DA No suele sufrir adversidades meteorológicas La Borriquilla en su recorrido por las calles astorganas. La Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén suele gozar de jornadas amables en lo que al clima se refiere, pero pocas veces había disfrutado de una mañana casi veraniega como la de este Domingo de Ramos. Algo que ha sacado a las calles de Astorga a cientos de personas.
La talla realizada por Ángel Rodríguez y José Puente en Santiago de Compostela entre los años 1944 y 1955 partía a primera hora de la mañana de la parroquia de Rectivía. No pareció afectar el cambio de hora a la afluencia de espectadores. Las calles de la Ciudad Monumental estaban repletas. A las once y media, en una plaza mayor abarrotada, el obispo bendecía los ramos y palmas. Después, la comitiva se dirigía a la catedral para la misa. El pendón de la hermandad anfitriona abría el cortejo, ochenta y seis braceros soportaban el peso de La Borriquilla, pero, como suele ser habitual, los que más llamaban la atención eran los niños y niñas vestidos con tocados al modo hebreo. Sin incidentes y con rostros de satisfacción cerraba la procesión uno de los cortejos que más fervor despiertan de la Semana Santa de la ciudad.