Ha llegado el esperado momento. Son las once en punto y, con varios libros en sus manos, Ángela espera ilusionada en la cola organizada frente a un Bibliobús. Tras meses de espera, el servicio reinicia hoy su trabajo, recorriendo aquellas localidades que ya se encuentran en fase uno, como es el caso de Reliegos de las Matas, primera parada de este autobús cultural, que permitirá que los leoneses puedan viajar a cualquier parte del mundo sin salir de sus hogares, solamente abriendo las páginas de un libro.
“Tenía varios libros en casa desde la última vez que vino el Bibliobús, que fue en febrero, y ya teníamos ganas de poder leer otros libros”, cuenta Ángela, quien celebra “la llegada de esta bilbioteca con ruedas”, para la que ya tiene preparado “algún encargo de títulos que me interesan, porque además son muy amables y si no lo tienen se lo encargas y la próxima vez que vuelvan te lo traen”.
Ángela se muestra muy entusiasmada de poder acceder a todo un mundo de posibilidades literarias, mientras que, junto a ella, Luci acude a la cita para inscribirse por primera vez. “Soy nueva en esto pero me gusta mucho leer y, mucho más en estos días, que es algo que se agradece”, cuenta.
El servicio de Bibliobús de la Diputación de León inicia así “su particular desescalada”, según apunta el diputado de Cultura, Arte y Patrimonio, Pablo López Presa, quien no quiso perderse una cita ante la que afirmó que “desde el Instituto Leonés de Cultura y desde la Diputación provincial estamos muy contentos de poder ver este servicio, tan querido por los usuarios, otra vez en la carretera”.
En este proceso de regreso del servicio, los Bibliobuses recorrerán a lo largo de esta semana aquellos pueblos de la provincia León que se encuentran ya en fase 1 y lo harán “con todas las medidas de seguridad que hemos considerado posibles implementar”, según detalla Presa.
De este modo, cada libro devuelto permanecerá en cuarentena 14 días guardado en bolsas de plástico, mientras que “los usuarios van a tirar más que nunca de los bibliotecarios”, ya que “van a ser ellos quienes les van a dar los libros en función de sus gustos, porque no está permitido el acceso al Bibliobús”.
Para Pablo López Presa, “las bibliotecas y la cultura en general son un bien de primera necesidad y, como no podía ser de otra manera, hemos reiniciado el servicio el primer día que ha sido posible”, reestructurando para ello todas las rutas “para que discurran solo por localidades en fase 1”, mientras que “a medida que otras vayan avanzando, se irá normalizando el servicio”.
Museo Etnográfico Provincial
A poco unos escasos seis kilómetros de Reliegos, se encuentra Mansilla de las Mulas, que también vive hoy su primer día en fase uno, y donde el Museo Etnográfico Provincial de León ultima todos los detalles para poder reabrir mañana al público.
El director del Museo, Javier Lagartos, explica que el centro mantendrá su horario habitual, en esta ocasión el de verano, es decir, de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas, “con el mismo personal”, pero sí “implementando medidas de higiene y de seguridad para el personal, que usará mascarilla, pantallas protectoras y guantes, para el público, con geles desinfectantes y uso de mascarilla, y en infraestructuras, para lo que se colocará alguna mampara de metacrilato en recepción”.
El centro podrá recibir tan solo un 30 por ciento del aforo, de manera que las 400 personas máximas que podrían visitarlo en condiciones normales, ahora se reducen a “algo más de 100”. Aún así, Lagartos se muestra emocionado ante una apertura que “es casi como volver a abrir de nuevo el Museo como hace once años”, pero también “con inquietud” y consciente de que “de momento no vamos a tener muchas visitas, porque tenemos todas las zonas básicas de salud de nuestro alrededor en fase 0”.
En medio de este proceso de reapertura, Javier Lagartos se teme que “la gente va a ir a comprar a los supermercados, va a ir a la farmacia, va a ir a arreglar su coche al taller, pero el tema de la cultura, el turismo y los viajes van a tardar más a volver”, aunque “el hecho de abrir ya supone una vuelta a la realidad para que las cosas vuelvan a ser un poco como ya era antes”.
“La gente le ha cogido respeto”
“¡Están los barriles fuera, igual ya han abierto!”, comenta una vecina que pasea por las calles de Mansilla de las Mulas, dirigiendo su mirada a la entrada de la Alberguería del Camino. Allí se encuentra Santiago Carmona, quien explica que en este primer día de apertura al público, “estamos siguiendo la normativa, tenemos desinfectantes por todas las zonas para que la gente los pueda usar y hemos colocado las mesas de la terrada para respetar las distancias de seguridad, porque es lo único que podemos hacer”.
La hospedería “ha permanecido abierta durante todo este tiempo para dar servicios a puerta cerrada para aquellos clientes que se encontraban desplazados y que necesitaban dormir y comer, pero no puede venir gente de vacaciones”. Sin embargo, este lunes, “ya estamos abiertos para quienes quieran venir a tomar un café o una cerveza”, aunque con el aforo reducido al 50 por ciento, “hemos tenido que quitar alguna mesa”.
No obstante, tras unas horas ya abiertos al público, “no ha venido prácticamente nadie”, por lo que Carmona se muestra consciente de que “la gente le ha cogido respeto al COVID-19, no va a salir en desbandada, y para tomar un café no se van a arriesgar”.
“Un despropósito”
Ana María García, una vecina de Mansilla de las Mulas que se encuentra haciendo sus recados diarios, reconoce que en este primer día de fase 1, “está todo igual”, mientras que considera “un rollo mantener las distancias de un metro para reunirse en casa”, porque “en una mesa en la que haya diez personas estamos todos juntos, tienes que tener un palacio para hacer eso, es un despropósito”.
Ana María se muestra aturdida por “el constante cambio de las cosas”, que provoca que “casi no sepa qué es lo que puedo hacer y lo que no”. Pasea todos los días pero señala que “es difícil controlar la distancia de un kilómetro”, en una localidad en la que lamenta que “la falta de peregrinos ha provocado el cierre de todos los albergues, a los que les costará mucho recuperarse”.
“Si no te dejan abrir en condiciones, abres los bares para qué, para contratar a alguien y pagarle sin trabajar, es todo muy difícil y hasta que no se abra del todo, no creo que haya nada que hacer. Mi familia vive en Valladolid y en León, no puedo verles, llamaré a los vecinos si acaso”, concluye la vecina de Mansilla de las Mulas.