La batalla contra los elementos sigue condicionando, como en los tiempos de Felipe II, la vida cotidiana de muchos leoneses, sobre todo los del mundo rural. Una gran nevadona a destiempo en el mes de noviembre deja en evidencia las labores de mantenimiento de las infraestructuras básicas de media provincia por no decir de medio país. Es algo parecido y reiterativo con la gota fría del Levante. En este caso, en gran parte de la montaña leonesa la nieve ha puesto de manifiesto el déficit del mantenimiento de la red eléctrica, cuyas grandes compañías llevan años sin cuidar como es debido los tendidos eléctricos, evitando, por ejemplo, el crecimiento de árboles en lugares de alto riesgo y de peligro evidente para la red. En pleno siglo XXI no es de recibo echar la culpa a los imprevistos de la madre naturaleza. No, el problema es más profundo. Falta un mantenimiento continuado de las infraestructuras, lo que provoca que miles de ciudadanos se queden sin luz, sin agua, calefacción y suministros por una nevada. Como en la Edad Media. ¿A quién reclaman los hosteleros, industriales, las familias y empresarios las pérdidas causadas por esta falta absoluta de previsión? Al maestro armero, como siempre.
Los consejos de administración de las grandes eléctricas están copadas por antiguos políticos, sobre todo de PP y PSOE, gracias al beneficio de las escandalosas puertas giratorias. Y, además, las eléctricas prefieren invertir millonadas en contratar a comisarios de policía corruptos para espiar a sus adversarios profesionales antes que cuidar y mantener en buen uso sus tendidos eléctricos para evitar problemas en casos de inclemencias climatológicas. Así que nadie se haga ilusiones en la montaña leonesa. Nadie se va a dar por aludido del desastre. En el siglo XXI hay zonas donde sigue mandando el señor de horca y cuchillo como en la Edad Media.
Por todo eso, algunos alcaldes de pueblos damnificados por los efectos colaterales de la nevada de los últimos días ya ni hablan de la España vacía o vaciada sino de la España olvidada. Es precisamente este olvido la causa que provoca el vaciado de las Españas. Y más que se van a seguir vaciando.
Un olvido que han vuelto a denunciar los líderes leoneses de UGT y CCOO al cumplirse el primer aniversario de la gran manifestación que recorrió la capital leonesa para exigir una urgente política de reindustrialización de la provincia y unas estrategias definidas para hacer frente a la despoblación. Un año después y con manifestaciones posteriores en Ponferrada y La Robla, los sindicatos anuncian que el estado de cabreo es ya inaguantable y prevén medidas más duras e inmediatas movilizaciones. Qué miedo.
No parece que los líderes políticos provinciales den muestras de una excesiva preocupación ni por el cabreo de los líderes sindicales ni, mucho menos, por el malestar de los cada vez menos habitantes de la montaña leonesa. Desde el PSOE se pide paciencia a ver si Sánchez logra formar un Gobierno en Madrid, que, sin duda, será la solución definitiva para los problemas de León. Palabra de Zapatero. Y, en el otro lado, PP y Ciudadanos andan limando asperezas en el gobierno de la Comunidad antes de presentar soluciones a los problemas endémicos de una provincia que se desangra por todos sus costados.
Menos mal que tenemos la UME –Unidad Militar de Emergencia-, que lo mismo vale para un roto que para un descosido, pero es la garantía de que su actuación devuelve los servicios básicos a la normalidad. A falta de políticos eficaces bien valen estos ángeles de la guarda. Uf.