Lo que nos jugamos el 14F

Dirán que más bien lo que se juegan los catalanes. Pero no, casi nos jugamos más el resto de los españoles. Ellos, a pesar de su insatisfacción con el Gobierno de la Generalitat (suspenso en todas las encuestas, según su propio centro de estudios de opinión), parece que van a votar a los mismos, cambiando solamente a Ciudadanos por PSC. Y el voto españolista de centroderecha se dividiría entre tres partidos (Cs, PP y Vox).

 

Los demás nos jugamos:

– Si los de Carles Puigdemont ganan y lideran el nuevo Gobierno, como con Quim Torra, volverán a intentar en cualquier momento alguna operación independentista unilateral desestabilizadora, sobre todo si ven peligrar su poder por la mala gestión o las consecuencias de la crisis. Como ya hicieron.

– Si son los de ERC los que quedan por delante apretarán las tuercas al Gobierno de Pedro Sánchez hasta donde puedan… y pueden bastante. Más cesiones.

– Si es el PSC el primero, puede que le pase como a Cs en las anteriores elecciones, que no pueda formar gobierno, o que las concesiones para conseguirlo sean costosísimas. Más facturas para todos.

– Si no hay forma de pactar un gobierno, vuelta a empezar y Cataluña bloqueada en medio de la crisis sanitaria, social y económica: más coste, más retraso en recuperarse una zona clave del país… y radicalización de todos.

 

Esto sobre los posibles vencedores. Pero hay otra incógnita importante: quién queda segundo de su bloque ideológico. Entre los independentistas está visto las zancadillas que se ponen ERC y JxCat, es decir, Oriol Junqueras y Puigdemont. Lo único en lo que se ganará será –seguramente– en claridad, ya que pueden desaparecer varios de los grupos formados a partir de la implosión de la CiU de Pujol y Artur Mas. Claro que tienen las de ganar los más radicales.

 

En el centroderecha, aunque nadie se define así en Cataluña, Cs lucha como puede por seguir vivo en el territorio que le vio nacer. Pero la presión en la garganta la tiene el PP. Como le pase por encima Vox va a pasarlo muy mal. Y con la temporada de juicios por casos de corrupción que le esperan, a lo que se suma la comisión de investigación que le han montado en el Congreso, no lo va a tener fácil. Para regocijo de Pedro Sánchez, que con un Pablo Iglesias disminuido electoralmente, aunque sea un permanente dolor de cabeza, haciendo chanzas todos los días con los problemas de Pablo Casado y alimentando a Vox –y el miedo a Vox a la vez– se lo puede pasar de cine. Va a poder hacer lo que le dé la gana. Más.

 

Ángel M. Alonso Jarrín

@AngelM_ALONSO

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