La Lomce irrumpe en el nuevo curso

Los centros escolares reclaman estabilidad para desarrollar su trabajo y un estatuto específico para los docentes que “contemple una garantía para la profesión y que no esté al vaivén de decisiones políticas”
Primer día de clase (C.S. Campillo)

 

ICAL Reencuentros, algún que otro bostezo y llantos, sobre todo entre los más pequeños. Olor a nuevo en los libros recién forrados por unos padres que, con ilusión y cierta pena, dejan a sus hijos en las aulas en este día inicial. Es el principio, los primeros pasos de un incipiente curso escolar en Castilla y León que, poco a poco, convertirá en rutina todo aquello que resulta novedoso en este espacio breve de adaptación. Sin embargo, un ambiente diferente inunda de incertidumbre este arranque. Comienza una nueva época para el sistema en España, con la aplicación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), que modifica algunos aspectos curriculares y obliga a nuevas programaciones.

Ningún colegio de la Comunidad es ajeno a la Ley Wert, aunque por ahora sólo se aplicará en los cursos impares de Primaria (1º, 3º y 5º) y los que comiencen la nueva FP Básica. El próximo curso ya se sumergirán en ella será el resto de cursos de Primaria, 1º y 3º de Secundaria y 1º de Bachillerato, así como los ciclos formativos de grado medio de Formación Profesional. Este aspecto choca entre el sector educativo, que no entiende la aplicación no homogénea porque lleva tiempo amoldar la ley.

En el interior del colegio de La Asunción de León, el silencio sepulcral de los últimos meses da paso a un bullicio incesante. Entre la entrada de unos y otros, y en medio del alboroto de los primeros días del curso escolar, el director de Primaria de este centro de la capital leonesa, Ángel Salamanqués, apunta a algunos cambios que han tenido que afrontar por la llegada de la Lomce.

La nueva normativa ha supuesto el cambio en las horas de algunas áreas, la desaparición de Ciudadanía en quinto de Primaria y una estructura “diferente” en cuanto a la coordinación entre los diferentes niveles. “Realmente a nivel curricular no es tanto el cambio, porque lo que más cambia es la estructura y las áreas”, reconoce Salamanqués.

Este nuevo organigrama incrementa las horas lectivas de áreas como Matemáticas o Lengua y disminuye el cómputo de Religión, con un reparto distinto de Inglés o Educación Física. Por ello, fue necesario pedir a los profesores “la revisión de programaciones para adaptar las nuevas programaciones en primero, tercero y quinto, a lo que pide la ley”.

En este sentido, el director del colegio vallisoletano Teresa Íñigo de Toro, Jesús Cardenal, añade que el 30 de octubre el profesorado debe entregar a la Inspección la nueva programación curricular, es decir, las nuevas asignaturas, horarios y “cómo se va a dar a los alumnos cada una de ellas”.

Esto perjudica a la figura jurídica que tiene el Consejo Escolar, al que se le quita presencia y competencia, algo en lo que Cardenal no coincide. “Si se va recortando la labora del Consejo Escolar, al final sobrará”, asegura el director del centro, quien además explica que existe incertidumbre porque este año se convocarán elecciones a este órgano.

Lamenta que es “complicado para la enseñanza” un nuevo cambio normativo. No en vano, él ya ha lidiado con siete reformas educativas. “Cuando ya has logrado estabilizar la situación y el funcionamiento, llegan otros y lo cambian”, reprocha Cardenal, quien reclama un nuevo estatuto específico para los docentes que “contemple una garantía para la profesión, para que no esté al vaivén de decisiones políticas y que todo lo conseguido se venga abajo, porque son ellos los que cargan con todo y el colegio se resiente, porque no envían refuerzos”.

“Las leyes tienen que extenderse, al menos, por 20 años. Queremos que nos dejen trabajar y no soportar este galimatías”, considera el director del centro, quien pide un pacto de Estado en educación y ya teme la llegada de un nuevo año electoral que vuelca a obligar a realizar modificaciones, porque el “PSOE ya ha dicho derogará la Lomce si gobierna”.

Este tipo de cambios normativos se multiplican en los colegios bilingües, como es el caso del Teresa Iñigo de Toro, con 440 alumnos y una treintena de profesores. Algunas asignaturas hay que adaptarlas en dos idiomas. Incluso, en 5º y 6º se Primaria es obligatorio el alemán. En este centro todos los tutores tienen un marcado perfil de inglés y como mínimo estaban con sus alumnos un 80 por ciento de las horas, un tiempo que ahora se reducirá a la mitad para repartir el tiempo con otras aulas en las que imparten este idioma extranjero.

Por ello, critica que la Lomce la han elaborado los “tecnócratas”, aquellos que no tienen “idea de Educación con mayúsculas y que lo hacen por que pertenecen al Gobierno de turno”. “Se creen salvadores y la educación es mucho más: es la sociedad, la familia, los profesores. Si falla este engranaje…”, reprocha.

Adaptar material

Uno de los inconvenientes de la nueva norma es que, al no permitir el cambio de libros, ha sido necesario adaptar el material de la normativa antigua a la nueva, con lo que áreas como Conocimiento del Medio, que desaparecen, mantienen el libro este año para impartir las nuevas áreas de Ciencias Naturales y Ciencias Sociales. “La dificultad está en adaptar el material a dos asignaturas que antes era una sola”, señala Ángel Salamanqués, director del colegio leonés de La Asunción.

Para una mejor adaptación del profesorado se ha hecho necesario incrementar el número de reuniones. “Ha habido que leer la ley e ir aplicando lo que nos piden”, declara, para reconocer que la norma también tiene ventajas. “Hay muchas cosas positivas, la ley no está tan mal, porque tampoco es tan diferente”, incide.

Entre estas ventajas, Salamanqués apunta al incremento de las áreas instrumentales, así como las pruebas de nivel que se tendrán que llevar a cabo a los alumnos de tercero y sexto de Primaria. “Es una forma de controlar que la cosa vaya bien, porque las pruebas son de control y pueden ayudar a saber cómo vamos”, dijo. “En tercero haces una evaluación hasta ese curso, y si el alumno no consigue los objetivos, hay que hacer un plan de apoyo para que el niño los consiga. Asusta un poco, pero ese control es bueno”, añade.

Recuerda que son técnicas que ya se han seguido en algunos casos desde el propio centro. “Ya buscábamos formas de controlarnos y tenemos pruebas externas de inglés, porque nos parece fundamental que no seamos nosotros quienes nos controlemos”, finaliza.

Preparados para este momento

Cuando se inicia el curso y se tienen los “deberes hechos”, todo es más fácil, aunque el comienzo de las clases coincida con los cambios que introduce una nueva ley educativa, la Lomce. Así lo pone de manifiesto el director del colegio público Piedra de Arte de Villamayor (Salamanca), Miguel Ángel González, quien asegura que el equipo docente del centro se adelantó a las circunstancias y como era algo ya “anunciado” se han adaptado a las nuevas exigencias con normalidad.

Este maestro, como él mismo se define, recuerda que ha vivido ya siete reformas educativas, como Jesús Cardenal, y cree que a la hora de elaborar todas ellas “nadie se ha equivocado”, porque siempre se ha ido a mejor. Dejando a un lado las opiniones más personales, asegura que las reformas han introducido cuestiones “novedosas y buenas”.

Por ese motivo, valora también los cambios que propone la nueva ley y en especial, se muestra partidario de ahondar en las capacidades lectores y de escritura en Primaria y que se establezcan pruebas externas de evaluación para detectar problemas en el aprendizaje o incluso “lagunas” que puedan producirse en la enseñanza y que deban corregirse para mejorar la calidad de la educación.

En definitiva, destaca la importancia de la “cultura del esfuerzo” y afirma que es uno de los aspectos distintivos del proyecto educativo que impulsa el equipo que forma parte de este centro salmantino y por el que seguirán apostando, independientemente de los nuevos cambios que se produzcan en el futuro.

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