La defensa histórica de Astorga

La historia de las murallas es un continuo intento de reconstrucción y hoy supone uno de los emblemas más significativos de la ciudad

Hablar de la historia de Astorga es hablar de su muralla, de la que corre pareja. La antigua Asturica Augusta fue dotada de un primer muro defensivo. Sin embargo, no duró mucho, pues fue derribado a finales del siglo I. No existe constancia, durante la época romana, que hubiera acontecimientos bélicos a los que se enfrentara esta construcción y que permitiera experimentar su funcionalidad. Hoy, esta defensa histórica de Astorga se ha convertido en uno de los emblemas de la ciudad y en uno de sus símbolos más antiguos.

La construcción de lo que hoy podemos ver y recorrer, está datada a finales del siglo III d.C. o principios de la siguiente centuria en el marco de un proceso de fortificación que tuvo lugar en la Península Ibérica y que afectó con mayor intensidad al noroeste hispano. Un periodo de inestabilidad en los últimos años del imperio romano pudieron motivar su construcción, especialmente las incursiones de los pueblos bárbaros desde el centro de Europa. Existen informaciones del siglo VI que hablan sobre el asalto de Teodorico y posterior saqueo.

Un muro para contenerlos a todos

La Guerra de la Independencia supuso un hito clave en los cambios producidos en la fisonomía de esta emblemática construcción. Las destrucciones provocadas por el duro asedio francés fueron destacadas y gran parte de los muros fueron abatidos por la artillería, fundamentalmente en tramo Norte y Este. A ello hay que unir que el ejército español, una vez recuperada la ciudad, procedió a demoler parte de lo que aún quedaba en pie para evitar su vuelta a manos de los franceses.

Desde este momento, la historia de la muralla de Astorga es un continuo intento de reconstrucción que llega hasta nuestros días, motivado por los problemas, casi irreparables, ocasionados por la artillería en la guerra de la Independencia y el progresivo descalzamiento de la estructura defensiva, que han venido provocando numerosos derrumbes en diversos puntos de su trazado.

La recuperación de la Muralla

A principios del siglo XX comenzó una recuperación paulatina del lienzo amurallado de Astorga que culminó con lo que hoy se conserva del monumento. El punto más emblemático es quizá el que se encuentra en la zona del Melgar, pues junto con el Palacio de Gaudí y la Catedral de Astorga conforman la imagen más representativa de la ciudad asturicense. Sin embargo, otro de los puntos clave es el Paseo Blanco de Cela, en el lado opuesto de la Muralla, un paseo que cada día recorren cientos de astorganos y que desde el inicio ha resultado ser un éxito del planteamiento moderno de la ciudad.

Este Paseo se inauguró en 1912 con motivo del Centenario de los Sitios de Astorga. “En aquel momento, las casas llegaban también hasta el borde de la muralla y sin todas las leyes de protección de patrimonio que tenemos ahora, el Ayuntamiento logró liberar el espacio y convertirlo en lo que es hoy: uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad”, señaló el historiador y exalcalde de Astorga, Arsenio García Fuertes.

Futuro de las murallas

Existen todavía fracciones de la Muralla separados por los orificios que las guerras y demoliciones supusieron para el recinto. A principios de 2019 se presentó en Astorga un proyecto de la arquitecta Virginia González para la recuperación del trazado de la Muralla y la recuperación del adarve sureste. Este proyecto contemplaba la protección y recuperación del tramo de muralla que va desde la iglesia de San Bartolomé hasta el Jardín de la Sinagoga.

Los lienzos de la muralla de Asturica se construyeron con dos paramentos de mampostería sin trabajar, fundamentalmente piedra del país –cuarcita – , sobre los que se vertieron sucesivas tongadas de un núcleo de hormigón – Opus Caementicium – . En las zonas de mayor prestigio, como es el caso de las puertas, se dispone un aparejo de grandes sillares de granito del género Opus Cuadratum, en muchos casos reaprovechados de construcciones anteriores, que aporta monumentalidad a la construcción. La llamada Puerta Romana es la única que se conserva contemporánea a la edificación de la muralla y sus restos se pueden visitar en el parque del Melgar.

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