Una patrulla de la Guardia Civil detectó en la autovía A-231, que une Burgos y León, un vehículo sospechoso de llevar un aparato detector o inhibidor de radares circulando a gran velocidad a la altura del kilómetro 47, en las cercanías del municipio de Sahagún. Según recordaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno en León, el hecho de llevar un detector instalado en el coche está considerado como una infracción grave y supone una multa de 200 euros y la retirada de tres puntos del carnet de conducir.
Más grave es llevar instalado un inhibidor de radar, que implica una sanción económica de hasta 6.000 euros y seis puntos de retirada del permiso de conducción para el conductor del vehículo, así como una sanción de 30.000 euros al taller encargado de su montaje. En este caso, el conductor manifestó que el montaje e instalación de este sistema se había llevado a cabo en un taller de la provincia de Barcelona.
Según informaron las mismas fuentes, los agentes dieron el alto al vehículo debido a la manera brusca en que el conductor redujo la velocidad al aproximarse al radar. En la primera inspección, los efectivos de la Guardia Civil detectaron un testigo LED de color rojo situado a la altura de la vista del conductor que parpadeaba al detectar la presencia del radar.
Los agentes informaron al conductor de que para proseguir su viaje se debía desmontar el sistema para verificar si se trataba de un detector o de un inhibidor y lo acompañaron a un taller especializado para proceder al desmontaje e inutilización del aparato, cuyos gastos tuvo que asumir. El sistema se hallaba oculto tras el parachoques delantero y bajo el salpicadero.