Los Astures vencen en el Gran Circo Romano 2017

Un año más las tribus astures recogieron el guante arrojado por el César y se batieron ante los romanos en la arena del Gran Circo Romano. Para desgracia de los civilizados seguidores de Augusto, los pobladores de los castros que parecían vencidos, al final de la contienda consiguen darle la vuelta al tanteo y se hacen con un gran triunfo.

Fuerza y habilidad

Tras el desfile de las tribus y las civitas y legiones romanas, el César y el príncipe astur, Sebius, ocuparon el palco de honor para ver a sus mejores hombres y mujeres en la contienda. Doce fueron los elegidos por el caudillo local, al igual que otros tantos por parte de los romanos.

En las primeras pruebas los astures demostraron que la dura vida en el castro curte bien sus manos y muscula sus piernas. Vencieron con solvencia en la carrera de literas y en la prueba del arrastre de cuadrigas. Los más pequeños también tuvieron su oportunidad para demostrar sus aptitudes en un soga-tira. Esta vez fueron los pupilos romanos los que consiguieron tumbar a los benjamines astures.

Entre acto y acto, el emperador ofreció a la plebe unas maravillosas luchas de gladiadores y pugilistas que fueron del agrado de todos. Excepto de algún luchador que tuvo que salir de la arena en compañía de los galenos. Otros no tuvieron tanta suerte, y con los pies por delante abandonaron el anfiteatro.

Los siguientes enfrentamientos fueron algo más elegantes. Más aptos para las manos romanas. La puntería y la habilidad de los patricios y legionarios quedó presente adelantándose en el marcador global. El griterío en el anfiteatro era total, y tanto unos como otros no dejaban de animar a los suyos.

In extremis

Así es como más duelen las derrotas; al final cuando ya acaricias la gloria. Los romanos se presentaban ante la última prueba con una ventaja de cinco tantos sobre los astures. Cinco eran precisamente los puntos en juego. Los jueces de arena decidieron que en caso de empate el ganador de los “ludus” sería el que consiguiese llevarse la prueba definitiva. Se trataba de nuevo de habilidad. Cruzar por un estrecho tablón manteniendo el equilibrio y cargando sandías. A sus pies el abismo en forma de gran piscina de agua.

No parecía la especialidad de los hombres de Sebius, pero su empuje y coraje hicieron que templaran su naturaleza nerviosa e impulsiva. El cansancio romano se notó y más de uno y una acabaron en el charco.

Los astures lograron cruzar todas las sandías al otro lado del puente. Las tribus gritaban sin cesar y cantaban felicitando a sus bravos guerreros mientras el César, quiso demostrar su gallardía y magnanimidad felicitando a los vencedores.

Este domingo los astures serán los protagonistas en el desfile del triunfo. Pero quien sabe, quizás a los romanos no les haya hecho mucha gracia caer en sus propios juegos. Es posible que su establecimiento en la meseta astur no sea temporal…

Galería de imágenes; Pedro González