La Caja de la espiga más humana

El director general de Caja Rural, Cipriano García, nos explica el proceso de expansión y la peculiar filosofía, con especial atención a lo local y personal, de esta entidad financiera
El director general de Caja Rural califica a Astorga de “plaza muy interesante”.
Alejandro J. García Nistal Cuando uno se acerca a la ciudad de Zamora se sabe en tierra cercana. Muchas cosas son las que nos unen y pocas las que nos diferencian. Nos agradó mucho evidenciar el avanzado estado de la autovía Zamora-Benavente, incluso descubrir que, al igual que en nuestra tierra, el gusto por el trato personalizado y el orgullo de lo propio, sin importar el tamaño, también es rasgo identitario de la institución a cuyo director general entrevistamos hoy. Cipriano García es un hombre de aspecto serio, clásico que se diría, y sin embargo, de formas y modales tremendamente sencillos.

Pregunta: Estamos asistiendo a una importante y progresiva expansión de Caja Rural de Zamora a otras provincias, en especial a la de León, incluyendo cómo no, al Bierzo. ¿Cómo se está estructurando esa presencia, ese desembarco?

Respuesta: En la provincia de León tenemos desde hace casi 20 años oficinas. Cuando hace tiempo Caja Rural de León fue absorbida por otro grupo fuimos nosotros, por cercanía, los que teníamos dentro de nuestras normas internas la potestad para abrir mercado allí. Yo lo asemejaría a una mancha de aceite. Primero abrimos una oficina donde vemos potencial. Luego establecemos lazos muy estrechos con los empresarios y con las personas de allí. Y una vez que consolidas la oficina, estás dispuesto a abrir la siguiente. Es fundamental intentarlo y si algo falla al principio se busca a otra gente que pueda satisfacer lo que demanda la gente, que genere esa confianza y que sea recíproca. Cercanía, compromiso, fidelidad, satisfacción y confianza son algunas de nuestras premisas a la hora de trabajar.

En estos cinco años hemos abierto nuestro negocio en León, recientemente en el Bierzo ampliando nuestros servicio. Pero no somos una entidad de gran volumen. Creemos que en un escenario de economía global, mientras otros toman decisiones lejos de sus clientes y se establecen muchos escalones que pierden agilidad de resolución de los problemas de las personas, incluso con criterios de beneficio sin pensar; más allá de los números tiene y debe haber sitio para los que nos dedicamos a lo corto, a lo cercano. Más pronto o más tarde acabamos recogiendo esos frutos, seguro.

Una filosofía peculiar

P: ¿Qué distingue a Caja Rural de otras entidades financieras?

R: Sin dudarlo, nuestra filosofía. La dependencia de las personas. No nos son ajenos los problemas de los clientes porque son personas. Es un proyecto, el de la expansión no sólo a León, Ponferrada…también en Valladolid. En Zamora ha triunfado nuestro modelo. ¿Por qué no va a triunfar a largo plazo allí? Somos las cajas de lo local, tenemos cinco oficinas en Valladolid también y creemos que nuestra expansión es sinónimo de éxito seguro. Las entidades grandes buscan resultados, incluso resultados a corto plazo. Sus trabajadores y sus clientes son parte de una maquinaria de búsqueda rápida de beneficio. Nosotros trabajamos a medio y largo plazo. Preferimos ser la caja de la gente que confía en otra gente, sin búsqueda de grandes dividendos. Obviamente esto es una empresa y como tal tiene que dar beneficios. Pero hemos visto que las grandes concentraciones de cajas, de bancos, lo que han dado como resultado es una serie de multinacionales despersonalizadas, no hay sitio para las decisiones personales, el trato entre uno y otro. En todo hay una oficialidad, un papeleo y un protocolo escalonado. Además, si se trata de decisiones importantes al final se toman lejos de donde se conoce el lugar y a la gente. Pues bien, piense en todo eso… Y ahora en todo lo contrario. Lo contrario somos nosotros. Pero ojo, no estamos solos. Pertenecemos a una Federación de Cajas Rurales. Cada provincia debería tener su caja, así fue en sus orígenes -muy vinculados al crédito, para cooperativistas del campo con una influencia grande de la Iglesia-. Pero ahora todo eso ya es historia. Tenemos todos los productos y servicios del mercado y nuestros socios pertenecen a todos los sectores económicos y sociales. Cuando hay un lugar como León, sin Caja, nosotros por cercanía y bajo acuerdo plenario somos los encargados de cubrir esas zonas de sombra.

P. Aunque se les tomaba como la hermana pequeña, la pobre de todas las cajas de Castilla y León, al final parece ser que son las que mejor han resistido la redistribución del mapa financiero, la crisis, las fusiones…¿Recibieron presiones para fusionarse? ¿Qué papel jugaron en estos años de movimiento en las cajas y bancos?

R. (Sonríe) Hubo, hubo alguna intentona para introducirnos en ese proceso de fusión de todas las cajas de ahorro de la región. Pero hay que diferenciar que las cajas de ahorro, originarias de los montes de Piedad, habían quedado con el paso del tiempo con unos órganos de gobierno, incluso de propiedad, muy heterogéneos. Llegó un momento en que no se sabía quién era el dueño de cada caja. Aquí siempre se ha tenido claro que los cooperativistas. Las cuentas siempre han estado claras y las autoridades informadas. Destaco esto porque a la hora de establecer interlocutores para hacer una operación empresarial y política así resultaba casi imposible llegar a acuerdos. Nosotros tuvimos claro desde el principio el no a la fusión. Teníamos que contar con los socios, con los dueños que lo tenían muy claro. Claro que hubo alguna reunión, pero formalmente no hubo ninguna propuesta encima de la mesa, ni creo que se llegase a pensar de forma clara. Nosotros no necesitamos ayudas en su momento, ni las pedimos. Podemos afirmar que nadie nos ha dado un euro para subsistir. Ello demuestra que nuestra estructura federal, nuestro banco común, nuestro porcentaje en la sociedad de seguros y otro en una sociedad informática eran lo acertado. Si hubiésemos entrado en esas uniones de grandes hubiésemos traicionado nuestro ser y hubiéramos encontrado problemas y dificultades que no teníamos en el punto de partida.

P. Sin embargo, tras ese fracaso estrepitoso, en León perdimos el liderazgo bancario y el denominado “pulmón financiero” de la región también feneció hacia tierras más cálidas del sur. Traiciones de por medio de altos cargos de cajas a promesas políticas y un montón de cosas más que ruboriza recordar. Escándalos de créditos de dudosa legalidad a grandes directivos, las jubilaciones millonarias…Insisto, y a todo esto llegan ustedes y parecen ser los únicos de aquí, de la tierra, que se han quedado en pie sin hacer ruido. Inaudito.

R. Le agradezco sus palabras. Ya meses atrás se las leí en su columna de ABC. A la gente hay que decirle que sí, que Caja Rural es la nuestra. En Zamora tenemos un 25 por ciento de la cuota de mercado. Y en León como en Valladolid tenemos la misma vocación de liderazgo. Pero ojo, de ser la entidad mayor de cercanía. No de las grandes cifras y negocios. No, no. Claro que nos metemos en esas cosas, pero primero la gente. Lo cercano. Mezclarnos con la sociedad. Que nuestros hombres conozcan a sus clientes por nombre y apellidos, que le ofrezcan todos los productos que tenemos como cualquier otro banco con su sede social a miles de kilómetros de distancia. Fuimos la financiación del campo, no desperdiciamos ese mercado que nos supone el 20 por ciento de nuestro volumen de negocio. Pero ahora el 80 por ciento restante es multisectorial. Estamos en todo tipo de negocios.

Cipriano García dtor geral Caja Rural

 

P. Su perfil está claro. Pero ¿también el de sus clientes?

R. Sí. Es el profesional autónomo y el de la pyme fundamentalmente. España se sustenta sobre todo por los autónomos y las pequeñas y medianas empresas. Todas son necesarias. Pero lo macro, no lo intentamos. Tal y como está la economía del mundo perderíamos nuestra filosofía, nuestra identidad si nos abriéramos a esas dimensiones. Sencillamente, desapareceríamos. Hay un sitio para lo pequeño. El nuestro. ¿Confiaría usted sus ahorros, su préstamos a alguien que ni siquiera le conoce, ni vive en su localidad, ni siente, ni padece los problemas de su provincia? Nosotros revertimos todo en la gente y el lugar de donde se obtiene. Otros sin embargo a penas dejan unos puestos de trabajo y una serie de operaciones donde el mayor porcentaje del beneficio no redundará en el lugar donde lo obtienen. Hasta fijamos población, algo tan importante en Zamora o en León.

P. Para los amantes de las cifras. Háganos una radiografía de Caja Rural

R. Nuestro volumen de negocio en año pasado alcanzó los 2.500 millones de euros, de los cuales aproximadamente la mitad eran pasivo, 1.200 millones de euros. Somos proclives a la inversión, por lo que se ha reconvertido un grupo de 1.000 millones en activo. Si atendemos a los ratios de eficiencia, estamos en el 38% de los más altos de España. Nuestros consejeros no cobran, como tampoco se permite emplear a hijos entre nuestros empleados. Tenemos un código ético austero. Ello permite que la seriedad y la sinceridad en los procesos de selección sean máximas. Nuestra mora es de nueve a diez por debajo de la media. En este año obtendremos, datos que tendremos en febrero, entre 400 a 700 millones de beneficios…

P. Me está dejando asombrado. ¿Pero trabajadores y oficinas?

R. En total la plantilla supera ampliamente los dos centenares, creo que 235. Pero si le soy sincero, cada vez veo más gente. Cosa que me alegra. En cuanto a sucursales, 90. En León tenemos tres urbanas y diez más en cabeceras comarcales, en la zona del Bierzo hemos abierto dos en Ponferrada, donde destaco esa nueva sede central y otra en la cercana localidad de Camponaraya. En líneas generales diré que tenemos convenios de formación con las principales universidades de la zona. De ahí sacamos a becarios en prácticas. Los propios compañeros los evalúan y algunos son los seleccionados para quedarse. Nuestra plantilla es gente joven, muy preparada y nos gusta que vivan y se mezclen con la gente donde trabajan. Ser uno de ellos y conocer sus necesidades.

Termina la amena charla hablando de lo asentada que está la marca Caja Rural en Astorga y sus comarcas. En las muchas esperanzas depositadas en el Bierzo donde, a pesar de las crisis, “son gente emprendedora que no sabe estar quieta. Saldrán adelante”, nos dice Cipriano García mientras nos levantamos para despedirnos.

 

 

 

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