La falsa grandeza de los pequeños detalles

Si haces lo pequeño grande y lo grande pequeño demuestras puro miedo de tu altura. Quien se limita exige a los otros que hagan lo mismo por temor a haberse equivocado

Qué grandes son las pequeñas cosas… ¿Sabías?  No lo sabías, lo sé. Las pequeñas cosas no son lo cotidiano, los detalles, que aparentan ante tu ego ser fantásticos  para no sufrir por las grandes hazañas. Un perfecto comodín para intentar sentir lo grande de ti que evitas.  Las pequeñas cosas son aquellos detalles que fabrican tus problemas, los más invisibles de todos, convirtiéndolos en gigantes. El resultado es una persona incompleta escondiendo esa verdad en la mentira de la felicidad (ilusión del ego). Lo grande y lo pequeño son solo dos enfermedades de la mente, por eso lo pequeño puede ser grande y lo grande pequeño. ¿Por qué medimos así entonces? Fácil: para no enfrentarnos a nuestra estatura real, que implicaría cambios interiores que desperezarían tu vida, esa que sufres en vez de disfrutar plenamente a través de su demostración: la paz.

 

Verse más pequeño o más grande de lo que eres es el resultado de hacerles caso a los que se ven superiores e inferiores. Son como dos partidos políticos que esperan te adscribas a sus indemostrables verdades, ya que nunca es ella (la verdad) propiedad de una parte. Pero te quieren hacer creer que sí. Lo cierto es que militas en lo grande o en lo pequeño. Son mayoría y tu sano juicio te indica que por la simple garantía que otorga el gran número de ellos es “más probable” que sea verdad lo que dicen alguna de las dos partes ¿Probabilidades? Sí, probabilidades haciéndose verdades. Es decir, imposibles verdades. Tanto es así que tu raza, la que es real y verdadera (te pongas como te pongas) no piensa como tú. El homo sapiens sapiens sabe que las probabilidades no son nada, pues ella, es una excepción, y ganó a imperio de lo probable. ¿Cómo lo sabemos? Mirando al resto de los seres vivos. Sin eufemismos, somos, de momento, su cúspide. No eches literatura a la biología, ella no hace poemas, los ves tú, el militante de lo pequeño y lo grande.

 

El homo sapiens se ríe de ti, subsapiens y supersapiens. No está aquí gracias a ninguno de vosotros. Está aquí por creer en si mismo, al margen de estaturas y distancias. Es decir, tu más profundo interior, se está riendo de ti por creer tus limitaciones. Ahora bien, no te culpes pues es lo que te enseñaron. (Véase Luisse Hay)

 

¿QUÉ ES DESEMPEQUEÑECERSE? 

Desempeñecerse es dejar de limitarte. Desempequeñecerse es dejar de vivir una irrealidad: la de sentirte pequeño. ¿Alguien puede demostrar que tú no puedes hacer algo? Nadie, es imposible que alguien pueda demostrar eso. La única persona del mundo que tiene ese poder eres tú. Tan cierto es que has convertido (aún) en cierto que no puedes hacerlo. Tus pequeños detalles, tus ideas, se han convertido en grandes verdades, tus límites. Vaya con los pequeños detalles, esos sí que marcan tu vida y no cuatro flores o una invitación a “x” acto. Estas últimas actividades son el perfecto chupito que mantiene la borrachera de tus límites. Si eres adicto al alcohol de las barreras, es normal que cuando despiertas y te ves libre, tengas que tomar otro trago para no tener miedo y disfrutar de una pared donde tú mismo proyectas la película de lo que querrías hacer y no haces. Es la perfecta discoteca en la que mantenerse siempre pequeño y soñando grandezas en un trago de alcohol.

 

Prueba a sentir una obviedad como ésta: no tengo límites, es cierto. ¿Pasa algo? ¿De repente pasas de pequeño a grande? No. Ambas medidas son una fantasía de tu mente, pues tú, eres exactamente como debes ser: un homo sapiens sapiens, capaz de transformar el sueño de la excepción en una verdad manifiesta. La que tú mismo eres.

 

 

 

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