Juan López Cancelada nació en 1765 en Cancela de Aguiar, en el municipio de Sobrado, en la comarca leonesa del Bierzo. De hecho, su segundo apellido lo tomó del pueblo que le vio nacer. En su adolescencia se mudó a La Bañeza para iniciarse en los negocios, y desde allí se trasladó a Cádiz, donde vivió algunos años continuando con su profesión mercantil. Sin embargo fue a los 24 años cuando saltó ‘el charco’ y se trasladó a la Nueva España, comenzando su carrera de periodista y al tiempo una vida de aventuras, algunas buenas y otras no tanto.
El virreinato de Nueva España fue una entidad territorial integrante del Imperio español, establecida en gran parte de América del Norte por la Monarquía Hispánica durante la colonización española de América, entre los siglos XVI y XIX. Además de buena parte de México, ocupó los territorios de varios estados actuales de EEUU, entre otros California, Nuevo México, Texas y Florida, y países como Filipinas, Cuba o Puerto Rico. Así, los siglos XVIII y XIX, en los que vivió López Cancelada, constituyeron una época de cambios y de reorganización de fronteras, de luchas por el territorio, de movimientos independentistas y soberanistas, estos últimos apoyados siempre por el berciano.
Desde principios del siglo XIX, el virreinato cayó en crisis, con el agravante de la Guerra de la Independencia Española, provocando la crisis política de México de 1808, que acabó con el gobierno de José de Iturrigaray y, más adelante, dio pie a la Conjura de Valladolid y la conspiración de Querétaro. Esta última fue el antecedente directo de la guerra de independencia mexicana, la que, al concluir en 1821, desintegró el virreinato y dio paso al Primer Imperio Mexicano, en el que finalmente se coronaría Agustín de Iturbide. En 1835 España reconocía la independencia de México.
Del Bierzo a México
Cancelada no realizó ningún estudio de importancia, más allá de la formación que recibió en el Bierzo en su infancia y en La Bañeza en su adolescencia, pero fue todo un autodidacta y llegó a manejar con soltura no solo los números y la pluma sino también varios idiomas como el francés, el inglés y el portugués.
Llegado a la Nueva España, entabló amistad con el virrey marqués de Branciforte, quien le encargó algunos trabajos, entre ellos el control de la correspondencia de los franceses en el territorio de ultramar, de los que el marqués desconfiaba. Según diversos autores, Cancelada no habría sido el primer miembro de su familia en llegar al continente americano; de hecho, alguno de sus parientes podría haber propiciado su acercamiento a Branciforte. Así lo destaca Jesús Paniagua en las notas de su edición de la Exposición Sucinta y Sencilla de la provincia de Nuevo México, escrita por Cancelada y el diputado Pedro Baptista Pino.
Entre sus enemigos destacó Fray Servando Teresa de Mier, quien puso un gran empeño en desacreditar al berciano en varias de sus obras, como en su Historia de la Revolución de la Nueva España, en la que se hacía eco de sus “groserías y desvergüenzas”.
Después de varios viajes, López Cancelada se asentó en la localidad de Silao, en el estado de Guanajuato, donde se casó en 1789 con una viuda, de la que se separó un año después. En 1800 el matrimonio pidió el divorcio. Los problemas económicos y la falta de entendimiento en los asuntos comerciales a los que ambos se dedicaban estuvieron detrás de esta decisión.
La Gazeta de México
A continuación se instaló en la ciudad de México, capital del virreinato, asociándose con el dueño de La Gazeta de México, medio que con Cancelada pasó de editarse de una vez al mes a dos por semana, tal y como explica Andrés Rodríguez Díez en su Biografía de Juan López Cancelada, publicada en la Revista del Instituto de Estudios Bercianos.
La Gazeta -continúa Rodríguez- era por aquel entonces, 1905, el único periódico autorizado a dar noticias oficiales, lo que enfrentó a Cancelada con la publicación de más de tirada, el Diario de México, un medio que el berciano consideraba independentista y contra el que a menudo usaba su afilada pluma. Cancela consiguió incluso que el virreinato suspendiera temporalmente la publicación del diario y lo tuviera controlado hasta 1817. Además de La Gazeta de México, en 1809 inició la publicación durante dos años del Correo Semanario Político y Mercantil.
Altercado con la Inquisición
Cancelada siempre estuvo muy preocupado por la defensa de los territorios de España en ultramar si bien ello no significó que defendiera la política española en todo momento. Así sucedió cuando se posicionó contra Manuel Godoy. En 1806 tuvo un destacado altercado con la Inquisición al defender la decisión de Napoleón de restaurar el Gran Sanedrín de los judíos, un problema que se solucionó después de que Cancelada alegará ante el tribunal eclesiástico, como ya había hecho una primera vez -en esa ocasión por un artículo que escribió a su llegada al Nuevo Mundo- “ignorancia” sobre lo escrito.
Su patriotismo le llevó en 1808 a un enfrentamiento con el virrey Iturrigaray (quien estaba detrás de algunos escritos de Fray Servando Teresa de Mier y que había llegado al cargo gracias a Godoy), que había comenzado a frecuentar círculos independentistas. El berciano incluso publicó la falsa noticia del retorno de Fernando VII a España, de la que se desdijo al día siguiente, lo que no evitó que fuera desterrado a Valladolid de Michoacán, un castigo que se le levantó un tiempo después tras la intermediación de la virreina, si bien, una vez de nuevo en la ciudad de México, se le prohibió entrar en los cafés de la ciudad, “verdaderos mentideros políticos”, explica Andrés Rodríguez.
La deportación a España
Después de la caída de Iturrigaray y en medio de sus continuas críticas y enfrentamientos al virreinato, Cancelada fue finalmente deportado a España tras confiscarle La Gazeta. De regreso a Cádiz puso en marcha El Telégrafo Americano. En 1810 fue exculpado de las acusaciones que se le habían hecho en México, e incluso la Regencia se manifestó a favor de devolverle La Gazeta. Pero Cancelada ya no regresó a tierras americanas pues la reapertura del periódico ya no tenía sentido al haber perdido la exclusividad de las noticias oficiales y al haber abierto su socio otro semanario.
No obstante, “su actividad en Cádiz resultó casi febril contra muchas de las pretensiones de los diputados americanos, especialmente los de la Nueva España, exceptuando al de Nuevo México, Pedro Baptista Pino”, destaca el profesor Rodríguez. Y es que el berciano fue el azote de los diputados americanos independentistas. En 1810 se discutió en las Cortes una proposición suya sobre la igualdad de todos los españoles, que básicamente pretendía conciliar los intereses de los indios -protagonistas de varios levantamientos- con los hacendados, los criollos, lo que suponía de facto que estos últimos perdieran territorios. La propuesta no salió adelante si bien Cancelada dejaría por escrito que los grandes terratenientes no dejaban fundar pueblos a los indios y que los expulsaban de sus tierras, pese a que buena parte no estaban cultivadas.
Funcionario en León
López Cancelada fue un defensor de Fernando VII en su época mexicana aunque a su regreso a Cádiz abrazó las ideas liberales si bien siempre creyó que la llegada del monarca sería buena para España. Pero, coronado Fernando VII, solo consiguió un puesto de funcionario de crédito público en León, adonde se trasladó en 1814, siendo denunciado un año después por malversación de fondos. Posteriormente la acusación se demostró falsa. Aún así, pasó dos años en la cárcel, regresando en 1818 a su puesto.
Interés por la minería
En 1820, con el Trienio Liberal, fue elector del Ayuntamiento de León para posteriormente volver a Cádiz, editando el periódico Comercio de los Dos Mundos, donde publicó una serie de artículos sobre minería. Y es que su interés por la política fue yendo a menos al tiempo que el que sentía por la minería iba a más. En 1830, instalado en Madrid, tradujo la obra de Federico Sonneschmidt sobre minería. En esta obra realiza una bella descripción de la comarca del Bierzo. Por entonces ya era un anciano; años después moriría. Su olvidada historia comenzaba a conocerse más de siglo y medio después de su muerte, gracias a varios investigadores, entre ellos la historiadora mexicana Verónica Zagárate Toscano, autora de varios libros sobre el berciano, entre ellos Juan López Cancelada, vida y obra