E.F.G. / D.A. Un doctor especialista en psicoanálisis y un poeta trotamundos intercambian sus puntos de vista acerca del amor, la enfermedad, la libertad, la amistad, el recuerdo, el lenguaje y en definitiva, sobre la vida, a lo largo de las páginas de El médico y el viajero. Calma en los tiempos del virus. Los leoneses Luis Miguel de Luis y Jesús Epalza son los autores de un volumen escrito mano a mano a modo de las grandes aventuras epistolares de otros tiempos. En un tiempo de incertidumbres, De Luis y Epalza abren las puertas de sus respectivos mundos interiores y de su amistad compartida para caminar juntos hacia el encuentro del lector.
De Luis es fundador del grupo Vitral de psicoanálisis y su anterior incursión en el mundo de la literatura había sido Sinsabiendo vivir, un libro en el que recogía, a modo de ‘falso diario’, sus experiencias como médico terapeuta. En esta nueva obra, la consulta y el diván también son los escenarios, reales y mentales, desde los que el médico rebusca en su memoria para afrontar la travesía que se abre ante la hoja en blanco.
Por su parte, Epalza juega en el libro el papel de viajero que ha vivido en diferentes países como la India, Perú, El Salvador o México y que ha desarrollado su consulta profesional, también en el campo de la psicología, en varias clínicas de la ciudad. Tampoco se trata de su primera incursión en el mundo literario, ya que tras Jesús Epalza se esconde Salvador Negro, su ‘alter ego’ literario, autor de libros de poesía como El silencio, La ausencia de mi carne o Palabras para mi hija. Su última creación, Manual para suicidas vio la luz en 2017, con prólogo de Antonio Gamoneda.
En las páginas de El médico y el viajero, el psicólogo recorre diferentes monasterios de España, lo que da pie a que ambos autores reflexionen sobre el legado artístico de dos culturas milenarias como la mitología griega y la espiritualidad judeo-cristiana. Epalza también hace referencia a algunos de los episodios vividos alrededor del mundo para ofrecer cierta esperanza ante un mundo que parece desmoronarse tal y como lo conocemos.
Los interrogantes planteados por los dos autores beben de sus episodios vitales, de sus experiencias, dolores y alegrías, que comparten con el lector para hacerlo partícipe de su viaje. En ese sentido, el libro se dirige especialmente, explican los autores, a “lectores necesitados de calma en estos tiempos del virus”.
De esta manera, sus más de 200 páginas no ofrecen una vacuna fiable pero sí un diagnóstico preciso del enemigo al que se refieren como “el virus de todos los tiempos”: la angustia, el dolor, el vacío, la muerte y la incomunicación. Mediante esta travesía hacia el encuentro del otro, De Luis y Epalza buscan frenar el contagio de esa otra pandemia.