Hay muchos dichos en el Camino de Santiago, pero hay uno que reconoce que “hay tantos Caminos como peregrinos”. Aunque el más conocido y el que cuenta con mayor afluencia de viajeros es el Camino Francés, hay otras muchas rutas, algunas de ellas muy poco frecuentadas, pero que no por ello dejan de ser una alternativa al más multitudinario camino jacobeo. Y León cuenta con siete posibilidades diferentes -de las 32 que existen oficialmente en toda España-, además de que es la provincia que, con más de 700, cuenta con el mayor número de kilómetros de Rutas Jacobeas para ofrecer a los peregrinos en su caminar hacia Santiago de Compostela.
En Astorga confluyen el Camino Francés y la Vía de la Plata. Además, desde la Cepeda parte el Camino de Invierno que atraviesa el puerto del Manzanal para después entrar en el Bierzo.
Pese a ser el de mayor tránsito, no es el Camino Francés el que más recorrido hace en la provincia, donde cuenta con algo más de 200 kilómetros, sino que es el denominado Camino Olvidado, con 240 kilómetros a lo largo de 25 municipios, el que más distancia recorre en León. En pleno proceso de recuperación e impulso, esta ruta es al menos dos siglos anterior al Camino Francés, popularizado a partir del siglo XII por la publicación del ‘Códice Calixtino’, y recorría las antiguas calzadas romanas durante casi 700 kilómetros hasta llegar a Santiago. Es en Villafranca del Bierzo donde comparten su trayecto final hasta la capital gallega.
No hay que olvidar tampoco la histórica Vía de la Plata, que desde Sevilla transcurre por todo el oeste peninsular y que en León deja otros 45 kilómetros de recorrido; la Ruta Vadiniense, desde Santo Toribio de Liébana (Cantabria) hasta Mansilla de las Mulas (León), con 138 kilómetros en la provincia leonesa; y el Camino de San Salvador, entre León y Oviedo, con un trayecto leonés de 67 kilómetros. A ellos es posible sumar también otros dos trazados, muy breves y al mismo tiempo bastante menos frecuentados, como son el Camino de Invierno, que se presenta como alternativa al paso del Cebreiro en los meses más fríos; y el Camino de Madrid, que en apenas unos kilómetros enlaza Sahagún con el Camino Francés.
Una amplia variedad de posibilidades y alternativas a la ruta tradicional y más transitada que en los últimos años está ganando adeptos. El desarrollo de la historia fue el configuró el transcurso de estos caminos, en un momento de continuos conflictos bélicos y reconquistas territoriales. En el momento en el que se descubrió la tumba del Apóstol Santiago se vivía la plena Edad Media, un momento en el que el reino estaba invadido totalmente y la capital se situaba en Oviedo, donde la había trasladado Alfonso II ‘El Casto’.
Con este hallazgo, Santiago se convirtió, después de Roma, en el segundo lugar de peregrinación del mundo. Con la tumba del Apóstol como destino surgió el primero de los caminos, el Camino Primitivo, que partía de Oviedo. Pronto empezaron a llegar los peregrinos por el Camino Inglés -desembarcaban en Ferrol- y la ocupación tan solo permitía en aquel momento trascurrir por el Camino del Norte.
Una vez que se inició la Reconquista, y a medida que la ocupación había descendido hacia el sur, se buscaron caminos más accesibles para llegar a Santiago, y fue entonces cuando dio sus primeros pasos el Camino Francés, por donde ya había más seguridad para viajar por ese trayecto. Mientras tanto, fueron desarrollándose otros paralelos, que marcaba el propio transcurso de la historia, como el Camino de San Salvador o el Camino Olvidado, que discurre por una zona de una orografía complicada, que era una de las mejores opciones que también aprovechaban actividades como el pastoreo o el transporte. Finalizada la Reconquista, los reyes apostaron por el arreglo de puentes y vías, y con ello fue creciendo el tránsito en el Camino Francés.
Caminos para disfrutar
Diferentes asociaciones y organizaciones han intensificado su trabajo en los últimos años para dar a conocer estos Caminos alternativos, que muchas veces suelen ser transitados por aquellos que quieren disfrutar de una ruta no tan masificada al tiempo que tienen la ocasión de disfrutar de paisajes de gran belleza. Precisamente el disfrute de la ruta es una de las ventajas que se quiere trasladar a los peregrinos. “No hay que correr, nada de madrugar….” reconoce el experto en la Ruta Jacobea, José Antonio Cuñarro, que entiende que el Camino Olvidado, aunque también otros, son rutas “que hay que disfrutar”.
Crecimiento y recuperación
Este impulso que se viene dando ya se deja notar en algunos casos en las cifras de peregrinos que recorren estas rutas alternativas. La Ruta Vadiniense cuenta al año con entre 500 y 800 viajeros, mientras que el de San Salvador puede llegar a registrar hasta 1.600, un dato muy lejano de los apenas 80 que se contabilizaban hace no más de ocho años, con un incremento que ha llegado a situarse en torno al 45 por ciento de un año a otro.
El objetivo de la recuperación de estos caminos pasa por, no solo poner en alza el valor histórico de estas rutas, sino también por revalorizar las zonas por las que atraviesa, en algunos casos comarcas mineras especialmente desgastadas por el decaimiento de la actividad minera en los últimos años. Conscientes de que “ningún Camino va a ser el Camino Francés”, se quieren aprovechar otros valores y otros atractivos, como el paisaje, para convertirse en “rutas paralelas”.
La infraestructura se presenta como un reto, para ofrecer a los peregrinos una estancia agradable y diferenciada, porque el boca a boca se presenta en estos casos como una herramienta fundamental para incrementar las visitas. En todo ello juegan un papel los ayuntamientos, cada vez más concienciados con la necesidad de trabajar en la mejora del servicio para convertir estas rutas en alternativas en zonas muy empobrecidas y en las que el envejecimiento de la población es más que evidente.
De hecho, no se descarta que alguna pueda experimentar un crecimiento muy grande en los próximos años. El Camino Olvidado es el último en el que se está trabajando y se intenta hacerlo de la forma más intensa posible, con la participación de momento de unos 25 ayuntamientos, conscientes de que podría convertirse en “posible competencia”. Se espera finalizar la señalización de las diferentes etapas -unas 20 desde su origen en Bilbao hasta Villafranca del Bierzo- y, si las previsiones no fallan, en una década se espera que sea un revulsivo. “Es un Camino largo y da mucho juego”, añade Cuñarro.
Caminos históricos
No todos los caminos que se dirigen a Santiago de Compostela tienen el reconocimiento de Caminos Históricos, sino que para que así sea se requiere que cumplan una serie de requisitos. Uno de ellos es que tiene que contar con un trazado histórico definido de uso continuado, además de contar en su recorrido con pueblos relacionados con el Camino, tales como Hospital, Templarios, Santiago, Oca o María Magdalena; también tiene que contar con documentos históricos y correspondencia de peregrinos que avalen su uso o una tradición oral que reconozca el paso de los viajeros.
Otras de las condiciones necesarias para tener este nombramiento es que cuenten con una red histórica de hospitales, así como puentes, calzadas o pueblos con arquitectura jacobea, entre otras infraestructuras; y, por último, disponen igualmente de iglesias y capillas con imágenes del apóstol o arquitectura románica.