A partir de las 18 horas de la tarde, el Jardín de la Sinagoga se llenaba de niños. No venían a otra cosa que a disfrutar de la forma que lo hacían antes, en los ‘Juegos del ayer’. Por eso se podía ver a chavales con zancos o jugando a la rana hasta que la lluvia aguó la fiesta. Aún así, durante toda la tarde lo más pequeños jugaron de una manera diferente.
