Siempre me han gustado las películas en las que los paisajes son un protagonista más o esos actos cuyos escenarios aportan contenido y añaden un valor positivo al evento en sí. Por eso considero que lo de celebrar esa cena en El Prado ha sido un acierto sin matices.
Se ha elegido un escenario español, español y a la vez mundial. El Museo del Prado es una de las mejores pinacotecas del mundo, que es lo que es porque España fue lo que fue siglos atrás y que contiene obras de artistas consagrados de distintas procedencias. Los tesoros del Museo son reflejo de la capacidad del ser humano para hacer magia con pinceles y colores. Digo magia, porque algunas de sus maravillas sorprenden tanto que sólo podemos aceptarlas, consintiendo que en su fábrica ha intervenido algo sobrehumano.
Elegir El Prado ha permitido, que los asistentes fueran vestidos, si se me permite la expresión, de normal. Como si te arreglas para salir una noche, pero nada de gala ni etiqueta. Así, en la iconografía de esta cumbre se han evitado lentejuelas y tiaras que en estos momentos que tanto cuesta llegar a mediados de mes, serían bastante contraproducentes.
Y la guinda del pastel la colocó la Orquesta Sinfónica de Kiev; con ella se envió un rotundo mensaje aderezado, eso sí, con la elegancia del arte, que deja claro con quien y contra quien estamos.
La elección fue tan certera e innovadora que contribuyó a mitigar el contenido de la propia cumbre. No es lo mismo un salón lleno de floreros y banderas con muchos señores y pocas señoras tomando decisiones sobre cómo garantizar la paz con más armas, que un entorno amable, lleno de una belleza que ha perdurado a través de la historia. Es como si quisieran decirnos que para seguir protegiéndola hacen faltan giros geoestratégicos que debemos aceptar.
Esta cumbre ha permitido ver a todos quienes la han querido mirar, que nuestro Presidente se mueve como pez en el agua en el contexto internacional. Pero Pedro es inteligente y comprometido. No ha caído en el error de otros líderes mundiales que descuidan la política de casa. Pedro no es de esas personas que quieren salvar el planeta olvidando a las personas que viven en él. Sigue apostando por medidas de choque contra la brutal inflación, sigue apostando por medidas ideológicas que mantienen al PSOE en su espacio natural y eso lo quiso marcar la misma semana que el mundo miraba a España porque aquí se celebraba una cumbre calificada por la mayoría como histórica.
España se abre al mundo, quiere pintar con estilo propio y quiere pintar más que algo en la escena internacional. Así se ha reivindicado ante aliados y rivales con lo del Prado
De verdad que esto ya roza el esperpento. Esta señora sale montero y sanchez anunciando que se prohibe comer lechuga y le parecerá estupendo, su capacidad critica para con la izquierda es inversamente proporcional a su adulación. Decir que sanchez se mueve como pez en el agua en el plano internacional!!! Pero lo más grave es alabar el ultraelitismo de organizar un ágape con 13 entrantes nada menos, en un museo en que el resto de mortales tiene que hacer minimo una hora de cola para entrar. Este tipo de detalles es lo que hace que la gente piense que nuestros gobernantes se ríen de nosotros. Esto ha sido una maniobra de marketing mas que una reunión de la otan, y tampoco tendría mayor trascendencia la enésima venta de humo de nuestro cafre de presidente, de no ser porque a unos miles de kilómetros hay gente que la está masacrando un tal putin. Menos reuniones propias del siglo XVIII y mas actuar contra ese genocida. En españa sin ir mas lejos entra gas a través de barcos rusos por no hablar del gas que llega a diario a centroeuropa. Hipocresía en estado puro.