La porosidad del terreno y el agua oculta en su interior

Existen múltiples cuestiones o asuntos que a simple vista o si se quiere en un primer análisis de la realidad pasan inadvertidos. Uno de ellos es el inherente a la porosidad del terreno.

A simple vista el terreno, es decir los montes valles, caminos e incluso excavaciones parecen materia continua y sin hueco alguno. Sin embargo si analizamos el terreno con una lupa es posible que se empiecen a percibir diminutos huecos ( a veces se ven a simple vista). Los huecos más o menos grandes que hay en la inmensa mayoría de los terrenos Se denominan en general poros y por ello cuando hablamos de la porosidad de un terreno estamos haciendo alusión al conjunto de huecos que existen en el mismo y que se extienden por espacios muy amplios es decir espacios de muchos kilómetros en todas las direcciones posibles.

Es en estos y a menudo imperceptibles huecos o poros donde se alojan en determinados casos partículas de agua que proviene de las precipitaciones es decir de la lluvia esencialmente. El hecho de que estos huecos o poros sean tan diminutos es un detalle que aunque parece intrascendente no lo es en modo alguno. Estos detalles me da la impresión de que pasan totalmente inadvertidos para la mayoría de las personas.

Si llenamos un vaso de agua y luego lo vaciamos la práctica totalidad del agua contenida en el mismo escapa. Queda siempre eso si una finísima y a veces invisible película de la misma adosada a las paredes del vaso. Es sencillo hace unos cálculos . Un vaso de los que habitualmente usamos en la mesa puede tener una capacidad de  282 centímetros cúbicos lleno de agua, es decir 28 centilitros. Suponemos que es un vaso cilíndrico de radio 3 cm. y de 10 cm. de profundidad. Si lo vaciamos y suponemos que adosada a sus paredes permanece una película de 0,1 milímetros de agua resulta evidente que el volumen de agua no vaciada será de 1,88 centímetros cúbicos. Es decir menos de un 1%. Es una cuantía insignificante.

Ahora bien, en el suelo a menudo los poros son tan diminutos, que una película de 0,1 milímetros adherida a un hueco puede ser importante. Imaginemos un poro cuyo tamaño sea similar al de un grano de sal por ejemplo. En este caso el volumen de agua retenida podría ser muy grande respecto al volumen total del poro.

Hace ya muchísimos años que se tiene datos sobre esta realidad. En un trozo cualquiera de terreno siempre hay una cierto volumen de huecos, aunque no se vean a simple vista. Es la denominada porosidad total. Se expresa en porcentaje. Una porosidad del 12% significa que el 12 por ciento del volumen de ese terreno esta hueco. Si se trata de un especio de un metro cubico ello supone 120 decímetros cúbicos o si se quiere espacio para 120 litros. Esto implica que dentro de ese terreno caben 120 litros de agua en cada metro cúbico. En estos casos estamos hablando por norma general de cantidades promediadas.

Ahora bien el agua que penetra en el terreno no siempre sale del mismo por gravedad, esto es por su propio peso. Parte queda atrapada bien por adherencia a las paredes de los poros o por otras causas. Así pues  hay un porcentaje  de huecos en el terreno que es la porosidad total; pero dentro de la porosidad hay otro concepto que es la efectiva; es decir la de aquellos huecos que se pueden vaciar por gravedad y que permiten circular el agua. El porcentaje del volumen de huecos en los que una vez que el entra el agua ya no sale; se denomina la retención especifica.

Lógicamente esta realidad, como otras muchas relativas al almacenamiento y al aprovechamiento de aguas subterráneas; pasa inadvertida para el ciudadano corriente. Sin embargo los técnicos que se dedican a buscar agua subterránea de modo científico si  la han de tener muy presente. Por otra parte todo este asunto hay que abordarlo siempre con números concretos.

En realidad los mecanismos de acumulación de agua en el subsuelo, su comportamiento en el mismo y su extracción son mucho mas complejos de lo que a simple vista puede parecer. Hay una serie de conceptos como la permeabilidad, la transmisividad o el gradiente hidráulico, que no son sencillos de explicar de modo breve. Hace ya varias décadas en mi época de estudiante universitario, creo recordar que durante dos cursos académicos se impartían conocimientos de Hidrogeología; lo que indica que no es sencillo, ni mucho menos explicar como se busca el agua subterránea de modo científico. Por ello en este breve artículo me he centrado en el tema de la porosidad, un asunto que a simple vista pasa a menudo inadvertido, pero que es muy importante a la hora de realizar cualquier tipo de estudio para aprovechar las aguas subterráneas.

Aclaro eso si que esa idea tan extendida de que hay “ríos o arroyos de agua subterránea”; es absurda por mas que muchas personas les cueste creerlo. Inserto una página de unos excelentes apuntes de Hidrogeología del Profesor D. F. Javier Sánchez San Román (Universidad de Salamanca).

Castropodame, 22 de junio de 2019

            Rogelio Meléndez Tercero

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