La economía de Castilla y León crece un 3,4% en 2022 y supera los niveles de PIB prepandemia

Carriedo destaca que en 2023 “todavía habrá crecimiento” pero lamenta los tres años que se ha tardado en recuperar la situación de 2019

Castilla y León creció en 2022 un 3,4 por ciento, lo que permitió a la Comunidad superar el PIB anterior a la pandemia en términos reales en un 0,8 por ciento, hasta unos 66.000 millones de euros, gracias al buen comportamiento de los servicios y la construcción.

El consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, presentó hoy los datos de la Contabilidad Trimestral de Castilla y León del año 2022, y destacó que durante el año pasado se recuperó el 111 por ciento de lo perdido durante la pandemia, cuando en España sólo se llegó al 88 por ciento.

Carriedo recordó que el PIB cayó un 7,2 por ciento en 2020; retornó a un crecimiento del cinco por ciento en 2021, y en 2022 avanzó un 3,4 por ciento, menos que el ejercicio anterior, debido a un deterioro económico registrado en los últimos trimestres del año. En este sentido, se felicitó por haber recuperado los niveles de producción de 2019, pero consideró “negativo” que se ha tardado tres años en lograrlo.

Carlos Fernández Carriedo recordó que el dato de crecimiento en 2022, supera en una décima la última estimación de la Junta para el ejercicio (3,3 por ciento, aunque la inicial estaban en el 4,9 por ciento), y advirtió de que el dinamismo en 2023 “será inferior” con una previsión del 1,6 por ciento. “Todavía habrá crecimiento pero el ritmo se habrá deteriorado”, dijo.

El consejero aclaró que la “causa fundamental” del crecimiento económico en 2022 se debió al avance en servicios y construcción, frente a un retroceso en agricultura e industria. En concreto, el sector terciario avanzó un 6,6 por ciento, impulsado sobre todo por el comercio, el transporte y la hostelería, que registraron un crecimiento del 15,2 por ciento. Asimismo, resaltó que la actividad de la construcción aumentó un 2,9 por ciento.

En el extremo contrario, el primario sufrió un retroceso del 12,7 por ciento, debido a la “mala cosecha” y a la “pérdida de rentabilidad de las explotaciones” por los costes de producción. En cuanto a la industria, comentó que perdió un 2,3 por ciento, sobre todo arrastrada por las producciones energéticas lastradas por el descenso del consumo y de algunas generaciones como la hidroeléctrica, ya que la manufacturera solo se contrajo un 0,4 por ciento.

Los servicios tuvieron un peso del 67,2 por ciento del PIB en 2022, frente al 22,2 por ciento de la industria, el 5,4 por ciento de la construcción, y el 5,2 por ciento de la agricultura y la ganadería.

Demanda y empleo

Del lado de la demanda, la interna tuvo una aportación positiva de 2,9 puntos y el saldo exterior del 0,5 por ciento. En concreto, el gasto en consumo final subió un 3,1 por ciento; y la formación bruta de capital (inversiones), del 1,5 por ciento.

Bajando al detalle, el gasto en consumo final de los hogares aumentó un 2,8 por ciento; y el de las administraciones públicas, un 3,7 por ciento. La formación bruta de capital fijo creció un 1,5 por ciento, bajó en bienes de equipo un 1,3 por ciento, y se incrementó en construcción un 3,4 por ciento. La variación de existencias permaneció estable.

Por lo que se refiere a la creación de empleo, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, tuvieron una subida del 3,3 por ciento, “en consonancia con las cifras de la Encuesta de Población Activa”, dijo. Por sectores, el empleo creció más en los servicios, 5,1 por ciento, seguido por la agricultura, 1,8 por ciento, y la construcción, 0,2 por ciento. Por el contrario, mermaron en la industria, un 2,8 por ciento.

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