El leonés Juan Pedro Aparicio compartió este miércoles con el alcalde de Astorga, Arsenio García, y los alumnos del Instituto y la Universidad de la Experiencia. la historia e importancia de los Decreta de 1188, que convierten al antiguo Reino de León en Cuna del Parlamentarismo. “Ha sido un episodio oscurecido que muchas veces no se nos atribuye a los leoneses y sobre el que han trabajado varios historiadores”, explica Aparicio.
“Conmemoramos este mes de junio, con una representación de los colegios y el instituto, las antiguas Cortes de León. En los Decreta Regia se dio por primera vez voz al pueblo, algo por primera vez hecho en toda Europa y que tuvo lugar en León. Algo muy importante que, a través de la concejalía de Cultura y Educación, queremos dar a conocer a nuestros colegios”, amplió el regidor. García recordó que Astorga fue durante la Edad Media la segunda capital del antiguo Reino de León.
El Ayuntamiento hizo entrega este miércoles a los centros educativos de una carpeta conmemorativa con escritos de Juan Pedro Aparicio y José María Merino y una historia escrita por el periodista astorgano Alejandro García Nistal, editor de ASTORGA DIGITAL, incluido en el libro Historias del viejo reino, una colaboración junto al historiador y actual alcalde de Astorga, Arsenio García.
Juan Pedro Aparicio recordó que en los últimos años se ha puesto de relieve “la importancia de los Decreta” y explicó que “no ha sido algo que la historia de España haya acogido con entusiasmo y algo que muchas veces ni siquiera se nos atribuye a los leoneses”. En su exposición, Aparicio habló del trabajo de investigación del historiador Julio González, catedrático de la Universidad Complutense y la Universidad de Sevilla quien publicó la historia de Fernando II y Alfonso IX.
El escritor expuso que los Decreta de 1188 son el “embrión” de los Derechos del Hombre, pues incluyen el reconocimiento del habeas corpus y una asamblea en la que aparece el pueblo llano. “En aquella época la sociedad estamental se dividía en aristocracia, clero y pueblo llano, dos castas privilegiadas y una que no lo era que trabajaba y pagaba tributos y sobre la que recaía el peso de la sociedad y no tenía respresentación. A raíz de los Decreta, aparece un elemento nuevo, la democracia representativa en la que las ciudades eligen al representante que acude a la curia plena. Es algo tan fantástico y exitoso que lo hereda el resto del mundo”.