Mientras en el PSOE leonés ha ganado por goleada la postura del presidente de la Diputación Eduardo Morán, contrarias al leonesismo de nuevo pelo del alcalde capitalino, José Antonio Diez, en el Partido Popular las cosas no están nada claras.
La crisis del PP leonés se prolonga sine die y la mayor evidencia de ello es la falta de nombramiento oficial de un secretario general y de un gerente de partido. Ambas, figuras indispensables para algo tan importante entre los tiempos electorales como es la estructura y vida del propio partido.
En algún medio acostumbrado a ser amigos cuando tienes poder y a ser el carnicero principal si lo dejas, salió como rumor la imposición desde Génova de un nombre del seno de las Nuevas Generaciones. Ni se confirma, ni se desmiente…Nada.
En otro orden de cosas los propios miembros de la Ejecutiva provincial confiesan en voz baja que desde que se cesara ipso facto a la anterior empleada -gerente- por filtrar presuntamente la no titulación del anterior secretario y su dimisión irrevocable que le hizo no llegar a recoger su acta de diputado, triunfo y caída de José Miguel González meteóricos, no se sabe a quién acudir y a quién fiarse en cuestiones del día a día. Por otra parte, desde Valladolid no quieren más injerencias de Madrid como pasó con el secretario y las «familias» ya se hacen cada día más visibles al trasluz de los hechos. A saber, el presidente Juan Martínez Majo y delegado de la Junta como premio de consolación entronizado en una presidencia neutra, los «silvanistas» que parecen día a día ganar más adeptos pero que saben de su sonora derrota por el control interno regional, y los neo y viejos «carrasquistas», que los hay, oiga, y no vea cuántos aún en puestos públicos y de responsabilidades.
Esto de la política no es una ciencia exacta, sin embargo nadie puede tapar ya por mucho tiempo más las vergüenzas de un partido que perdió mucho poder en Diputación y municipios y anda todavía dando tumbos como un boxeador noqueado en el rin.
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