Cambios significativos en el esquema del Atlético Astorga en el partido de este sábado. Diego Merino introdujo a Tarek en el centro de una defensa de tres que buscaba ganar presencia en el medio campo. El “experimento” no funcionó ante el Almazán que en seguida le cogió la medida a los maragatos. Al final reparto de puntos en un encuentro sin ritmo.
Despacito
No sólo es la canción del verano. Es la palabra que resume el juego planteado por el Atlético Astorga en La Eragudina. Un Astorga que salió de más a menos. Con la acumulación de hombres en ataque el conjunto local ganaba presencia, pero se notaba que con tanto toque y posesión no se sabía muy bien qué hacer. El balón llegaba con comodidad a la zona de peligro defendida por el Almazán pero una vez allí las cosas se frenaban. Demasiados pies a los que ofrecer el balón y un buen rival cerrado esperando a la contra.
A pesar de haber dispuesto de alguna oportunidad anterior, el gol del Astorga llegaría en el minuto 27. Chete empalma de primeras un balón botado desde el córner y adelanta a los locales. Y ahí se terminó por mojar toda la pólvora.
El Astorga bajó el ritmo, y se jugaba con balón pero sin sorpresas, sin chispa. Se echaron en falta las jugadas por bandas de los extremos locales, los desdobles de los laterales y la magia de Tara y Puente en la última línea. Barullo de hombres perdidos en el campo.
Por su parte el Almazán disfrutaba de estos momentos de incertidumbre esperando agazapado para cazar al Astorga. Con tanto jaleo arriba, la defensa maragata se despista en el 37 y Pascu calca el empate en el electrónico. 1-1 y a las duchas.
Sin más
La segunda mitad fue un poco más de lo mismo. El Astorga sin ideas y el Almazán a la espera. Los sorianos consiguieron tirar buenas contras que podían haber costado caras para los locales. Pero nada se movió en los segundos 45 minutos.
Sopor, lentitud y falta de chispa. El sábado el Astorga fue otra cosa y el Almazán supo jugarle bien. Reparto de puntos diremos que merecido y para casa.