Decenas de personas asistieron hoy a la iglesia de Santa María de La Bañeza para dar el último adiós a Isidro Gabino San Martín, el agente de la Policía Nacional fallecido el pasado viernes en un atentado en Kabul (Afganistán). Después del funeral de Estado celebrado ayer en Madrid, los vecinos de la localidad bañezana, de la que era natural, se volcaron en un emotivo funeral en el que también estuvieron presentes decenas de agentes de la Policía Nacional.
Fueron precisamente sus compañeros, llegados en esta ocasión desde León, Valladolid y Madrid, quienes hicieron un largo pasillo para recibir a la comitiva fúnebre en una plaza Mayor de La Bañeza que enmudeció durante un largo periodo, un silencio que solo se rompió con el atronador silencio de las campanas y los aplausos de los muchos ciudadanos allí presentes.
Sus compañeros de la Unidad de Oviedo, a la que pertenecía la víctima, especialmente emocionados y afectados, recibieron y portaron el féretro hasta el interior de la iglesia, que se quedó pequeña para el funeral. Tras ellos estuvieron presentes las autoridades como la delegada del Gobierno en Castilla y León, María José Salgueiro, la vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Rosa Valdeón, el alcalde de La Bañeza, José Miguel Palazuelo y otras autoridades locales y provinciales, además de representantes de las diferentes fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado.
El vicario de la Diócesis de Astorga, Marcos Lobato, fue el encargado de oficiar la eucaristía, donde elogió el trabajo de los dos agentes fallecidos en el atentado, quienes se encontraban en una misión “por honrar la paz de los hombres”. En relación al agente leonés, el vicario lo recordó como un “valiente servidor de nuestra propia seguridad y del Estado” que, junto con su otro compañero fallecido “buscaban la paz y encontraron la guerra, lucharon por la libertad y fueron víctimas de los tiranos, enseñaban a otros y lo pagaron con la muerte”.
El vicario lamentó el “vil atentado” que acabó con la vida de estos dos agentes en un acto que “ofende a Dios, repugna a la razón y enfrenta a los pueblos”, por lo que se preguntó por el valor de la vida así como “dónde quedan los imperativos de la justicia de la libertad en estas actuaciones diabólicas”. Y aunque estimó que hoy existen “fórmulas mágicas” para llenar el vacío de la muerte de un ser querido, abogó por buscar una esperanza ante una muerte que “tiene sentido si junto a ella se anuncia también la vida”, finalizó.
Una vez finalizado el funeral, en el que fueron constantes las muestras de dolor pero también de cariño hacia los familiares de la víctima, se dio paso a una celebración estrictamente familiar en la que se incineraron los restos del agente de la Policía Nacional fallecido.