‘La generación de los que sueñan y hacen’

Permítanme una reflexión incisiva: Viniendo del Ministerio de Asuntos Económicos, es un eslogan que resulta inspirador, alentador y edificante. Es sugerente y atractivo — no cabe duda alguna. No obstante, es una frase de dudosa veracidad. Y no precisamente porque lo diga yo, sino porque así lo demuestran los hechos y la realidad objetiva. Los denominados ‘millenials’ son probablemente la generación mejor preparada de la historia de España. Creo que a estas alturas nadie lo pone en duda. Sin embargo, también existe una verdad muy incómoda al respecto — aquella que denominamos la generación mejor preparada, también es la más castigada estructuralmente. Como crítico social, me resulta ineludible hacer referencia a las cifras obscenas, escandalosas y tercermundista de un paro estructural que llevamos arrastrando varias décadas y el impacto desastroso que ha tenido sobre nuestra sociedad.

En la actualidad, el paro estructural, el subempleo, la temporalidad, la incertidumbre, la precariedad laboral y la exclusión social son motivo de preocupación y consternación social. En cuanto a ‘La generación de los que sueñan…’ Pues es simple y llanamente eso: la capacidad que tiene el ser humano de imaginar, fantasear y hacerse ilusiones dentro de lo que forma parte intrínseca de un mito social; una quimera comprendida como aquello que nos inculcaron en la escuela sobre la meritocracia. Inevitablemente y, sin necesidad de ser derrotista, la capacidad de soñar se va deteriorando progresivamente cuando las nuevas generaciones se estrellan contra el muro del desempleo y la realidad social. Por tanto, además de los que sueñan, nos queda por considerar a la generación de los que ‘…hacen’ ( y esto se refiere en gran medida a los que se resignan y se conforman con el status quo). Ante la parálisis sistémica, económica y la mediocridad del mercado laboral, los que hacen, entiendo que hacen lo que haga falta por subsistir; y no necesariamente hacen lo que sueñan o les hace sentirse realizados como personas y profesionales (teniendo en cuenta que la gran mayoría no tiene la oportunidad y el privilegio de hacer/ejercer para lo que están capacitados y formados). La triste realidad es que el mercado laboral no genera empleo de alto perfil y tampoco quiere trabajadores que piensen por sí mismos. Los pensadores independientes y críticos son un inconveniente para el sistema, a pesar de todo el potencial que puede aportar como valor añadido. Lamento profundamente este golpe de realidad y ojalá estuviera equivocado. Pero me temo que por mucho eslogan emocionante y motivador (por no decir triunfalista) que nos presente el Ministerio de Asuntos Económicos, no cambia en absoluto la paradoja sistémica que condena a la generación mejor preparada de la historia de España, a ser también la primera generación que vivirá peor que sus padres.

José Díaz

Print Friendly, PDF & Email

Un comentario en “‘La generación de los que sueñan y hacen’

  1. Lo de que los jóvenes son la generación más preparada de la historia de españa bastamte discutible. Más que nada porque la educación en este país en los últimos 20 años es sencillamente basura. La meritocracia, el esfuerzo, la exigencia etc etc han desaparecido para favorecer la mediocridad con la absurda idea de no querer dejar a nadie atrás, aún cuando sea un zote integral. Por no hablar de la ideologzación a todos los niveles. Habrá excepciones, pero por general tenemos unos jóvenes con una carencia intelectual aberrante. Que exigen poco menos que 3000 pavos por el simple hecho de tener un título universitario pero que muchos de los afortunados que se les da una oportunidad son más flojos que julio salinas en uno de sus peores días. Tampoco es todo culpa suya por lo anteriormente dicho, pero sobre todo por unos padres que jamás les han dado un no por respuesta, haciendo su niñez y adolescencia un camino de rosas, para estrellarse un día en esta jungla repleta de depreradores que es realmente la vida. Y claro, la culpa que si de la sociedad, que si de los politicos, que si de todo dios menos mía. Y para rematar la jugada voto, si es que voto, izquierda. La misma que ahuyenta las empresas que podrían contratarme algún día.

Los comentarios están cerrados.