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Fotografías de Pedro González La Hermandad de la Santa Cena partió esta cálida noche pujando por los cuatro paso del Miércoles Santo. La noche comenzó con el acto eucarístico donde anualmente se proceden a bendecir los panes en la iglesia de San Bartolomé, panes que posteriormente reparten entre los asistentes a la procesión y las presidencias de las demás cofradías, hermandades y archicofradía al término de la procesión.
En primer lugar, La Santa Cena, paso que marca la noche del Miércoles Santo que representa con todo lujo de detalles la Última Cena de Jesucristo con sus apóstoles. Acompañado por la agrupación musical Orpheus de Astorga, así como las presidencias de las Cofradías e instituciones de la ciudad, la talla de 1952 recorrió las calles de la ciudad, que este año cambió su itinerario para pasar por la plaza de la Semana Santa.
A continuación salió la Oración en el Huerto, que este año representa el cartel de la Semana Santa astorgana. Pujado por varios miembros de la Agrupación de Protección Civil Las Encinas, el paso de “Los Durmientes” data de 1955 y uno de los momentos más emocionantes es su entrada en el Cabildo. Se necesita mucha precisión para que el ángel que porta el cáliz entre por el arco de la Hermandad.
Cinco legionarios romanos acompañan el paso del Prendimiento de Cristo, popularmente conocido como El Beso de Judas, una imagen sobrecogedora del momento en que Jesús es apresado por la policía del Sanedrín para su enjuiciamiento.
Toda una experiencia es ver al Jesús Cautivo, un paso pujado por cargadores. Lleva una túnica blanca, semblante serio, las manos atadas resignado y el doble paso corto de los cargadores que hacen que el desfile del Cautivo sea toda una experiencia, acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad.
El tradicional toque de pasos acompañó la entrada de los cuatro pasos en el Cabildo de la Hermandad, y el levantamiento de los braceros del Cristo Cautivo a la entrada del Cabildo arrancó los aplausos de la multitud que no quiso perderse el momento.
