Decía Don Quijote que «hay un remedio para todas las cosas menos para la muerte, que seguramente nos alcanzará a todos en algún momento». Este viernes se cumplió el IV Centenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes, si bien la celebración de tal efeméride se extenderá a todo este año, con el fin de resaltar que el genio de las letras españolas sigue más vivo que nunca.
De Don Quijote lo conocemos casi todo. Hoy mismo, DA te ofrece hoy un nuevo reportaje sobre la obra de Cervantes, a los ojos de cuatro escritores leoneses, en esta misma edición. Pero, ¿y de la vida del hombre detrás del escritor? Hoy, Día del libro, también la repasamos. Porque Cervantes fue un aventurero ‘de película’.
Se da por hecho que Miguel de Cervantes nació en Alcalá de Henares, dado que allí fue bautizado, según su acta bautismal, si bien Alcázar de San Juan defiende ser su cuna. El día exacto de su nacimiento es menos seguro, aunque lo normal es que naciera el 29 de septiembre, fecha en que se celebra la fiesta del arcángel San Miguel, dada la tradición de recibir el nombre del santoral del día del nacimiento.
Fue el cuarto hijo del cirujano Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas , en Alcalá de Henares. Sus abuelos paternos fueron el licenciado en leyes Juan de Cervantes y doña Leonor de Torreblanca, hija de Juan Luis de Torreblanca, un médico cordobés; su padre se llamaba Rodrigo de Cervantes (1509-1585)
En busca de mejor fortuna, la familia Cervantes marcha a Valladolid, donde a la sazón se hallaba la Corte. Allí se establece en el barrio del Sancti Spiritus, pero las deudas contraídas llevan al padre a la cárcel y provocan el embargo de todos sus bienes.
Tras el fracaso de Valladolid, la familia vuelve a Alcalá de Henares y, al menos el padre -no sabemos si acompañado de su esposa e hijos o no-, emprende un verdadero peregrinaje que lo lleva, primero, a Córdoba.
Es posible que Cervantes asistiese allí al colegio jesuítico de Santa Catalina, emprendiendo así sus primeros pasos escolares y empapándose ya, con seis años, en los ambientes picarescos que luego recrearía en su escritos.
En otoño de este año, Rodrigo Cervantes se halla establecido con los suyos en Madrid, ahora metido en negocios, entre otros, con Alonso Getino de Guzmán, organizador de espéctaculos, gracias a quien Cervantes inicia sus primeros pasos poéticos con un soneto (“Serenísima reina en quien se halla”) escrito a propósito de la celebración del nacimiento (1567) de la infanta Catalina Micaela, segunda hija de Felipe II.
Cervantes estudia con Juan López de Hoyos, nombrado rector del “Estudio de la Villa” el 12 de enero de 1568, quien le encarga -so título de “amado discípulo”- cuatro poemas destinados a la Relación oficial de la exequias celebradas con motivo de la muerte de Isabel de Valois.
Sorprendentemente, al año siguiente lo encontramos instalado en Roma, convertido en camarero de monseñor Acquaviva, con quien no permanecería más de un año y pico. La única explicación coherente dada a ese brusco cambio de escenario tiene que ver con una provisión real, fechada en septiembre de 1569, en la que se ordenaba el apresamiento de un joven estudiante de nombre Miguel de Cervantes, por haber herido en duelo al maestro de obras Antonio de Sigura.
Soldado y cautivo
Pronto lo dejará para ocupar la plaza de soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina, embarcando en la galera Marquesa para prestar apoyo al contingente veneciano. Cervantes enferma de malaria y padece fiebres altas, lo que no impide que pelee heroicamente, situado en el esquife de la nave, en la más “alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros”, como él denominaba a la batalla de Lepanto. Allí recibe dos disparos de arcabuz en el pecho y un tercero en la mano izquierda, que se la dejaría inutilizada para inmortalizarlo como “manco de Lepanto”. Se recupera de sus heridas en Mesina.
Convertido en “soldado aventajado”, obtiene cartas de recomendación de don Juan y el duque de Sessa y decide regresar a España. A principios de septiembre embarca en Nápoles en una flotilla de cuatro galeras que se dirige a Barcelona. Una tempestad las dispersa y El Sol, en la que viajaban Cervantes y su hermano, es apresada, frente a las costas catalanas, por unos corsarios berberiscos al mando de Arnaut Mamí. Los cautivos son conducidos a Argel y Miguel de Cervantes cae en manos de Dalí Mamí, apodado El Cojo, quien, a la vista de las cartas de recomendación de nuestro soldado, fija su rescate en 500 ducados de oro, cantidad prácticamente inalcanzable para su familia.
Se inicia así el período más calamitoso de su vida: cinco años de cautiverio en los baños argelinos, jalonados por numerosos intentos de fuga siempre fallidos.
En mayo de 1580, llegaron a Argel los padres trinitarios fray Antonio de la Bella y fray Juan Gil con el objetivo de rescatar a presos españoles. Fray Juan Gil, que únicamente disponía de trescientos escudos aportados por su familia, trató de rescatar a Cervantes, por el cual se exigían quinientos. El fraile se ocupó de recolectar entre los mercaderes cristianos la cantidad que faltaba. La reunió cuando Cervantes estaba ya en una de las galeras en que Azán Bajá zarparía rumbo a Constantinopla, atado con «dos cadenas y un grillo». Cervantes es liberado el 19 de septiembre de 1580.
Amoríos y boda
En mayo de 1581 Cervantes se trasladó a Portugal, donde se hallaba entonces la corte de Felipe II, con el propósito de encontrar algo con lo que rehacer su vida y pagar las deudas que había contraído su familia para rescatarle de Argel. Le encomendaron una comisión secreta en Orán, puesto que él tenía muchos conocimientos de la cultura y costumbres del norte de África. A finales de año volvió a Madrid. En febrero de 1582, solicita un puesto de trabajo vacante en las Indias, sin conseguirlo. En estos años, el escritor tiene relaciones amorosas con Ana Villafranca (o Franca) de Rojas, la mujer de Alonso Rodríguez, un tabernero. De la relación nació una hija que se llamó Isabel de Saavedra, que él reconoció, pero con la que no se llevó muy bien.
El 12 de diciembre de 1584, contrae matrimonio con Catalina de Salazar y Palacios en el pueblo toledano de Esquivias. Catalina era una joven que no llegaba a los veinte años y que aportó una pequeña dote. No tuvieron hijos y Cervantes pasó largas temporadas en Esquivias; de hecho, se inspiró en la familia de su mujer para algunos de sus personajes. Sin embargo, el matrimonio no resultó, y a los dos años de la boda se separan.
Es muy probable que entre los años 1581 y 1583 Cervantes escribiera La Galatea, su primera obra literaria en volumen y trascendencia. Se publicó en Alcalá de Henares en 1585. Hasta entonces solo había publicado algunas composiciones en libros ajenos, en romanceros y cancioneros, que reunían producciones de diversos poetas.
Nace Don Quijote
Se establece en la ciudad de Sevilla el 10 de enero de 1588. A partir de 1594, será recaudador de impuestos atrasados, empleo que le acarreará numerosos problemas y disputas. Es encarcelado en 1597 en la Cárcel Real de Sevilla, entre septiembre y diciembre de ese año, tras la quiebra del banco donde depositaba la recaudación. Supuestamente Cervantes se había apropiado de dinero público. En la cárcel «engendra» Don Quijote de la Mancha, según el prólogo a esta obra. No se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a escribirlo mientras estaba preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea allí. Su encancerlamiento fue muy breve.
Poco después inicia su carrera dramática, sobresaliendo en el género del entremés, así como en las comedias en que describe sus experiencias personales como esclavo cautivo de los musulmanes en Argel: El trato de Argel, su refundición Los baños de Argel y La gran sultana, que figuran dentro del subgénero denominado «comedia de cautivos». También pueden considerarse obras maestras su tragedia El cerco de Numancia (1585) y la comedia El rufián dichoso. Hace poco se ha recuperado una tragedia que se consideraba perdida, Jerusalén.
En 1604 se instala en Valladolid, por aquel entonces Corte Real —desde 1601— de Felipe III. El mismo año 1604 Antonio de Herrera y Tordesillas, Cronista de Indias y Censor de la obra de Miguel de Cervantes autoriza la impresión de la misma. En enero de 1605 publica la primera parte de la que será su principal obra: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Ello marcó el comienzo del realismo como estética literaria y creó el género literario de la novela moderna. La segunda parte no aparece hasta 1615: El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.
Entre las dos partes del Quijote aparecen en 1613 las Novelas ejemplares, un conjunto de doce narraciones breves, compuestas algunas de ellas muchos años antes. Su fuente es propia y original. En ellas explora distintas fórmulas narrativas como la sátira lucianesca (El coloquio de los perros), la novela picaresca (Rinconete y Cortadillo), la miscelánea (El licenciado vidriera), la novela bizantina (La española inglesa, El amante liberal) o, incluso, la novela policíaca (La fuerza de la sangre).
Muerte y entierro en Madrid
Cervantes fallece en Madrid a la edad de 68 años de diabetes, en la conocida Casa de Cervantes, situada en la esquina entre la calle del León y la calle Francos, en el ya citado barrio de las Letras o barrio de las Musas, en el entorno del conocido Madrid de los Austrias. Cervantes deseó ser enterrado en la iglesia del convento de las Trinitarias Descalzas, en el mismo barrio, por la ayuda que le prestó la orden cuando estaba preso en Argel.
Un año después de su muerte, aparece la novela Los trabajos de Persiles y Sigismunda, cuya dedicatoria a Pedro Fernández de Castro y Andrade, VII conde de Lemos, su mecenas durante años, y a quien están también dedicadas la segunda parte del Quijote y las Novelas ejemplares, y que firmó apenas dos días antes de morir, resulta una de las páginas más conmovedoras de la literatura española.