Primero fue la presentación en sociedad madrileña en el Ritz. Todo el que pinta algo en Castilla y León estaba allí, con el alcalde de León y el presidente Herrera como maestro de ceremonias. Varios miembros del Gobierno nacional también. Más tarde fue la caída del muro de Berlín, perdón, de la frontera con Castilla-Sur salvando el Pisuerga. Valladolid y León en sintonía. Algún castellano viejo no durmió ese día, siendo como son, cosas de paisanaje. Y ahora la jornada palentina con sus alcaldes y delegaciones fijando metas, subrayando en lo que une y dejando a un lado lo que separa pueblos, ciudades y provincias enteras.
No hay que ser muy ducho en la materia para evidenciar que Antonio Silván es, hoy por hoy, de todas las capitales provinciales de Castilla y León que gobierna el Partido Popular, el que más proyección mantiene. Tanto en clave de gestión municipal como en la pomada política y qué decir en la mediática.
Sus únicos lunares son los que puedan sobrevenirle por bonhomia con algún empresario que creyó que Castilla y León era su patio interior. O la falta de cargos orgánicos internos en el PP con peso y capacidad de toma de decisiones, versus listas electorales.
Que León tiende puentes es tan real como el desembarco publicitario y promocional que se está llevando a cabo en Madrid. Todo un éxito. Milagros que el AVE de fin de semana llena la capital del viejo reino. Pero en su equipo falta también no solo fuerza centrífuga, también centrípeta, esto es, proyección hacia fuera y hacia dentro de la provincia. No vaya a ser que de tanto mirar a la luna se vaya a dar un porrazo con la señal que indica el camino a casa.
Les propongo un nombre más para seguir la pista a este interesante tema. Carlos Fernández Carriedo. Hay votos y banquillo.
Para ABC