Latidos del Camino- La hospitalidad en un lugar llamado Hospital

Los venezolanos Piera Lo Curto y Arturo García salieron de un país “en dificultades” para recalar en el Camino de Santiago, del que se habían enamorado cuando realizaron la ruta jacobea

“Lamentablemente, Venezuela vivía una situación bastante difícil y teníamos que salir de allí. Y pensamos en venirnos a Europa. Rápidamente reflexionamos sobre el Camino de Santiago como oportunidad para vivir”. La italovenezolana Piera Lo Curto, economista y con pasaporte italiano, y Arturo García, guía de montaña en el Amazonas, recalaron en Hospital de Órbigo tras haber realizado anteriormente la ruta jacobea y quedarse prendados de ella. “Nos gustaba tanto, que como habíamos sido peregrinos, sabíamos lo que le gusta cuando llega al albergue y nos lanzamos”, sostiene ella.

Ahora, su forma de entender la hospitalidad la practican en el albergue San Miguel, en la calle Álvarez Vega de la localidad. O lo que es lo mismo, el eje central que cruza una población que ya de por sí lleva la palabra Hospital en su nombre. “Para nosotros es importante dar un buen recibimiento al peregrino después de una etapa larga, de caminata, que viene cansado, en un albergue limpio, acogedor, tranquilo para su descanso”, menciona Lo Curto, quien recuerda que se engancharon antes de regresar a su país la primera vez cuando vivieron “experiencias maravillosas” en su Camino desde León a Santiago.

De hecho, hubo una segunda ocasión durante otras vacaciones en las que la pareja recorrió una parte del Camino Portugués. Pero todo se torció en Venezuela y se vieron obligados a salir. Solo una visión positiva de ello, que el Camino ganó un albergue muy especial, dedicado a la pintura, repleto de arte por todos los rincones. “Nos encanta y disfrutamos cuando las personas pintan y nos dejan todas sus buenas impresiones y sus buenas energías”, ensalza Piera, mientras Arturo atiende a los últimos peregrinos de la mañana que aún acceden al establecimiento tras cruzar el Puente del Paso Honroso, escenario de batallas medievales a caballo y de justas aún hoy recreadas.

Y es que el Camino es algo “muy especial” para esta pareja venezolana, que “no se puede definir si no lo vives”; una “experiencia única donde caminas en cada etapa, conoces gente y lugares hermosos”, además de una “vivencia mágica”. Piera finaliza con una invitación a “cada persona, para que viva el Camino de alguna manera porque es algo muy especial”.

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