LA CARTA DE LOS REYES CATÓLICOS A LA CIUDAD DE ASTORGA Y A SU OBISPADO COMO LLAMAMIENTO A LA GUERRA DE GRANADA. EL REY EN LA CIUDAD

La serie de TVE, Isabel, ha sido seguida por muchos españoles, ávidos por conocer un periodo tan importante de nuestra historia. Un guion asesorado por historiadores solventes, una notable interpretación y realización, explican el éxito; obviamente, también el componente “novelado” que no desvirtúa, entiendo, el fondo: el entramado profundo de la historia política y familiar. En el archivo municipal de Astorga, se conserva una carta con la firma de Isabel y Fernando, enviada a la ciudad, con el fin de reclutar hidalgos y caballeros para la guerra del reino de Granada, concretamente para la conquista más costosa y sangrienta, la de Baza (ganada el 4 diciembre de 1489), a la que seguiría la de Almería.

LA CARTA DE LOS REYES CATÓLICOS A LA CIUDAD DE ASTORGA Y A SU OBISPADO COMO LLAMAMIENTO A LA GUERRA DE GRANADA. EL REY EN LA CIUDAD

1. Unas notas sobre la ciudad en la época de los RR.CC.

2. Llamamiento a la guerra de Granada: carta original y su fiel transcripción

3. Texto de la carta con alguna actualización al español actual y algunas

explicaciones para su comprensión.

Restos castillo de Astorga, grabado de Parcerisa, litograf. de Donon. Del

Libro de Quadrado y Parcerisa, Recuerdos y bellezas de España, 1855

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1. Astorga en 1488, fecha de la carta que Isabel y Fernando envían para la recluta de tropa con que conquistar Granada, no era ya de realengo sino de señorío, dado que Enrique IV, en Toro, el 16 de julio de 1465, había otorgado a favor de Álvaro Pérez Osorio, conde y señor de Villalobos (poseía otros títulos) el marquesado de Astorga, con toda su ciudad “e fortaleza aldeas vasallos e moros e judios” que fueren vecinos de ella. Los Osorio ya contaban con propiedad en la ciudad, como se detallará. La organización concejil se había reestructurado en favor del marqués, que designará a la máxima autoridad, el corregidor; en 1488 lo fue el bachiller Alonso de Fallaves. Como se puede comprobar en el gráfico elaborado por el profesor José Antonio Martín Fuertes, El concejo de Astorga, siglos XIII-XVI, había pasado a ser un órgano secundario, pues el marqués, a través del corregidor, ejercía un control piramidal del poder.
Probablemente en dicha fecha ya se hubiese alzado totalmente el castillo y fortaleza del nuevo marqués (hoy plaza de los Marqueses), que se asentarían sobre el anterior alcázar, construido hacia 1388 por un antecesor del primer marqués de Astorga, Alvar Pérez Osorio (debido a un encargo de Enrique III el Doliente, ante la ofensiva del duque de Lancáster, aspirante al trono de Castilla). Se constata años después, el 15 de marzo de 1502, con ocasión del primer viaje de Felipe el Hermoso con Juana desde Flandes al reino de sus suegros, para la coronación, pues uno de sus nobles, Antonio de Lalaing, que en Burgos había abandonado el séquito, temporalmente, para ir de peregrino a Santiago por la ruta de San Salvador (Asturias), en su retorno por el Camino Francés se sorprenderá en Astorga al visitar los dos edificios más singulares. Por una parte, en la vieja catedral románica, ante el tamaño de las reliquias de San Cristóbal (un diente y medio “que pesan once libras menos un cuarto”) y de San Blas (“parte del pulgar y del brazo”); y, asimismo, de la grandeza de la fortaleza de los Osorio, que por dentro no podrán visitar: “El castillo es hermoso y grande; pero estos tres peregrinos (junto a él, Charles de Lannoy y Antoine de Quiévram) no lo vieron porque el marqués estaba con el archiduque”.
Se hallaban en ejecución, en sus inicios, las obras de la actual catedral cuya primera piedra se había colocado el 16 de agosto de 1471; un empeño de siglos (para hacernos una idea, la torre nueva o rosada estará rematada en 1704 y el atrio en 1867); el nuevo templo conviviría con la catedral románica, que no será derribada en su totalidad, al menos hasta bien entrado el siglo XVII. Ya existían, en estado precario, las Casas Consistoriales en la Plaza (el ayuntamiento actual las sustituiría), donde se reunirían los regidores, pues el Concejo seguía teniendo como sede la iglesia de San Bartolomé; cercana estaba la cárcel, sobre parte de la edificación que contenía la Ergástula. Varias torres de nobles se alzaban en el casco urbano, como la Torre Furada, de 15 m x 12, 21, localizada entre la colación (parroquia) de Santa Marta y Rúa Nueva (hoy Pío Gullón), propiedad de los Osorio, o la del Señor de las Regueras: “las casas más principales que ay en la dicha çiudad y de más valor”, “con su torre y otras casillas junto a ellas sitas en la collación de San Julián”, esto es, muy cercanas al ayuntamiento; la plaza de lo que es hoy Santocildes la ocupaba el llamado Palacio Viejo, también de los Osorio.

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Vista idealizada del castillo en la plaza de los Marqueses; la fachada principal mira hacia la calle del actual Conservatorio. Dibujo: Francisco Javier García. En El marquesado de Astorga, de M. Arias Martínez.
Contaba Astorga, según don Matías R., con ocho iglesias y sus respectivas parroquias, así como con sinagoga judía (hoy excavada en solar de la Biblioteca). Monasterios, el de Santa Clara y S. Dictino (en torno a la actual iglesia de Puerta de Rey, regido desde 1480 por dominicos), S. Francisco y la casa de oblatas de Sancti Spiritus, en el entorno de La Nevera, de Manjarín; posiblemente el actual monasterio, al que a fin de este siglo se trasladarían las franciscanas, estuviese en ejecución, pues fue consagrado entre 1499 y 1501. Numerosas eran las cofradías con sus capillas y hospitales para mendigos, enfermos y peregrinos… Predominaba en el centro urbano un caserío llano, con viviendas que contaban con bodegas, hornos, paneras y corrales, algunas con huertos (y en ellos colmenas). El mercado se celebraba en la plaza Mayor, en el entorno de S. Julián (donde la actual iglesia de Fátima) o en el de la propia catedral. La población no era numerosa; Bartholomé de Villalba, en 1577, en su relato el Pelegrino curioso, reconoce 600 vecinos en la ciudad, cifra generosa pues en 1652 se contabilizan 403, entendiendo por tales los cabezas de familia.

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Foto de Imagen Mas, de la portada de Argutorio, n.º 19,
II semestre de 2007. Cuadro de Juan de Peñalosa

El cuadro que se adjunta es el primer testimonio visual que tenemos de la ciudad. Se halla en la catedral y fue pintado por el canónigo Juan de Peñalosa; dado que murió en 1633, esta panorámica del lienzo del hoy parque de El Melgar, junto al acceso por Puerta de Rey, nos permite aproximarnos a lo que sería la ciudad en este flanco, sin la nueva catedral, que está aún a principios del XVII a medio hacer, sin las torres ni la fachada principal. Junto a ella todavía pervive parte de la catedral anterior, románica, con su torre cuadrangular y arcos de medio punto; sería también derribada, pues parte de la actual se asienta en su mismo solar. La procesión es con motivo de agradecimiento por la salvación de unos obreros de San Román que cayeron a un pozo. Como se puede observar, la muralla cuenta con todos sus paños, cubos y almenas, y con la altura original, por eso no se ve la parte baja de la catedral nueva. El otro grabado del mismo entorno, “Murallas del este”, es posterior, anterior en todo caso a 1909; ha sido extraído de la H.ª de Astorga de M.R.; la catedral ya está finalizada (con parte de la torre vieja caída por el terremoto de Lisboa), aparece el cimborrio del “nuevo” seminario al fondo, las murallas han sido rebajadas, sufren un gran deterioro, y lo que fue Puerta de Hierro, de acceso a la zona catedralicia, ha sido sustituida por un paredón; hay que recordar que esta puerta y su entorno fueron bombardeados por los franceses en 1810 y 1812.
El rey Fernando estuvo en Astorga en dos ocasiones. Una, fallecida la reina, algunos días de mayo de 1506, hasta el día quince, porque Felipe el Hermoso, cuando viajaba con su esposa, la infortunada Juana, para hacerse cargo del reino de Castilla, acompañado de un gran ejército de su corte, varió sus planes y, en vez de en Laredo, desembarcó en La Coruña, con el propósito de contar con el apoyo de algunos nobles; bien conocidas son las malas relaciones entre yerno y rey, y, también, los deseos de la nobleza castellana y leonesa de apartar al aragonés de la influencia en el reino; el marqués de Astorga, en concreto, se sumó al bando de Felipe. En Astorga le comunicarían que el encuentro entre ambos se realizaría en una ermita de Sanabria. La anterior visita, muy breve, tuvo lugar en febrero de 1483; acudió a sofocar las demasías del conde de Lemos, Señor de Ponferrada. Antes de llegar le comunicaron su fallecimiento “E quando llegó a Astorga supo que el conde era muerto”.

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