Kairos

 

Kairós es una obra social tan desconocida por la mayoría de nosotros, como efectiva y admirable. Kairós es una realidad instalada en una animada y próspera ciudad Europea. En Kairós conviven los pensamientos y creencias más antagónicas, las culturas más distorsionadas, las vidas truncadas por la perversidad de mafias que utilizan y denigran a un igual, como el peor de los deshechos. Terrorismo con trata de mujeres a las que explotan y utilizan como instrumento sexual, obligándolas a prostituirse en calles y carreteras. En Kairós, en esa moderna y competitiva ciudad Europea del siglo XXI, conocí nueve historias reales. Las de nueve nigerianas que tuvieron la desgracia de nacer con una vida muerta y condicionada por las imposiciones de un explotador. Como suele ocurrir en estos casos, las engañaron prometiendo dar sentido a sus sueños, a un precio muy elevado en lo material,  e indescriptible en lo personal.

Pero a estas mujeres se les abrió la puerta de Kairós, como el oasis en el desierto, ese que ellas mismas tuvieron que atravesar para llegar al viejo continente y donde vieron morir a compañeras y hermanas. Cada cual con la vida más difícil que la anterior, y todas juntas, las nueve de Kairós, rehaciendo ahora su vida, o mejor dicho, volviendo a nacer a la dignidad que les arrebataron, gracias a la labor de este centro de acogida atendido por cuatro religiosas, que con sutil profesionalidad y dilatada experiencia en el trabajo de esta severa realidad, logran que estas muchachas, de no más de 31 años, aprendan el idioma, un trabajo y a desenvolverse en la sociedad con autonomía.

El día a día, tiene la rutina de cada familia, organizar las cosas de la casa, repartirse las tareas, escuela y resto de aprendizaje del programa de la Comunidad, en el que se incluyen salidas de ocio algunas horas los fines de semana y elaboración de comidas típicas de sus países que comparten en hermandad y cada día todas juntas: religiosas, voluntarias, educadoras y mujeres acogidas en torno a una humilde, pero sobria e ilusionante mesa, que se hace todavía más inmensa, al escuchar las bendiciones, que cada día entonan, con esa voz desgarrada, cada una de ellas.

Y en los platos, comida que entregan particulares, empresas y otros colectivos que colaboran con este programa de Kairós, donde estas mujeres aprovechan la segunda oportunidad que les da la vida. La entrada en el programa es complicada, igual que todo el proceso gestionado por las propias adoratrices, que se encargan de obtener la legalidad de los papeles de estas chicas, y poner en marcha todo el proceso de denuncia a los explotadores, que han utilizado nombres y huellas dactilares falsas para introducirlas en el país.  Kairós,  significa en griego “en el momento oportuno”, ese momento adecuado para retomar un futuro, un tiempo para encontrar la esperanza. Dijo el sabio, que la utilidad más importante de nuestra vida es emplearla en algo que dure más que ella, y en Kairós, con años de experiencia reinsertando a estas mujeres explotadas de todas las nacionalidades, lo han conseguido.

 

 

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