Salta la alarma. La radio alerta de un fuego y la cuadrilla helitransportada de Villaeles de Valdavia (Palencia) se pone en marcha. Diez minutos y a volar. Mientras la aeronave realiza la puesta en marcha y todas las pruebas necesarias, los integrantes de tierra se equipan y esperan a recibir el visto bueno del comandante de PAPA-1, Pablo Martínez, para embarcar y desplazarse al foco del incendio, tras recibir las coordenadas del suceso forestal.
Afortunadamente, este hecho es una simulación y los integrantes de la Helisef palentina, perteneciente al operativo de la Junta, no han tenido que salir de su base para sofocar un fuego real, aunque las labores formativas y la actividad deportiva no cesa. Tal es así que el técnico de la cuadrilla, Raúl Herrero, detalla, en declaraciones a la Agencia Ical, que por la mañana se realiza preparación física, además de llevar a cabo formación, tanto teórica como práctica.
En primer lugar, apunta que se analizan incendios ya extinguidos, así como el comportamiento del fuego para atajar determinadas situaciones que se puedan presentar. Además, los efectivos afincados en el municipio de la Valdavia realizan tareas de mejora y mantenimiento de la base.
Por otro lado, en el ámbito puramente práctico, Herrero señala que llevan a cabo embarques en el helicóptero para así ensayar las funciones de los miembros, ya que cada compañero de la cuadrilla tiene una labor asignada para que las intervenciones sean lo más efectivas posibles, puntualiza.
Para complementar la actividad continua, aclara que el helicóptero les traslada a una zona forestal donde proceden a simular el ataque directo con dos batefuegos y una mochila extintora de 20 litros. Tras ello, el medio aéreo activa la sirena para avisar a los integrantes de tierra de la descarga inminente. Acto seguido, la cuadrilla entra rápidamente al fuego, con el objetivo de simular la actuación todo lo posible a una situación real, aunque sin contar con las altas temperaturas y la presencia del humo, añade el técnico.
Descargas de agua
“Por suerte, en Palencia, no suele haber grandes incendios forestales”, donde la mayoría de las intervenciones se centran en tierras agrícolas. Aun así, traslada que, ante fuegos de grandes masas de vegetación, hay ocasiones en las que equipos como el suyo “no pueden actuar al no poder introducirse debajo de pinares, debido a la peligrosidad que entrañaría la situación para la cuadrilla”.
De esa forma, su trabajo se reduciría a “tareas de retén y a la realización de líneas de defensa para romper la continuidad horizontal del combustible”, mientras los medios aéreos se emplean a fondo, quienes tienen que coordinarse a la perfección con el resto de actuantes en el operativo. Ahí es donde entra, de nuevo, el comandante Martínez, al comunicarse por la banda área con el técnico Herrero y coordinar así la zona de trabajo y las respectivas descargas.
El piloto asegura que su actuación sirve de “apoyo al trabajo que se realiza de manera terrestre”, con el objetivo de “reducir con el agua la intensidad de las llamas para que así se pueda rematar de manera más fácil”. Durante las intervenciones, el protocolo marca que la aeronave debe llevar las luces de aterrizaje encendidas, “para mejorar la visibilidad”, y hacer sonar una sirena para alertar a la cuadrilla de la respectiva descarga, comenta.
La descarga no es el único aspecto crítico, dado que la recarga de la cesta se convierte en un momento clave para el helicóptero, donde se pone a prueba la pericia del piloto. Razón por la que Martínez explica a Ical que poseen unas “dimensiones mínimas, en consonancia con los obstáculos y el rotor, para saber donde se puede cargar agua”, quien apunta que, en ocasiones, llevan a cabo dicha acción en lugares con “espacios muy reducidos”.
No obstante, subraya que al llegar a una zona “se debe orbitar para visualizar los posibles obstáculos o riesgos”, ya que pueden existir cables cruzados en una balsa de agua, por ejemplo. Por ese motivo, es imprescindible “tener mucho cuidado para evitar situaciones no deseadas”, a las que se suman los reflejos del sol o el viento, el cual puede dificultar la maniobra de salida una vez se haya cargado la cesta con 900 litros, destaca.
Ante la dificultad de las maniobras, Martínez las resta importancia gracias a las buenas prestaciones del Augusta A 112 Koala, un helicóptero monoturbina, ligero y muy rápido. Tras su experiencia tanto en España como en Sudamérica, deja claro que “todos los incendios son complicados y no se puede bajar la guardia, porque el susto puede venir en el momento en el que uno menos se lo espera”, apostilla.
Operativo forestal
En la provincia de Palencia, el operativo de defensa de la Junta de Castilla y León se conforma por un total de 242 profesionales, entre los que se localizan ingenieros, agentes medioambientales, miembros de cuadrillas o personal de tripulación. Todos ellos se dividen en la totalidad de medios disponibles, los cuales se segmentan en 14 puestos de vigilancia; ocho autobombas propias y nueve en convenio; ocho cuadrillas terrestres; una cuadrilla helitransportada y su aeronave; y un retén con maquinaria pesada.
El técnico de la sección de Defensa del Medio Natural, Raúl Martín, explica que la totalidad de los efectivos de la provincia son gestionados desde el Centro Provincial de Mando. A partir de ahí, “se despachan los medios según los condicionantes y las características de cada suceso”. Respecto al helicóptero, sus salidas son algo más complejas y hacen referencia a la zona del posible foco.
De esa forma, la provincia se divide en tres zonas, donde la parte norte, comprendida entre La Serna y La Pernía, se establece como espacio de actuación preferente. Es decir, poseen “despachos automáticos y la cuadrilla y la aeronave salen ante la presencia de un humo”. Dicha intervención se realizan por el posible “riesgo debido a la masa forestal”, aclara.
A la contra, la segunda zona, comprendida entre La Serna hasta Villerías de Campos, Baltanás o Venta de Baños, requiere “el aviso de la central y confirmación de fuego para el despegue de la aeronave”. Por último, la tercera zona, que abarca el resto del Cerrato o Dueñas, entra en el radio de actuación de la base vallisoletana de Quintanilla. Martín señala que “los medios aéreos son regionales y no solo cubren provincias”. Este procedimiento es la razón por la que el helicóptero de Villaeles responde a incidencias de parte de Palencia, pero también de una pequeña zona de Burgos, asevera.