Puede parecer pueril, pero no es así. En el estadio más bajo de las campañas electorales, esto es, en los pequeños pueblos, las nuevas técnicas de la información no resuelven el paradigma de Laswell. No hay otro canal o medio entre el emisor y el receptor que el cara a cara, el llegar a cada casa de cada vecino y presentarse como candidato y charlar un poco a ser posible. En los pequeños pueblos la gente se conoce de sobra, y gusta que el aspirante al cargo tenga la amabilidad, y el esfuerzo, de ir a verle. No sirven otras técnicas en pleno siglo XXI y en esta España “vaciada”, término que se ha puesto de moda en esta campaña del 2019.
En las cabeceras de comarca ya entrar en juego otros factores, entre ellos la juventud y la extensión territorial. Es literalmente imposible que el candidato salude a todos los miles de vecinos. Y es cuando entra en marcha el buzoneo. Hacer llegar a casas, revistas, flayesr, miniperiódicos….Todo o casi todo vale con llegar al hogar del posible votante. La radio es fundamental en el mundo rural, mucho más que la televisión que no da a penas información de la localidad. Las redes sociales y los periódicos digitales cobran importancia. En un segmento de población que no lee el periódico en el bar, ni tan siquiera lo compra. Eso ya pasó a la historia para salvo un grupo cada vez menos numeroso del censo electoral. La imagen cobra su importancia y el uso de las fotografías con asociaciones de todo tipo.
Y finalmente, en las cabeceras provinciales que es cuando el uso de la televisión se combina con otros medios de llegar a cada vez mayor número de audiencia. Ahí entran en juego los jefes de prensa, asesores y una cohorte que prepara mítines y debates. Vivimos en un mundo donde la imagen, más que lo que esconde detrás es lo que impera.
Así pues dispónganse a recibir estas últimas jornadas una buena dosis de propaganda directa o subliminal.