetivo fundamental, recordar a todas aquellas personas que viven disfrutando de unas condiciones dignas, que existen muchas otras en otros lugares del mundo a las que aún les falta mucho para llegar a esa situación, y que, a pesar de las declaraciones universales de derechos hechas desde este organismo mundial, sigue habiendo una gran parte de la humanidad que ve algunos diariamente sus derechos conculcados: derecho a la salud, derecho a la educación y al trabajo, derecho a recibir un trato de igualdad, derecho a la libertad… Porque en un mundo aparentemente cada vez más civilizado, no todas las personas pueden cuidar de su salud en igualdad de condiciones, ni todas pueden acceder a la educación o al trabajo; sigue existiendo la esclavitud en muchos lugares del mundo y se sigue ejerciendo la violencia, normalmente contra los / las más débiles.

Pudiera parecer un discurso que depende solo de los gobiernos, de los organismos estatales que rigen las naciones y, con ellas, el mundo. Pero siempre los derechos, se refieran al campo que se refieran, se basan en el respeto a la dignidad de la otra persona. Y eso ha de comenzar con cada uno de los seres humanos que tenemos más cerca. Porque la suma de muchas individualidades hacen una generalidad, y cuando entre todos y todas consigamos lograr esto, habremos conseguido que dichos derechos se respeten desde los propios gobiernos, contribuyendo a una mayor equidad en nuestras sociedades. Porque no hemos de olvidar que dichos gobiernos están formados por personas, y si cada una de las que las forman es una persona justa y respetuosa, llevaremos adelantado la mayor parte de camino hacia ese RESPETO general.

Sin embargo, es indudable que aún nos falta mucho por hacer, y que en ese largo y arduo recorrido es muy fácil olvidar, desde nuestra propia comodidad, cuántas personas quedan aún por gozar de sus  derechos. Incluso no es raro que cualquiera de nosotros haya sentido que no se le respetan los mismos, o conozca a alguien  a quien a menudo  se le vulneren, independientemente de que se sea consciente o no de ello. Por el hecho de ser mayor, de ser mujer, de ser niño o niña, de pertenecer a un lugar diferente, de padecer una u otra enfermedad… Los Días Internacionales y/o Mundiales, vienen a recordarnos que aún nos queda mucho trabajo por hacer y deberían ser para cada uno de nosotros una especial circunstancia para reflexionar sobre el camino que aún queda por recorrer y sobre la aportación que al mismo podemos hacer desde nuestra individualidad y desde nuestro día a día.

Y ya para terminar, referirme a algunos de esos días de este último trimestre del año por la especial significación que tienen desde la realidad en la que yo trabajo. 1 de octubre, Día Internacional de las Personas de Edad, porque es el colectivo de mayores el que más sufre el efecto de la pobreza en un mucho totalmente desigual, y porque muchos de sus derechos son olvidados incluso por las personas a las que a lo largo de la vida les han dado todo. 11 de octubre, Día Internacional de las Niñas, porque siguen siendo éstas las más vulnerables en muchos lugares del mundo, negándoseles la educación, siendo tratadas como esclavas sexuales, no pudiendo acceder a la sanidad,… aún cuando en sus manos estaría la desaparición casi absoluta de la pobreza del mundo. 20 de Octubre, Día Mundial de la Infancia, porque  hoy en día sigue siendo el colectivo más desprotegido a nivel mundial y quienes no tienen capacidad ninguna de defensa frente a los atentados a que las personas adultas les someten. Día 25 de noviembre, Día Internacional contra la violencia contra las Mujeres, porque sólo en España se calcula que son actualmente dos millones las mujeres que viven en una situación de malos tratos por parte de su pareja o ex pareja, y en el mundo siguen sufriendo situaciones atroces en aras de la cultura y la tradición (feminicidios en el momento del nacimiento, ablaciones, prohibición para estudiar, para mostrar su rostro,…). Pero la lista es interminable, y en algunas de las circunstancias que recuerdan podemos encontrarnos nosotros alguna vez. Por eso, desde aquí, una nueva invitación a la reflexión cada vez que afrontemos una de estas conmemoraciones que ¡ojalá algún día no sean ya necesarias!

 

 

 

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