Una vez más tras un invierno poco lluvioso aparece la amenaza de la sequía, ya ahora al inicio de la primavera… ¿Cómo regaremos en verano? ¿Cuándo empezarán las restricciones de agua para el consumo doméstico? Estas preguntas empiezan a estar en boca de todos, al menos en esta parte de España.
La búsqueda del agua subterránea es una labor tan vieja como la Humanidad y la utilización de “varitas mágicas”, (que utilizan los zahoríes) para encontrarla es una “técnica” que ya se practicaba hace miles de años y que curiosamente aún se sigue utilizando y con profusión en la actualidad. ¿Qué credibilidad científica tiene este método?. Pues debo decir del modo más rotundo que ABSOLUTAMENTE NINGUNA. He utilizado deliberadamente la expresión “varita mágica”; porque en efecto desde una perspectiva racional y científica suponer que los métodos de los zahoríes y sus teorías sobre la circulación del agua en el subsuelo son correctas, es como decir que la catedral de León está en Zaragoza.
El análisis científico (es decir con base física, matemática y geológica principalmente) del proceso de acumulación, circulación y eventual extracción de agua del subsuelo forma parte de una disciplina más de las llamadas Ciencias de la Tierra : la HIDROGEOLOGÍA, que se imparte en muchas universidades del mundo desarrollado. Serían necesarios muchísimos artículos como este para poder explicar al público en general los contenidos de un curso o un cursillo de Hidrogeología y además para entender esas explicaciones es absolutamente necesario que el lector posea ciertos conocimientos previos de física, matemáticas y geología. Por ello me limitaré a decir que actualmente hay muchos modos de tener acceso a libros, apuntes, artículos… que nos hablan del modo racional y científico de buscar agua bajo el suelo.
También añadiré que como en otras parcelas del conocimiento humano; ese caudal de conocimientos que hoy se pueden ver en los libros y apuntes precitados, es resultado de múltiples estudios, análisis e investigaciones que sobre todo desde el siglo XVII, han realizado personajes considerados en todo el mundo desarrollado, como investigadores de reconocido prestigio y que por ello siguen aún siendo célebres muchos años después de haberse conocido sus estudios. Me refiero a Bernouille, Laplace, Halley, Mariotte, Perrault, Darcy, Dupuit, Thiem, Theis, Jacob, Thornthwaite…, entre otros muchos.
Es imposible explicar en un artículo corto como este el modo racional y científico de buscar agua subterránea. Hay que utilizar, como ya he dicho, una serie de conocimientos más o menos avanzados de geología, física y matemáticas; que no siempre tiene el ciudadano corriente.
Se puede argumentar que quizá todos los citados investigadores a pesar de su fama, a pesar de que sus enseñanzas han sido analizadas, estudiadas y sometidas a prueba en infinidad de casos; pueden estar equivocados. Pero la probabilidad de que eso suceda es ínfima. Ello supondría que universidades y otros centros de estudio e investigación del Mundo desarrollado, están equivocados. Puestos en esa tesitura también se podrían poner en tela de juicio las enseñanzas de Einstein o de Newton, que han sido analizadas, estudiadas y sometidas a prueba infinidad de veces. Por ello lo más razonable es suponer que las técnicas de los zahoríes, parecen acertadas; sólo porque generalmente no se someten a pruebas de control rigurosas.
En cualquier caso yo que he analizado y estudiado con bastante detalle toda esta problemática, entiendo que a muchas personas eso de buscar aguas subterráneas siguiendo esos antiquísimos métodos que utilizan los zahoríes; (y que incluso a veces se explican en los medios de comunicación), les convenzan porque aparentemente,… repito aparentemente parecen aceptables,….si no se tiene unos conocimientos básicos de hidrogeología. En cualquier caso , yo creo sin ninguna duda que no es razonable fiarse de esos métodos de los zahoríes; aunque lógicamente la suerte o la casualidad están siempre presentes en todas las facetas de la vida cotidiana. No obstante de este tema hablaré en el próximo artículo. De momento con lo dicho es suficiente.