Juan López El urogallo y el visón europeo están a punto de decirnos adiós. No se trata de un hasta luego. Será una despedida definitiva. De hecho, algunos ámbitos los dan prácticamente por perdidos. Por ese motivo, el Ministerio para la Transición Ecológica declaró recientemente ambos taxones en ‘situación crítica’, la última oportunidad para su posible recuperación. “Abre una puerta a la esperanza para su conservación y recuperación”, señala Luis Robles, que durante años el programa Life sobre la gallinácea cantábrica.
Esta declaración, que urogallo y visón comparten con otras cinco especies, significa un sabor ‘agridulce’, porque evidencia su potencial desaparición pero agiliza y flexibiliza todas las últimas actuaciones posibles encaminadas a la conservación y recuperación, con tramitación de urgencia. Esta noticia es positiva porque la dotación para ello se incluye ya en los próximos presupuestos. Mientras que el ave casi está desaparecida, aún queda medio centenar de visones europeos en la Comunidad a los que agarrarse.
En Castilla y León se suma la ‘margaritona’ o náyade auricular, presente históricamente en el río Ebro. Por eso, un programa cofinanciado entre el Ministerio y la Consejería de Fomento y Medio ambiente, con un total de 60.000 euros, explorará en el norte de Burgos si presencia, ante la localización de valvas muertas e indicios de su paso.
Por lo que respecta al urogallo, especie emblemática de la Montaña Leonesa, Luis Robles aclara que lamentablemente “está en las últimas”. “Casi se ha acabado, pero es complicado mantener la especie en libertad. Queda tiempo y mientras hay vida hay esperanza”, subraya. De hecho, explica que históricamente se han recuperado especies cuando solo quedaban 20 individuos vivos.
A su juicio, una de las pocas medidas que queda por hacer es establecer un centro de cría en León, como está previsto, y que “funcione bien, porque nacen pocos”. Esa segunda instalación, que se uniría a la asturiana de Sobrescobio, permitiría “diversificar este trabajo”. “No podemos tener todos los huevos en la misma cesta. Si entra una enfermedad en Asturias, se acabó todo. En cambio, si hay dos a cierta distancia será más difícil su desaparición”, desliza.
En todo caso, admite que “todo lo que se ha hecho hasta ahora queda demostrado que no ha sido suficiente”, por lo que “solo queda criar y soltar, porque no hay otra”, ya que en casi la mitad de la Cordillera Cantábrica ya no queda ni uno en libertad y traer “gallinas de otros lugares no se puede porque no hay”. El último censo elaborado por el Principado de Asturias, del que se está a la espera de conocer los resultados reales, habla de entre 40 y 50 ejemplares en la comunidad vecina. “Por desgracia, por ahí andará. La tendencia es ir a menos”, lamentó.
De la amenaza peletera a su enemigo americano
El visón europeo, autóctona de la Península Ibérica, es otra de los animales encuadrados en la lista ‘crítica’. “Está muy amenazado. Ha pasado en el siglo XIX de ubicarse en toda Europa, incluso en parte de rusia como especia común, a estar ahora en un ámbito muy reducido”, achaca Laura Moreno, técnico del Programa de Especies de WWF. Sus amenazas han variado. Hace dos siglos era el interés peletero. En el XX se sumó la “degradación y contaminación de ríos”; y para colmar la gota, a partir de los años 60 se empezaron a instalar granjas de visón americano “y los actos vandálicos de los animalistas para liberar a esta especie invasora contribuyeron a su expansión por los ríos y ocupó el hábitat del europeo”.
El americano se adapta muy bien a todos los hábitats, es habitual incluso de “lugares deteriorados ecológicamente”, mientras que el europeo, prosigue Moreno, es “indicador de espacios de ribera muy bien cuidados”. “En esa competencia se reproduce mejor la invasora y desplaza al europeo. Hasta hace relativamente poco se consideraban cinco poblaciones de visón americano en España, pero ya son cuatro porque dos de ellas se han aunado, la del centro y País Vasco, que afecta directamente a Castilla y León por ubicarse en tierras sorianas y burgalesas.
Esta expansión del americano ha motivado, inversamente proporcional, la contracción del europeo, que hace dos décadas contabilizaba entre 900 y 1.000 animales. Pero en 2003 cayó a la mitad, según el censo oficial, que es el que prima desde entonces y WWF califica de “muy ambiguo”, porque cada comunidad autónoma hace el recuento a su manera y en algunas zonas “no se hace ni monitorización o metodología consensuada”.
Por ello, Moreno justifica que la cifra de 500 visones europeos es “muy optimista” porque en los últimos años “se ha recrudecido la presencia del americano, que ha avanzado mucho y ocupa la cuarta parte del territorio nacional, mientras que el autóctono está ya sólo en País Vasco, La Rioja, parte de Aragón, noreste de Burgos y norte de Soria. Donde mejor conservado está es en Navarra, pero el americano “está empezando a llegar, aunque menos invadido”. De esa cifra, aproximadamente el 10 por ciento se consolida en Castilla y León.
En todo caso, reclamó mayor coordinación y liderazgo desde el Ministerio para estas acciones que atañen a varias comunidades autónomas, porque “ya se han celebrado reuniones y grupos de trabajo que han propuesto medidas prioritarias, pero no se han aplicado”. “El nuevo censo debería celebrarse en otoño y ya van tarde. Es decepcionante que se declare ‘situación crítica’ y que no se haga nada. Y teniendo en cuenta que se parte de una peor situación de la que se cree, porque seguro que hay menos de 500”, denunció.
Implicación de la CHD
Moreno enumeró algunas de las demandas de WWF para frenar la desaparición del visón europeo. Entre ellas, crear un centro de cría en cautividad que sea “referencia”, con infraestructura y financiación periódica; intensificar las labores de control del americano y mayor implicación de las confederaciones hidrográficas, entre ellas la del Duero, “porque la expansión ha sido tremenda en Burgos y Soria en los últimos años”. También reivindicó la figura de un guarda fluvial, que no se derive, por ejemplo, en la lucha contra el fuego si es agente medioambiental.
En Castilla y León, el visón americano se encuentra presente en todas las provincias. Algo muy dañino para un territorio cuya presencia es “muy importante”, ya que es la población más occidental conocida de la especie y “su peso biológico es superior en esta Comunidad”. “Si en Castilla y León no hubiera tanto americano sería un lugar ideal para el europeo, porque aún se conservan buenos hábitats, pero le empuja a su desaparición”, lamenta. De hecho, los autóctonos que se detectan por los agentes salen a la luz cuando se monitoriza al visón americano.
En Castilla y León existen dos granjas peleteras de americano en estos momentos. Una de ellas en Lubia (Soria), que sufrió una liberación que ha motivado su expansión en la zona; y otra en Peguerinos (Ávila), muy polémica por su ampliación en 2015, con denuncias de vecinos y un expediente sancionador. “De nada sirve que haya medidas para controlar a la especie y su comercio, si permiten aumentar la granja, que es la fuente del problema”, explicó. El visón americano afecta a medio centenar de especies de la fauna, como al desmán ibérico y otros pequeños mamíferos y roedores, que también ha contado con un programa Life.
Indicios esperanzadores
Muchos de los habitantes del norte de Burgos, en la cuenca del Ebro, desconocían la presencia de la conocida como ‘Margaritifera auricularia’, una náyade, con forma de mejillón, que históricamente si se asentó en estas tierras y cuyas amenazas principales incluyen la alteración y destrucción de los hábitats y los cursos fluviales, la disminución de las poblaciones de los peces hospedadores de sus larvas (gloquidios), sobre todo el pez ‘fraile’, y la introducción de especies exóticas invasoras, como la almeja asiática y el mejillón cebra.
Estudios recientes han localizado numerosas valvas de ejemplares muertos en Miranda de Ebro, lo que confirma la presencia de la especie hasta tiempos recientes en estas aguas. En 2007 y 2008 se realizaron en sendos trabajos de inventarios de las especies de náyades en la cuenca del Ebro, sin encontrarse indicios, claros, únicamente una concha fragmentada antigua en un banco de gravas cerca de Ircio. Pero en otoño de 2015, en el tramo urbano de Miranda y en el marco de la campaña de prospección previa a las obras de emergencia propuestas por la Confederación Hidrográfica del Ebro como consecuencia de las riadas producidas en el invierno anterior, se localizaron, en la derivación de aguas de una central eléctrica, un grupo nutrido formado por veinte valvas de la náyade auriculada. “Algunas parecían llevar mucho tiempo muertas, pero otras conservaban bien el periostraco, lo que permite suponer un origen reciente”, confirmaron a Ical fuentes de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, que intensificará ahora la búsqueda de esta especie en este tramo del río, ya que podrían encontrarse ejemplares vivos.
Estos hallazgos pusieron en marcha en 2016 un nuevo trabajo entre Puentelarrá y Miranda de Ebro que localizó de nuevo restos de 17 valvas. Y aguas arriba de este punto y en gran parte de los afluentes del Ebro se han encontrado buenas poblaciones de pez fraile.
Ahora que esta especie entra en la categoría de situación crítica se considera de enorme interés realizar una nueva prospección en la zona con el objeto de mejorar el conocimiento existente sobre la distribución pasada, actual y potencial. Por ello, la Junta propone dos líneas prioritarias. Una primera acción, a corto plazo, de conservación in situ para mantener el seguimiento de las poblaciones y ampliar la prospección de nuevos territorios con presencia potencial aún no muestreados; y una segunda ex situ para identificar lugares idóneos de liberación de ejemplares criados en cautividad a medio plazo.