La Asociación Española del Girasol (AEG) prevé que la superficie de girasol en España se reduzca esta campaña en torno a un 9% respecto a 2022, a pesar de lo que cual será superior a la de 2021 en un 25%, pudiendo rondar las 780-800.000 has.
El presidente de AEG, Juan Fernández, señala que “no hay duda de que 2022 fue un mal año agronómico que afectó también a las multiplicaciones de semilla. Estas se calculan con mucha precisión y no suele haber margen para demasiada flexibilidad debido a su complejidad, y los años de anticipación que requiere el proceso de obtención de un híbrido (3 años desde la multiplicación de la semilla prebase, un año después la base, y el tercero para la obtención de la semilla híbrida)”.
Además, hay otros condicionantes, como la política rusa de entorpecer la entrada de semilla europea o la amplia zona en guerra en Ucrania, que “con toda seguridad limitarán la escasez de semilla ya que ésta se redistribuirá hacia los agricultores europeos”, apuntó Fernández.
En cuanto a los precios de semilla, hay que decir que las empresas semillitas también han experimentado un fuerte incremento de los costes de producción, tanto por el aumento de precios de todos los insumos (fertilización, tratamientos y demás) como por la sequía que hizo que se consumiera más agua de riego, y sobre todo el fuerte precio que tenía el girasol de grano, con el que se compite al arrendar las parcelas. “Hay que tener en cuenta que los contratos se firmaron referenciados al precio muy alto al que se encontraba en la época de siembra. Además, la falta de parcelas de riego ha provocado que hubiera que ir a buscarlas más lejos de los centros de procesado, incrementando también los costes de transporte”, indica el presidente de AEG.
Sería lógico esperar que todo esto repercuta en los costes de la semilla al agricultor en 2023 pudiendo ser un 25-30% mayor que en la pasada campaña. Y en cuanto a la disponibilidad, “si bien podría ser que en determinadas variedades no se hubiera llegado al objetivo de producción, en general sí que habrá disponibilidad de semilla suficiente y de genéticas adaptadas a nuestras condiciones”, apostilla Juan Fernández.